Enviado especial. Desde Paris

El presidente Alberto Fernández comenzará desde mañana el segundo capítulo de la gira internacional que empezó este miércoles en Francia, donde participó del Foro de París por la Paz. En tres días tuvo seis encuentros con el anfitrión del encuentro, su par francés, Emmanuel Macron. El tramo diplomático que se avecina será en Bali, Indonesia, sede de la 17 cumbre de presidentes del G20, que estará enfocada en el impacto global de la guerra en Ucrania. Tal como sucedió en París, Fernández arribará como titular temporario de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) y pondrá a prueba las coincidencias que tejió con Macron para proponer un cese de las hostilidades entre Rusia y Ucrania.

El mandatario argentino encabezó su agenda parisina acompañado por el canciller, Santiago Cafiero, y este domingo, antes de partir para Indonesia, sumará al ministro de Economía, Sergio Massa, que despegó este sábado desde Buenos Aires. También se agrega al segundo tramo de la gira  el embajador en Washington Jorge Argüello, que es el sherpa argentino para el G20.

Fernández tiene dos bilaterales confirmadas. El martes a las 17.30 se reunirá con su par chino Xi Jinping. Una alta fuente confió que el temario es extenso, pero tiene un objetivo inicial: cerrar la ampliación del uso del swap con China por 700 millones de dólares para reforzar las reservas del Banco Central y obtener la devolución de los U$S 288 millones que Argentina ya puso para financiar la construcción de la represa Néstor Cepernic en Santa Cruz, con la expectativa de acelerar el crédito chino de U$S 4774 millones aprobado en 2014. Desde entonces el gigante asiático desembolsó 1350 millones, pero todo quedó frenado durante la administración de Mauricio Macri. Para evitar que se caiga la operación, Argentina ya puso 288 millones de billetes verdes y Fernández considera urgente resolver el reembolso. La respuesta de Jinping sobre los dos temas será el termómetro de esa bilateral.

Para el miércoles al mediodía se encontrará con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, en un escenario donde la mayoría de los países participantes buscarán debatir la redefinición de la arquitectura financiera internacional para afrontar las consecuencias de la pandemia y el impacto, sin freno, de la guerra en Ucrania.

El encuentro con Georgieva será en el marco de una ofensiva diplomática, apoyada por Macron, para insistir con la eliminación de las sobretasas que el organismo internacional le impone a los países que recibieron créditos extraordinarios que superan el nivel de endeudamiento permitido por la cuota parte establecida. Fernández estará junto a Massa en esta bilateral. Será el segundo intento luego del primer planteo que hizo a principios de año y fue rechazado por el directorio.

En esta oportunidad se enfocará en un tema directamente vinculado a los motivos de esta cumbre del G20. Le recordará a Georgieva que Ucrania también afronta el pago de sobretasas por los créditos extraordinarios que le otorgó el FMI, pero el final de esa pulseada sigue abierto, aunque en este round Francia pondrá en juego su respaldo. Tal como contó este diario, en el primero de los seis encuentros que mantuvieron en París, Macron le dijo a su par argentino que existen más chances de avanzar en esa negociación porque Argentina concluyó la renegociación de la deuda con el Club de París.

Todavía no hay confirmación oficial, pero Fernández también tiene previsto concretar tres bilaterales más. Si no median inconvenientes de último momento, se verá con el primer ministro de la India, Narendra Modi, con el canciller alemán, Olaf Scholz, y con el anfitrión del G20, el presidente de Indonesia Joko Widodo. Dentro de la hoja de ruta que maneja el presidente, el martes será el día con más rosca diplomática para Argentina. Luego de la reunión con Jinping, tiene previsto participar de otro encuentro para la hora del té. Será encabezado por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, para profundizar el anuncio que hizo el G7 en junio, desde Alemania, con el objetivo de implementar un plan de infraestructura e inversiones por 600.000 millones de dólares destinado a países de ingresos medios y bajos. Desde que los socios del grupo de los siete países más poderosos del mundo hicieron ese anuncio no hubo avances, pero podrían conocerse cuando el mandatario norteamercano se siente a tomar el té con sus pares de Indonesia, India, Alemania, Reino Unido, Japón, Sudáfrica, Corea, Canadá, la Comisión Europea y Argentina.

En ese elenco, Fernández será el único latinoamericano y lo hará en calidad de titular temporario de la CELAC. Lo mismo sucede con su par sudafricano Cyril Ramaphosa, que desde principios de año es el representante de la Unión Africana, un organismo continental que tiene el mismo nivel de articulación que la Celac.

Biden llega de otro modo a Bali. Este martes, por la tarde, se habrá cumplido una semana de las elecciones de medio término en Estados Unidos. Queda conocer el resultado de un Estado y de los votos emitidos desde el exterior, pero no se concretó la aplastante victoria que pronosticaban las encuestas a favor del Partido Republicano. Tampoco quedó empoderado el exmandatario Donald Trump, que estaba entusiasmado con un regreso expectante para pelear la sucesión de Biden. De acuerdo a las fuentes diplomáticas consultadas, casi todos los candidatos trumpistas quedaron perjudicados ante la ausencia de una victoria que deje a los demócratas fuera de juego. De estos comicios emergió el gobernador de Florida, Ron De Santis, como un posible candidato para pelear las próximas presidenciales que ya comenzó a confrontar con Trump.

Para los observadores internacionales no se trata de una situación irrelevante, porque el resultado encapsuló el peso del electorado republicano de Florida en la política exterior norteamericana. Hasta el martes pasado era uno de los frenos más difíciles de revertir para un giro de la política norteamericana hacia América Latina, pero con el veredicto del último «supermartes» Florida se encamina a ser un Estado republicano que podría liberarle las manos a Biden en un momento clave para la etapa que se avecina.