El cuerpo de Santiago Maldonado llevaba al menos una semana en el agua cuando fue hallado el martes pasado en una orilla del río Chubut. ¿Sólo una semana? No hay certezas; si fue más tiempo (y en ese caso, cuánto más) surgirá de exámenes complementarios ordenados el mismo viernes por la noche. No hubo discrepancias entre los peritos: de momento, no es posible estimar con precisión cuándo ocurrió la muerte. 

Tampoco se pudo determinar todavía cómo murió. El cuerpo no tenía signos indubitables de asfixia por inmersión. Hay indicadores típicos del ahogamiento que no aparecen claramente. Es decir, no se puede descartar, pero tampoco asegurarlo, que haya muerto ahogado. Todo el cuerpo tenía agua, pero pudo ingresar estando Santiago vivo (intentando respirar voluntariamente o ya desvanecido) o por diferencia de presión una vez muerto. Para saberlo serán necesarios los análisis complementarios. 

La única certeza es que el cuerpo no tenía golpes ni lesiones. ¿Gendarmería queda al margen de una imputación? Ciertamente, no. Santiago Maldonado no sabía nadar y no tenía razones para cruzar un río (aun cuando fuera poco profundo) vestido, con una temperatura exterior de varios grados bajo cero y la de las aguas en un punto cercano al congelamiento. Está probado que un grupo de gendarmes llegó hasta el río pese a que la orden que tenían era despejar la Ruta 40, cosa que ya había ocurrido. En todo caso, Maldonado pudo ser víctima indirecta de una cacería y en ese contexto murió. El artículo 81 del Código Penal establece que «se impondrá reclusión de tres a seis años, o prisión de uno a tres años (…) al que, con el propósito de causar un daño en el cuerpo o en la salud, produjere la muerte de alguna persona, cuando el medio empleado no debía razonablemente ocasionar la muerte». En la jerga legal eso se llama «homicidio preterintencional». 

¿Podría aplicarse la figura del «homicidio agravado», tal como ocurrió con el caso de Ezequiel Demonty en 2002? El joven fue perseguido por policías federales y obligado a meterse al Riachuelo pese a que no sabía nadar. Apareció muerto varios días después. Los uniformados fueron condenados a la pena máxima que establece el Código. Las similitudes (y algunas diferencias) entre ambos casos saltan a la vista. 

Las manos del cadáver de Santiago Maldonado tenían prácticamente intactas las huellas dactilares. El juez Gustavo Lleral dijo en los primeros minutos del sábado que, además del reconocimiento visual de los familiares de Santiago Maldonado, se había constatado la identidad a través de «rastros papilares». ¿Eso significa que estuvo poco tiempo en el agua? Ciertamente, no. «La velocidad con la que una mano se desintegra en el agua depende de muchos factores. Uno de ellos es la temperatura del agua. Si está muy fría, se puede mantener intacta por mucho tiempo», explicó Allen Bayle, autor de un manual sobre las manos de los muertos que utiliza la policía de Reino Unido, según un trabajo citado por la cadena británica BBC. 

Uno de los puntos determinantes para saber qué le ocurrió a Santiago (y cómo, y cuándo llegó su cuerpo al lugar en el que fue hallado) es el estudio de las ropas y el calzado que vestía. El grado de deterioro y el cotejo de las rasgaduras con la escena en que fue encontrado serán un indicio fuerte. Porque la conclusión primaria indica que tenía al menos una semana en contacto con el agua, pero no necesariamente en el sitio en el que apareció el cadáver. El paraje acuático está a unos 100 metros en línea recta de un puesto de control mapuche, el cuerpo yacía boca abajo y podía ser divisado a simple vista, y el lugar es habitualmente transitado por integrantes de la comunidad, quienes aseguran que no estaba allí en los días previos. 

Los peritos que intervinieron el viernes en la autopsia (por disposición del juez, estuvieron presentes especialistas de prácticamente todas las disciplinas, forenses y no forenses) firmarán mañana, lunes, un primer informe oficial. De todos modos, sobre lo observado hasta ahora no hay discrepancias trascendentales. 

Si el cuerpo no tenía rastros de violencia (golpes, balazos o heridas cortantes) ni signos contundentes de asfixia por inmersión, ¿cómo murió Santiago Maldonado? 

Los expertos comenzaron a trabajar sobre la hipótesis de una parada cardíaca causada por un shock térmico. Existe una variante sofisticada que, sin llegar al congelamiento, puede causar la muerte. Se la conoce como «hidrocución» y es, en términos domésticos, una representación a escala de la sensación que experimenta un bañista cuando se arroja a una piscina en invierno. Cuando el agua fría toma contacto con el cuerpo a nivel de las vías respiratorias superiores causa una dificultad para el ingreso del aire que se traduce en falta de oxigenación hasta que los mecanismos del cuerpo compensan la situación. En aguas gélidas y con un cuadro de estrés como el que presuntamente atravesó Maldonado –quien además no estaba habituado a ese contacto con el río Chubut– pudo haberse producido un colapso que le causara el deceso. Es prematuro para afirmarlo; también para esto son necesarias comprobaciones adicionales que ya están en curso. El juez Lleral reconoció que todavía falta determinar la causa de la muerte y ello demandará unas dos semanas, tal vez algo menos. 

Por protocolo, también se realizarán los exámenes de ADN, aunque sean innecesarios ante la doble constatación positiva de la identidad de la víctima. 

Hay otras dos circunstancias que todavía no fueron esclarecidas y que no surgirán de la autopsia: ¿por qué el cuerpo apareció río arriba del lugar en el que se produjo el episodio de la persecución de los gendarmes en el interior del territorio mapuche? Santiago no pudo haber llegado, ni siquiera caminando en un cauce bajo, a ese lugar. Pero en el hipotético caso de que ello hubiera ocurrido, si huía de la Gendarmería en ese paraje debía estar más cerca de ponerse a salvo que de morir. ¿Cómo llegó hasta allí?, ¿vivo o muerto? 

Además, ¿por qué el teléfono celular de Maldonado se activó al día siguiente de su desaparición con una llamada comprobada de 22 segundos que alguien atendió pero no contestó? Si lo llevaba consigo debió aparecer (o desaparecer) en el río; si lo perdió en la huida, debió haber quedado en el trayecto. Sin embargo, se activó al día siguiente de la desaparición a muchos kilómetros de distancia. ¿Cómo llegó allí? 

Los apresuramientos mediáticos para despegar a la Gendarmería de la muerte de Santiago todavía no han podido dar respuestas a ambos interrogantes. 

Sí, en cambio, la ausencia de heridas en el cadáver permite descartar la disparatada versión sobre un crimen pasional cometido en venganza por una supuesta relación clandestina de Maldonado con la mujer de un líder mapuche. La vergonzante fábula, que denota el triste y peligroso momento que atraviesa la actividad periodística en la Argentina, fue lanzada y profusamente difundida por varios de los que se espantaron cuando se conocieron fotos reales de la vida social del difunto fiscal Alberto Nisman. «

Las claves

La autopsia reveló que el cuerpo de Santiago Maldonado estuvo al menos una semana en el agua. Y que no tenía lesiones. 

El juez pidió exámenes complementarios que ayudarán a conocer las causas de la muerte y cuándo se produjo. Estarán listos en dos semanas, quizá antes. 

Los peritos que participaron de la autopsia del viernes pasado firmarán mañana el primer documento oficial.