Gracias, señor presidente. En principio una mención al trabajo que realizamos entre las presidencias, me parece que fue muy interesante, muy importante en términos de debate respetuoso, democrático, de poder escuchar distintas posturas, y frente a la perspectiva que implica a la Comisión de Mujeres y Diversidad, una comisión nueva, una comisión que estamos estrenando y que se estrena también, entre otros debates, con el debate por la interrupción voluntaria del embarazo.

Podríamos plantearnos que hay dos clases de leyes. Las que vienen a instaurar prácticas, es decir que se anticipan a las demandas socialmente elaboradas y producen ciertos comportamientos o propician determinado marco de acción. Y las leyes que vienen a reconocer prácticas ya existentes, es decir que llegan para darle marco legal a algo que sucede en la sociedad y la ley entonces otorga una regulación, una protección y una garantía de derecho.

En el caso de la Interrupción Voluntaria del Embarazo estamos claramente frente a una ley que viene desde muy lejos para reconocer una práctica cotidiana de la sociedad. Una práctica que no la disuade la criminalización ni la clandestinidad. Una práctica que convive con nosotros y que, al ser clandestina, cercena dos grandes derechos: el acceso a la salud y el derecho a la libertad.

Es crucial conocer las estadísticas sobre aborto y las decisiones que llevan a una persona a abortar para no caer en facilismos ni difundir información falsa. Las personas que abortan en su mayoría ya son madres y son mayores de edad. En ningún país el aborto legal aumentó la cantidad de casos porque, como lo hemos dicho, la clandestinidad y la criminalización no detienen a nadie. Es tan fuerte y tan profunda la decisión de abortar que quien quiera hacerlo no se va a detener. El problema que tenemos que enfrentar es claramente de acceso a la salud y se refiere a garantizar las condiciones sanitarias en las que esa persona va a interrumpir su embarazo. Si el Estado no garantiza atención a través de la política pública entonces hay abandono y riesgo.

La ampliación de derechos es inevitable y se desprende de nuestra historia de victorias democráticas. Desde la ILE hasta la fertilización in vitro, desde la ley de divorcio hasta la ley de identidad de género, tenemos un linaje parlamentario y político en el cual se entrama la Interrupción Voluntaria del Embarazo. La historia está de nuestro lado. Hoy el aborto legal es disruptivo. Va a ser la ley más importante del regreso democrático. Y esa disrupción en los estereotipos y los mandatos sociales puede resultar sorpresiva. Lo es, claro que es un quiebre. Da espacio a un nuevo acontecer. Un nuevo contexto, pero también sabemos que el aborto legal va camino a ser un derecho político inalienable para las personas con capacidad de gestar. Ahí el otro derecho que la clandestinidad cercena.

El objeto de la Ley es regular el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo y la atención pre y post aborto. Me parece clave que podamos ubicar ese cuidado y ese acompañamiento por parte del Estado. Establece el derecho de las mujeres y personas con capacidad de gestar a requerir y acceder a información y atención de la IVE en los servicios de salud; requerir y recibir atención post aborto en los servicios del sistema de salud, sin perjuicio de que la decisión de abortar hubiera sido contraria a los casos legalmente habilitados y a prevenir los embarazos no intencionales mediante el acceso a la información y a métodos anticonceptivos eficaces.

Esta ley viene darnos soberanía sanitaria a través de una mirada transfeminista. Quiero centrarme en la transformación que implica para el sistema sanitario el transfmenismo. El aborto legal es un paso clave hacia un sistema sanitario y político para la multiplicidad de identidades y cuerpos. Hoy para este problema de salud pública tenemos estructuras en muchos casos viejas, binarias, que siguen hablando de varones y mujeres como si todo lo que no fuera la norma heterosexual no existiera. Esta ley que estamos informando reconoce que no solo las mujeres abortan. También lo hacen las lesbianas, masculinidades trans y personas intersex.

Otro punto clave de este proyecto refiere al acompañamiento pre y post aborto. Hay una pregunta simple y compleja a la vez que este proyecto retoma de forma implícita: ¿Lo querés tener? Una pregunta, una sola pregunta que han elaborado los equipos de salud territoriales (y hay que reconocer que buena parte de la redacción de esta ley se la debemos a esas experiencias de acompañamiento), puede desbaratar todo un destino prefabricado. Una pregunta que abre tiempo y espacio para pensar, para sentir y para definir. Miles de mujeres y personas con capacidad de gestar hubieran dado cualquier cosa a cambio de que alguien les pregunte: ¿Lo querés tener? Esa pregunta se encuentra en el centro del proyecto a través del acompañamiento, la información confiable y las instancias para fortalecer la decisión, cualquiera sea, de la persona embarazada.

Los procesos sociales viven más de un tiempo a la vez, esta ley está habitada por muchos tiempos: el de nuestras ancestras, el tiempo de la Campaña por el Aborto Legal, el tiempo de Lesbianas y Feministas por la descriminalización, el tiempo la América profunda que descubrió el uso del misoprostol, el tiempo incluso de quienes dejaron su vida en ir hacia la libertad.

Ahora sí la historia tendrá que contar con las mujeres, lesbianas y trans de Argentina, con las postergadas y luchadoras, que han decidido empezar a escribir ellas mismas, para siempre, su historia. Se les ve por las calles, multitudes organizadas, para tomar de una vez y para siempre sus derechos. Ahí afuera se les ve llevando sus banderas, sus consignas, sus pañuelos verdes como contraseñas, su fuerza transformadora, su forma de ser y estar a través de otros y otras. Y esa marea verde de soberanía y desobediencia, de justicias reclamadas, ya no parará más. Esa marea verde irá creciendo cada día que pase, porque la forman las mayorías, la forman quienes en su diversidad expresan la igualdad y quienes hacen andar las ruedas de la historia. Sabemos que va a ser ley. Ya lo estamos haciendo.

Por una Patria, Matria, más justa, integradora y honesta, y que se haga cargo de sus prácticas milenarias. Muchas gracias, señor presidente.

Intervención de la Diputada Mónica Macha en la Honorable Cámara de Diputadxs de la Nación, tratamiento en recinto y debate del proyecto de la “LEY DE REGULACIÓN DEL ACCESO A LA I.V.E. Y A LA ATENCIÓN POSTABORTO” – Discurso miembro informante – 10 de diciembre de 2020