La administradora de la Fundación Suma, Karen Zeolla, reconoció que la institución confeccionó balances pero no los presentó, que recaudó fondos por fuera del circuito que tiene montado para ello y que siempre, “cualquiera sea el monto de la donación, se emite recibo”. ¿Por qué no se emitió, entonces, por cada donación por casi 200 mil pesos que hicieron políticos, allegados y amigos a Gabriela Michetti a fines de 2015? Porque la administradora de Suma no sabía que existía ese dinero. Se enteró después del robo.

Sólo una vez Suma pidió colaboración económica por fuera del circuito institucional (gestiones ante empresas, bancos u otras ONG). La vicepresidenta y sus allegados, entre ellos el senador Federico Pinedo, hicieron algo que Suma desaconseja: recaudaron dinero en billetes. “Tratamos de que los aportes particulares no sean en efectivo y si son en efectivo, nosotros realizamos el depósito en el banco”, explicó ante el juez federal Ariel Lijo. “En la Fundación, el 98% de las donaciones están bancarizadas.” Cada vez que alguien realizaba una donación, Zeolla y sus colaboradores emitían recibo. “No hay ningún supuesto en el que no se entregue recibo”, dijo.

Podía ocurrir que alguien quisiera donar (o le pidieran) dinero en efectivo. Los aportes deben estar registrados. Es un requisito de transparencia que la ley exige a las fundaciones. Pero ante esa eventualidad, Suma tenía un mecanismo previsto. “Las donaciones en efectivo se realizan en la sede de la Fundación y tratamos que las reciba Fiorella Pisoni, que está en Administración, o yo.” Pero el dinero sustraído de la casa de Michetti la noche del balotaje presidencial no quedó registrado. “Como ese dinero nunca ingresó a la Fundación, no hubo registro. Si hubieran ingresado los aportes hubiéramos emitido los recibos. Cuando se extiende un recibo se deja constancia contablemente de ese dinero y posteriormente se bancariza, lo cual no ocurrió en este caso”, dijo.

Apenas treintañera, Zeolla conoce a Michetti desde hace 12 años y trabaja en Suma desde hace casi tres. Al principio gratis, y hoy con un sueldo bruto de 35 mil pesos mensuales.

Zeolla explicó que Suma confeccionó balances pero omitió presentarlos ante la Inspección General de Justicia (IGJ). “Las presentaciones de todos los estados contables las realicé en agosto de este año. Si bien los balances correspondientes a los ejercicios del 2011, 2012, 2013 y 2014 estaban confeccionados, no estaban presentados ante la IGJ”. El 17 de julio Tiempo reveló el robo a Michetti. Los balances se presentaron al mes siguiente.
Cuando el juez Lijo quiso saber “si en alguna otra oportunidad se ha solicitado colaboración a terceros ajenos a la administración de Suma para la recaudación de donaciones de dinero”, Zeolla no dudó: “No, no es una práctica que hacemos habitualmente, esta fue la primera vez que se hizo.”

Zeolla describió que al 30 de octubre de 2015 Suma contaba con $ 237.070,28,insuficientes para afrontar los gastos de la de gala anual ni sustentar los programas filantrópicos de la Fundación. La cena costó $ 850.354,30. Al dinero disponible había que sumarle, para cubrir los gastos, el equivalente a 408 concurrentes a la cena. Según la página de internet de Suma, fueron 700 personas, más “el apoyo de más de 50 empresas”. “Lo que sí sé fue que ese ingreso se concentró a fines de noviembre de 2015 y durante el mes de diciembre de ese mismo año”, contó. Es decir: ingresó dinero por la cena en diciembre, pero el evento ocurrió el 30 de noviembre. ¿Hubo comensales que pagaron para asistir a una cena que ya se había hecho?

Este año, no hubo gala para la recaudación de fondos. Por lo menos nada de eso se advierte ni en la página web de Suma ni en las redes sociales. Pero sí se puede observar un Mannequin Challenge, que incluso fue subido a la página de Youtube. «