Alberto Fernández es porteño y se le nota. Él no lo oculta –no podría hacerlo– pero tampoco lo disimula, ni lo matiza. Eso sí, desde hace un tiempo le agregó a su condición de reconocido habitante y actor político de la Ciudad Autónoma un complemento que va en camino de convertirse en una definición central para la identidad de su (eventual) gobierno. «El más federal de los porteños», suele acotar. El primer paso para trasladar al plano de lo concreto su presentación es el reciente anuncio sobre la descentralización de la administración pública nacional y la presencia obligatoria del Gabinete, cada 30 días, a lo largo y ancho del país. «Democracia federal» es el eslogan elegido. El escenario de la noticia, no casualmente, fue Luján de Cuyo, provincia de Mendoza.

La idea de insuflarle a la mística de la administración entrante una impronta federal, hiperactiva, nómade y rotativa responde incluso a cierto clima de época. Ejemplos recientes muestran que los gobiernos de sesgo popular que llegan al poder a caballo de una crisis (económica y social) necesitan fortalecer y ampliar su legitimidad de origen con decisionismo, un buen radar para detectar demandas y sobre todo mucha presencia a lo largo del territorio. Las permanentes giras de trabajo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO para compatriotas y latinoamericanos) son un buen ejemplo de esto.

En la Argentina, la propuesta de establecer capitales alternativas en cada una de las 23 provincias y la vocación por ejercer un poder presuntamente menos vertical y más repartido con los gobernadores tiene una genealogía no tan reciente. Fue el fallecido exmandatario cordobés José Manuel de la Sota quien estrenó en su primera gobernación (1999-2003) la idea de rotar con su equipo por el territorio de la provincia y bendecir a otra ciudad –en su caso, Río Cuarto– como capital alternativa del distrito. 

Aquella iniciativa fue implementada por una ley sancionada en la Legislatura cordobesa (Ley 8780) y puesta en funcionamiento el 29 de julio de 1999. A través de esa norma se bendijo a Río Cuarto como «Capital Alterna» de la provincia de Córdoba. Veinte años más tarde, Fernández se inspiró en esa medida de De la Sota para diagramar un proyecto similar y que sea sustentable para aplicarse en todo el país.

El anuncio realizado desde la ciudad mendocina de Luján de Cuyo tuvo, por todo esto, un carácter reivindicatorio del dirigente más importante del peronismo cordobés post 1983. Tampoco fue casualidad que la hija del «Gallego», Natalia De la Sota, legisladora provincial electa, haya tenido un visible protagonismo en el acto.

En el equipo de Fernández deslizan que fue la propia Natalia quien, tras escuchar las constantes invocaciones al federalismo pronunciadas por el candidato, acercó una propuesta basada en la ley provincial de 1999 sobre «Río Cuarto, Capital Alterna». «La idea surge a partir de una conversación con Natalia (de la Sota). Entonces empezamos a ver cuáles eran las implicancias de hacer algo así a nivel nacional. Y tratar, de ese modo, de armar capitales alternativas. La primera funcionalidad sería que las reuniones de Gabinete se hagan ‘en territorio’, en las ciudades que se establecen ahí», confirmó en diálogo con Tiempo uno de los colaboradores más cercanos del candidato presidencial.

Como se sabe, el anuncio realizado la semana pasada establece que el elenco más cercano a Fernández (ministros y algunos secretarios de Estado), en caso de resultar electo, tendrá que viajar por el país para participar de reuniones de Gabinete ampliadas. Además de esos encuentros de trabajo se avanzará en la descentralización de dependencias estatales de Nación. «Eso se va a aplicar en especial con las áreas ligadas a la agenda productiva y de desarrollo económico. Por ejemplo, si vamos a Neuquén, quizá terminemos descentralizando el área de gas y petróleo o toda la Secretaría de Energía», detallaron a este diario desde el búnker «albertista» de la calle México, barrio porteño de San Telmo.

El proyecto de federalizar las estructuras no pretende de ningún modo el traslado forzoso de trabajadores del Estado o de empleados públicos nacionales. «No se prevé la migración de trabajadores sino que corre para la conformación de nuevos ámbitos», aclararon desde el entorno de Alberto F. No debe ser casualidad –de hecho, no lo es– que el mismo principio rector de descentralización y administración en movimiento constante esté bajo estudio de los colaboradores de Axel Kicillof en el caso de llegar a la gobernación. «Al igual que nuestra campaña, un eventual gobierno nuestro será un gobierno itinerante. Tanto Axel como quienes estén a cargo de las distintas carteras y de las distintas misiones de la provincia van a tener una fuerte presencia en el territorio. Eso está clarísimo. Hay que acercar La Plata a las regiones, que a veces quedan muy lejos», dijo en una entrevista con Tiempo (ver pagina 10) el coordinador de campaña de Kicillof, Carlos «Carli» Bianco.  «