Con más moderados que intransigentes, la última reunión de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio buscó enviar varias señales de tranquilidad luego de semanas de estado asambleario. Por decisión o azar, se concretó sin el expresidente Mauricio Macri y concluyó con la intención de abrir la alianza a nuevos socios a cambio de reformar la marca actual. El objetivo no asoma fácil para un conglomerado que ya cruje con los miembros que tiene, pero su lanzamiento les permite dar una vuelta de página, luego de explotar al máximo posible las denuncias contra el Gobierno por la negociación con el laboratorio Pfizer para la compra de vacunas. 

Hace cuatro meses la publicación en la revista The Lancet de los estudios de la vacuna Sputnik V jaqueó la estrategia de JxC de demoler la adquisición de ese fármaco ruso. Este martes el gerente general de Pfizer, Nicolás Vaquer, repitió de varias formas que la multinacional no recibió ningún ofrecimiento de coimas de parte de funcionarios argentinos y reconoció que la ley para comprarlas, así como fue aprobada, no sirve para continuar con la negociación. La norma fue redactada por el oficialismo y contó con el apoyo de JxC en el Congreso. Sus representantes ahora se despegan y ponen el foco en los tiempos de la negociación, pero dejarán en el olvido las denuncias fallidas que lanzó la titular del PRO, Patricia Bullrich, sobre el presunto pedido de coimas de funcionarios del gobierno a la multinacional. 

El tema surcó las últimas reuniones de la Mesa Nacional de JxC. Bullrich no tuvo el apoyo que reclamaron desde el entorno del expresidente cuando le llovieron críticas por la denuncia fallida. Por el contrario, recibió silencio, soledad y críticas de sus propios socios que le reclamaron prudencia y organicidad para preguntarle a sus pares los pasos que daba en forma inconsulta. El debate táctico sobre cómo explotar el tema Pfizer no sólo revela que existe una llamativa sintonía con algunos referentes de la alianza opositora. También expresa las tensiones electorales que bullen dentro del espacio, a partir de la pelea de fondo entre Rodríguez Larreta y Macri por el liderazgo del PRO, de la coalición y de las candidaturas de las presidenciales hasta 2023. 

La principal expresión en la actualidad de esa contienda es el punto que la Mesa Nacional sigue sin poder desanudar. Todos, con Macri incluído, están pendientes de la decisión que tome la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, que este martes por la noche se mostró en la foto de los asistentes al encuentro, a menos de dos pasos de Bullrich, su potencial antagonista. Vidal participó del encuentro y se fue a su casa a preparar las valijas para iniciar la minigira que realizará por Estados Unidos para afianzar sus planes presidenciales. 

Estará en Nueva York y Washington con una agenda hiperactiva, que incluirá una presentación en el Consejo de las Américas de la mano de la lobbysta demócrata Susan Segal. Durante el viaje seguirá recibiendo los pedidos de dirigentes larretistas y de otras latitudes del PRO para que acepte postularse por la Capital. Vidal dejó trascender que comunicará su decisión a fin de mes y la demora crispa a Bullrich. Antes de mostrarse juntas a favor de una eventual ampliación de la alianza, la exministra de Seguridad se quejó de la indefinición de la exgobernadora y dijo que no ayuda que se mude a la Ciudad. 

En el entorno de Vidal dicen que hay sólo dos posibilidades: que no se presente o que acepte ser candidata a diputada por la Capital. De esa definición depende buena parte de la convivencia interna del PRO y también en JxC. La trascendencia de esa decisión pasó a un provisorio segundo plano con la mención de una ampliación del espacio, aunque la inciativa tiene por ahora los pies de barro. 

En Buenos Aires el intendente de Vicente López, Jorge Macri, es la muestra cabal de las dificultades que tendrá el plan de ensanchar la alianza de derecha a eventuales aliados progresistas o libertarios. Un experimento que Rodriguez Larreta logró imponer en la mesa nacional de la alianza junto a su máximo aliado radical, el senador porteño Martín Lousteau. 

Ambos buscan proyectarlo a nivel federal luego de incluir al socialista Roy Cortina en el armado porteño de Cambiemos. Creen que eso se puede probar en Santa Fe y en otros distritos. Pero Macri, por el contrario, no está dispuesto a disputar las candidaturas ni con el extitular de la Cámara baja, Emilio Monzó, ni con el economista ultraliberal José Luis Espert, que ahora propone hacer una «gran interna anti K», luego de que un aportante de campaña fuera detenido en Neuquén investigado por «narcotráfico y lavado de dinero a gran escala». 

El primo presidencial es el titular del PRO bonaerense y reclama algo remoto: que Vidal se quede donde está, una instancia que la exgobernadora tiene casi descartada. Macri está dispuesto a que la lista la encabece la fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, con tal de evitar que desembarque en provincial el vicejefe de Gobierno porteño Diego Santilli. Nada de eso se condice con el interés nacional de abrirle las puestas a los libertarios en tierra bonaerense. 

Por ahora, los tejidos que no cierran en provincia, podrían prosperar en la Ciudad, con un puente abierto por Rodríbuez Larreta para el exministro de la alianza Ricardo López Murphy, referente de Republicanos Unidos, el espacio de derecha que reune dirigentes libertarios dentro el Frente Vamos. En las últimas presidenciales esas opciones reunieron el 5% de los votos y son una fuga por derecha de votos para JxC. 

El intento de apertura los tiene como destinatarios centrales y también busca darle entidad a la presencia de sectores del peronismo conservador, encarnados en el excandidato a vicepresidente Miguel Pichetto al frente del sello Peronismo Republicano. La apuesta a contar con todos adentro de la alianza podría forzar un cambio de nombre. La iniciativa fue propuesta en la mesa por Rodríguez Larreta, empeñado en ampliar Cambiemos para licuar el peso de los sectores más duros. Una fórmula que, por ahora, solo prosperó en la capital y que nace en medio de un tembladeral de tensiones internas, especialmente en el PRO.