La Cámara Federal porteña confirmó que la denuncia del difunto fiscal Alberto Nisman por presunto “encubrimiento” por parte del anterior gobierno a los iraníes acusados por la voladura de la AMIA es un tema cerrado. En realidad, lo era y con fuerza de “cosa juzgada” desde que primero el juez Daniel Rafecas, luego la propia Cámara y finalmente el fiscal ante la Cámara de Casación, Javier De Luca, coincidieran en que no había delito que investigar.

Al calor de los nuevos tiempos políticos, la justicia federal parió un intento de reabrir la investigación, no ya para esclarecer el atentado antijudío sino para avanzar contra la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y su canciller, Héctor Timerman.

El intento sufrió este martes un nuevo revés. La Sala Primera de la Cámara, con las firmas de los jueces Jorge Ballestero y Eduardo Freiler, ratificó que el tema está terminado.

Queda aún por delante otra instancia: la Cámara Federal de Casación Penal. En la oportunidad anterior el tribunal no llegó a pronunciarse porque pese a una maniobra para conseguir que no interviniera, el fiscal De Luca desistió de la apelación. No está claro el futuro del expediente si otro fiscal consiguiera intervenir ahora.

El fallo de la Cámara Federal despertó una indignada protesta en el ala más conservadora de la familia judicial. Sin eufemismos, el fiscal general Ricardo Sáenz publicó en su cuenta de Twitter: “La justicia que nos dejaron después de 12 años de régimen antirrepublicano volvió a rechazar la apertura de la denuncia de Nisman”. Así, insistió en instalar un peligroso concepto para el republicanismo que predica: si los jueces no fallan de acuerdo a lo que él supone que es correcto, entonces no hay justicia. Algo así como “la justicia es lo que yo digo”.

Otro fiscal general, Germán Moldes, había sido el factótum de este intento de reapertura de la denuncia de Nisman. Al postular la reapertura de un fallo firme –un innovativo concepto conocido como “cosa juzgada írrita”- Moldes había considerado que el cierre de la causa y la consecuente desestimación de la denuncia de Nisman “es nula, porque veda al Ministerio Público accionar para probar legalmente su hipótesis”. La frase está extraída del fallo firmado hoy por los camaristas Freiler y Ballestero. Es curioso: justamente hoy, Moldes desistió de apelar el sobreseimiento definitivo del actual titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, en la causa en la que estuvo procesado por presuntamente favorecer a un grupo de bancos con el cobro de comisiones por el denominado “megacanje” que intentó el ex presidente Fernando De la Rúa poco antes de salir eyectado en helicóptero de la Casa Rosada. Sturzenegger era funcionario del equipo de Domingo Cavallo. Asumió provisoriamente en el Banco Central porque estaba procesado por aquella operatoria; a mediados de julio pasado, es decir durante el actual gobierno. Fue sobreseído, pero la medida fue apelada. Moldes tenía tiempo hasta las 9.30 de este martes para sostener la apelación, pero la dejó caer. Sturzenegger hoy, definitivamente, está sobreseído por el megacanje. Y ciertamente sería un disparate que alguien invocara la «cosa juzgada írrita” para volver a involucrarlo en el expediente.

Así, en definitiva, funciona la justicia.

El fallo firmado sostiene que las discusiones que se intentaron reeditar para reabrir la causa fueron “ya zanjadas hace más de un año”.

Además, la resolución ataca el argumento central utilizado para el intento de reapertura: un diálogo entre Timerman y el ex titular de la DAIA, Guillermo Borger, en el que el ex canciller reconoce que la bomba en la AMIA la colocaron los iraníes.

Si ello fue así, el pacto con Irán, antes que negar esa circunstancia, propugnaba la creación de mecanismos (muy cuestionables, por cierto) para que los iraníes pudieran ser juzgados, según se desprende de su propia letra.

“No existe aspecto que pueda ser rescatado para admitir siquiera un viso de ilegalidad en las expresiones de Timerman”, replicó el fallo.

Leé el fallo completo: