Desde hace dos semanas Alberto Fernández lleva adelante un anuncio de gestión relacionado con el sector productivo casi a diario. En general lo hace al mediodía, ladeado de algún ministro o ministra y suma algún gobernador. El único anuncio por fuera de esa agenda fue la restitución del porcentaje por coparticipación de la ciudad a la Nación. Es que la pandemia y las idas y vueltas de la oposición parlamentaria desviaban la atención pública pero también la de la tarea de gobierno. El punto de inflexión, aseguran en la Rosada, fue el cierre de la negociación de la deuda con los bonistas. Desde entonces, Fernández se propuso priorizar -en el debate pero también en la ejecución- su propia agenda.

Ya lo había dicho cuando era candidato. El presidente repetía la metáfora mecánica de encender la economía. Pero con la llegada de la pandemia eso había quedado de lado. También insistía con la necesidad de trascender la grieta. Hasta que se cansó. No sólo de los desaires discursivos del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sino de sus intenciones aperturistas que desafían el consejo de la máxima autoridad sanitaria del país, Ginés González García. También causó hastío la intención de la oposición parlamentaria de tener poder de veto a la hora de establecer la agenda de proyectos de ley a discutir. Fue así que el oficialismo en el Congreso comenzó a debatir la iniciativa del aporte solidario de las grandes fortunas y el Ejecutivo emitió el decreto de declaración de servicio público de internet y telefonía. El presidente se corrió así de la agenda sanitaria, cuyo manejo y comunicación quedó en manos de los gobernadores. Sí mantiene un control sobre las medidas que se toman, supervisadas por González García y Santiago Cafiero.

Otro de los cambios importantes que se implementaron desde hace dos semanas es que salieron a la cancha otros jugadores y jugadoras a explicar medidas de gobierno pero también a sentar posición política. Y -cuando es necesario- mostrar un poco los dientes. Vilma Ibarra, Cecilia Todesca, Cafiero y Eduardo “Wado” De Pedro salieron a marcarle la cancha a la oposición, en particular después de la decisión de presidente en medio del levantamiento policial bonaerense de recuperar la coparticipación que Mauricio Macri le transfirió  a Rodríguez Larreta.

Esa jugada, que comenzó con los intendentes del PRO sentados detrás del presidente en Olivos, terminó de hilvanarse esta semana con el envío del proyecto de ley para regularizar los porcentajes y la asignación de partidas a la Ciudad de Buenos Aires, que deberá ser votado por los legisladores de todas la provincias, una forma de juntar consenso en contra del porteño afán de acaparar recursos. De esta manera, además de recuperar fondos, Fernández opuso a Larreta al resto del país con el objetivo ulterior de limitar sus intenciones presidencialistas.

En Casa Rosada enfatizan que al presidente no le gustó nada tener que establecer las medidas de restricción cambiaria que consideró “inevitables”, pero que, según explicó Cafiero, esperan que sean “transitorias”. Por lo pronto todos los mediodías se lo puede ver al Jefe de Estado en alguna fábrica o instalación industrial en donde hace algún anuncio sectorial pero también político. Si bien tienen poca repercusión en la prensa tradicional son representativos de los ejes de federalización, descentralización y producción, obsesión de Fernández desde antes de su asunción.

Fue así como se anunció el Plan de Infraestructura Regional que incluyó rutas y obras de agua y saneamiento en Chubut, Santa Fe, Tierra del Fuego y Tucumán; el plan Argentina Hace, que lleva adelante mirco obra pública con cooperativas cuya composición de género sea equitativa; la hidrovía del río Paraná que conecta con Paraguay para descentralizar la exportación de granos; la extensión del Plan Ahora 12 a servicios educativos, cuidado personal pero también para insumos para la construcción; el plan RodAr para compra de motos y bicicletas; y créditos a pymes destinados a renovar su capital de trabajo a tasa subsidiada. Otro de los programas que lanzó el gobierno fue el de financiamiento a proyectos productivos exportadores con el objetivo de diversificar las fuentes de ingreso de divisas, en una semana en la que tuvieron que ajustar aún más el cepo al dólar.

También, dentro del anuncio del Plan Satelital-que incluye lanzamiento del satélite Arsat  SG1 y el tendido de fibra óptica- se presenta como una forma de exportar servicios de conectividad y fuente de ingreso de divisas.

El propio presidente contó en una entrevista que fue el antropólogo y asesor presidencial Alejandro Grimson quien le sacó de la cabeza esa idea de ignorar las actitudes profundizadoras de la grieta, promovidas por la oposición y algunos sectores oficialistas. “El antiperonismo es constitutivo al peronismo”, dijo que le dijo su asesor. Pero las respuestas a Larreta y al propio Macri quedaron en manos de los ministros. Las críticas por la judicialización ante la Corte por la coparticipación o el descrédito a las medidas sanitarias, dos ejes que intentan instalar Larreta y Macri, son terreno de disputa que llevan adelante los ministros. Mientras tanto, el presidente se dedica a su agenda propia.