El centenario de la creación formal de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en el predio de Tecnópolis sirvió de marco para un “reencuentro” de la vicepresidenta Cristina Fernández con el primer mandatario, Alberto Fernández, luego de meses de contradicciones y enfrentamientos de diversa envergadura. CFK aprovechó la ocasión para resaltar un par de cuestiones centrales para el que fuera su gobierno y, programáticamente, para la coalición que conformó en 2019 con el objetivo de derrotar a Cambiemos.

Recordó que la estatización de la petrolera de bandera, de la que este viernes se cumplían diez años, «no fue una decisión dogmática» sino que se trató de «recuperar la soberanía hidrocarburífera para los argentinos». También señaló que la fundación de la primera empresa petrolera estatal del mundo fue obra de un decreto del entonces presidente Hipólito Yrigoyen, el primer mandatario de la UCR.

Luego se dio tiempo para mencionar que Tecnópolis se construyó a pesar del rechazo del entonces jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. “Ante la adversidad, pecho, coraje y vamos a hacer algo más y mejor”, resumió. De paso, recriminó a la compañía fabricante de los caños para el gasoducto desde Vaca Muerta, sin mencionarla, a “que traigan acá la línea de producción de chapa que tienen en Brasil”.

La expresidenta fue particularmente corrosiva al señalar que gobernar es administrar tensiones y recomendarle a Alberto F. que use la lapicera para hacerlo en favor de las grandes mayorías. Una chanza interna, recordando alguna frase que ya integra su catálogo personal en la que desmentía su influencia sobre el primer mandatario, al que de alguna manera ungió hace tres años cuando anunció la fórmula para enfrentar a Macri. “Es un país presidencialista, la lapicera la tiene siempre el presidente”, dijo esa vez.

Tal parece que en el oficialismo nunca las aguas están calmas del todo, por eso a pocas horas de esta entente dentro de la coalición de gobierno, durante este sábado una “filtración” de prensa removió las olas nuevamente. Se trató de un mensaje en un off un tanto inoportuno desde el Ministerio de Desarrollo Productivo. No es la primera vez que desde esa cartera se difunden mensajes similares para la prensa que luego resultan en campañas mediáticas. Tampoco es la primera vez que desde la vicepresidencia se reclama contra este tipo de acciones desde las sombras.

En concreto, el trascendido, como se lo llamaba en otras épocas, responsabilizaba al área de Integración Energética Argentina (IASA) designada a instancias de la vicepresidenta por la contratación de las cañerías de la discordia. Y desafiaba: “La lapicera la tienen que usar los funcionarios de Cristina, que fijaron las condiciones para darle la construcción de las cañerías del gasoducto de Vaca Muerta a Techint”.

La reacción de CFK no se hizo esperar. «Muy injusto y, sobre todo, muy doloroso que este tipo de ataques lo ejecuten funcionarios del propio gobierno», lamentó desde su cuenta de Twitter. «Lo peor de todo: sin dar la cara, en off, mintiendo y utilizando periodistas. Con errores y aciertos, siempre hablé y actué de frente», agregó.

Alberto F. se adosó al mensaje de CFK. «Es éticamente reprochable hablar en off en desmedro de otro», dijo. Tomó la lapicera y le pidió la renuncia a Matías Kulfas, el titular de Desarrollo Productivo.