La industria textil cayó un 25% entre enero y septiembre de 2016, y sufrió un derrumbe del 20 por ciento de las ventas minoristas, en el marco de un año marcado por la creciente pérdida del poder adquisitivo del salario y por la apertura de importaciones sustitutivas de la producción nacional.
El derrumbe de este sector particular causó 20 mil despidos y tiene perspectivas nefastas porque el 39% de las firmas prevé reducir su personal solamente en el tercer trimestre.

Así lo informó la Fundación ProTejer, que integran miembros de toda la cadena de valor sectorial, en el marco de la 12ª Convención de la Agro Industria Textil y de Indumentaria de Argentina Pro Textil 2016, que se desarrolla en Puerto Madero. La entidad informó que el uso de la capacidad instalada estará en el orden del 65%.

En ese contexto las empresas calculan que el 2016 “terminará con una pérdida de la participación de la producción nacional, llegando a abastecer únicamente un 45% del consumo nacional, en un mercado que se redujo en 75.000 toneladas”.

La apertura del encuentro empresario contó con presencias gubernamentales cuando menos llamativas. Asistieron la vicepresidenta, Gabriela Michetti, y el director de Aduanas, Juan José Gómez Centurión, dos funcionarios que afrontan sendas denuncias por supuestos actos de corrupción.
Sus intervenciones no estuvieron a la zaga. Pese a que le acababan de informar la pérdida de 20 mil empleos como consecuencia de la política de comercio exterior del macrismo, la segunda de Macri destacó “el papel clave de la industria textil en la generación de empleo”. A su turno, Gómez Centurión, quien todavía no fue sobreseído de sus cargos por irregularidades internas de la Aduana, prometió a los textiles que continuará “persiguiendo las prácticas que no estén de acuerdo a las normativas, custodiar la producción argentina y frenar el contrabando”.

Los funcionarios oyeron en platea preferencial los reclamos del titular de la fundación ProTejer y también alto directivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), Jorge Sorabilia, quien se las arregló para dar cuenta de la contundencia de la problemática textil sin perder el tono cordial respecto a los representantes oficiales.

“Hubo una mezcla explosiva: la caída de la demanda del consumo interno con el aumento de las importaciones. Eso generó recortes en las horas trabajadas, suspensiones y cesantías en algunas plantas”, sostuvo Sorabilla. El empresario estacó también una “desaceleración de las importaciones” en los últimos meses y alertó: “Estamos de acuerdo con que la Argentina necesita una economía integrada al mundo, pero para que esto resulte virtuoso, los empresarios argentinos debemos competir en igualdad de condiciones”.

Por medio de un comunicado, los textiles compararon que hace un año atrás la discusión principal era la baja de la rentabilidad y que el ingreso de producción extra fronteriza ocupaba el quinto puesto, mientras que hoy la primera razón de preocupación de los empresarios es la caída de las ventas con un ascenso de las importaciones al tercer puesto.

De esa manera, en la actualidad un 28,7% de las firmas consultadas acusó su temor por la caída de las ventas; un 21,8% señaló la disminución de la rentabilidad; un 17,6% destacó la competencia de los importados; un 16,5% lamentó retrasos en los pagos de los clientes, un 11,2% adujo otros problemas; y un 4,2% denunció un alto grado de evasión en la competencia.

Los consultados no tienen mejores expectativas. Un 72,4% de los consultados admitió que espera que sus ventas caerán en el tercer trimestre, a la par que más de la mitad tiene previsto disminuir el uso de sus instalaciones. Otro 39% planifica a su vez reducir su dotación de personal y dos de cada tres de las compañías del sector piensa reducir las horas de trabajo en el tercer cuarto del año.

Entre enero y septiembre ingresaron al país 23.400 toneladas más que en el mismo período de 2015, lo que equivale a un 15% por encima de ese período. ProTejer diferenció que el 89% de lo que ingresó se explica por la entrada efectiva que arrastró la aprobación de todas las DJAIs que estaban pendientes desde el año pasado. Con la entrada en vigencia del sistema SIMI, a partir de agosto también se observaron ingresos de mayores cantidades desde el exterior.

En el problema de las importaciones se destacó un crecimiento de productos terminados (un 26% los hilados, un 24% los tejidos planos, un 39,5% la confecciones para el hogar; y un 31% la ropa) y que a su vez creció un 52% el ingreso de productos que reemplazan la producción nacional.
Los principales países de origen son China, India y el Sudeste Asiático, alistó ProTejer, en el marco de “un proceso de reversión de la sustitución de importaciones alcanzada en los años previos”

Por otro lado las empresas señalaron que Argentina está entre los últimos países en el ranking de competitividad. Por esa razón reclamaron modificaciones en la carga tributaria sobre los procesos productivos, la infraestructura y el desarrollo del mercado financiero. También plantearon los costos de contratación de personal y de locación.

Por todo lo desarrollado, ProTejer reclamó la recuperación del mercado “perdido” a la vez que “avanzar en la competitividad sistémica del país”.

Denunciarán a jueces

El director ejecutivo de la Fundación Pro Tejer, Ariel Schale, denunció hoy que en la Argentina existen jueces que benefician con amparos a “operadores truchos” que “puentean la administración del comercio”, afectando directamente a la industrial textil nacional y a sus trabajadores. Aclaró que el sector está realizando un seguimiento de esos jueces para avanzar con todos los procedimientos legales necesarios ante el Congreso para conseguir el juicio político de los magistrados.

“Es injusto que jueces otorgan amparos a sociedades absolutamente truchas, con vidas empresariales de no más de seis u ocho meses que operan por decenas de millones de dólares, que puentean el control de la administración del comercio y destruyen puestos de trabajo y empresas de nuestro sector”, lamentó Schale.