Podría ser otro libro biográfico o crítico sobre “el argentino más importante de la historia mundial”, como suelen llamarlo los más enfáticos. El Papa Francisco, de él se trata, tiene a partir de esta semana otra obra que lo analiza, lo describe y, sobre todo, lo hace hablar. Se trata del flamante “Papa Francisco. Latinoamérica”, de reciente edición por Planeta, y que este martes fue presentado en la Universidad Metropolitana de la Educación y el Trabajo (UMET). Como lo adelanta el título, la particularidad de este libro es que su autor –el periodista Hernán Reyes Alcaide, corresponsal de la agencia Télam en el Vaticano y que acompaña regularmente a Francisco en cada viaje fuera de Italia- logró que el Pontífice expusiera sin reservas su mirada sobre la actualidad de América Latina. Una cuestión, vale decirlo, no exenta de complejidad, dado el giro a la derecha de la mayor parte de los países de la región.

La presentación, realizada en el auditorio del 8° piso de la UMET, reunió en el panel a un grupo de expositores con rasgos en común: eran allegados del propio Francisco, investigadores que dedicaron los últimos años a estudiar su pensamiento o especialistas en Relaciones Internacionales que leyeron todas sus biografías, autorizadas y no. Así, junto a Reyes Alcaide, se presentaron el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, muy cercano a Jorge Bergoglio; el ex embajador argentino en la Santa Sede, Eduardo Valdés, también de trato frecuente con el Papa; el abogado, escritor y ex canciller Rafael Bielsa; y la doctora en Teología Emilce Cuda, autora del libro “Para leer a Francisco. Teología, ética y política”, de editorial Manantial.

De 35 años, hijo de uruguayos establecidos en la Argentina, Reyes Alcaide mencionó algunos de los hitos del Papado de Francisco que reflejan las prioridades que mantuvo a lo largo de su trayectoria. El periodista mencionó dos ejemplos vinculados al ecumenismo o diálogo inter-religioso: el viaje del Papa de 2016 a Suecia, donde participó de la conmemoración de los 500 años de la Reforma Protestante de Martín Lutero, o la instalación de una Carpa por la Paz en Irak, montada en la Plaza de Mayo en marzo de 2003 por indicación del propio Bergoglio cuando aún era arzobispo de Buenos Aires. “Es imposible entender a Francisco sin conocer a Bergolio”, remarcó entonces Reyes Alcaide. “Francisco es un obispo muy cercano. Todo lo que hace lo muestra como un Papa muy escuchador”, agregó el autor.

En otro tramo de la charla, Reyes Alcaide nombró algunas de las lecturas que influyeron en el pensamiento del jefe de la Iglesia: el economista y dirigente político chileno Felipe Herrera, el intelectual uruguayo Alberto Methol Ferré, la filósofa argentina Amelia Podetti.

“Los trabajadores, pueblo fiel de Dios”

Uno de los momentos más esperados llegó cuando los expositores se refirieron a la vinculación de Francisco con el peronismo y su opinión sobre los conceptos de “populismo” y “lo popular”. Probablemente por su formación en Teología pero también en Ciencias Políticas (estudió en la Northwestern University, bajo la dirección de Ernesto Laclau), Cuda fue quien subrayó con más fuerza el gran hallazgo de “Papa Francisco. Latinoamérica”. 

“Lo que dice Francisco en este libro sobre el populismo no lo dijo en ninguna otra entrevista. Porque acá despeja una de las confusiones sobre qué es el populismo, distingue entre lo popular y el populismo, y define qué es el pueblo”, arrancó.

Para la doctorada en Teología, la clave para interpretar a Francisco en ese punto -tan sensible y polémico, sobre todo por las acusaciones que recibe de sectores conservadores- está en la página 56 del libro. “El pueblo fiel de Dios son los trabajadores y trabajador es todo aquel que necesita trabajar para vivir”, leyó en voz alta Cuda. Era una de las respuestas textuales del Papa. La mujer relacionó esa visión con la hipótesis de la politóloga belga Chantal Mouffe, para quien las demandas insatisfechas -que deben ser articuladas como condición imprescindible para la formación de un proyecto populista- deben estar ligadas a necesidades vitales. “Es la demanda última por la vida misma”, señaló.

En el inicio de la presentación, el ex embajador Valdés destacó una de las definiciones más fuertes que lanza el Pontífice en “Papa Francisco. Latinoamérica”. “En el libro de Hernán (Reyes Alcaide), el Papa acepta hablar de América Latina 10 años después de Aparecida (por la V conferencia del CELAM, el Episcopado latinoamericano, celebrada en Brasil, donde Bergoglio tuvo un rol estelar). Y entonces dice que América Latina, de algún modo, todavía es colonia”, subrayó Valdés.

Bielsa, por su parte, puso el foco sobre el mensaje de Francisco como interpelación individual a cada lector, una suerte de llamado personalizado a la acción. “El Papa es el mensaje. Y el Papa no sólo se expide sino que también nos pide, nos reclama”, afirmó. “La mirada de Francisco que Hernán logró extraer, mediante sus preguntas, es diferente a la de otros libros. Es una mirada en la que el Francisco esencial, que está en condiciones de apreciar la verdad, contemplar la belleza y amar el bien, se permitió expresar”, elogió el ex canciller.

Con pocas horas en Buenos Aires tras un viaje por Brasil (donde intentó –sin éxito- visitar a Lula en Curitiba y antes participó de un homenaje a la concejal asesinada del PSOL Marielle Franco, realizado en el Museo de la Maré, el primer museo levantado en una favela de Rio de Janeiro), Pérez Esquivel se disculpó por no haber leído la obra. “Muchos de nosotros somos hijos de Medellín”, señaló Pérez Esquivel en alusión a la conferencia de los obispos latinoamericanos que se celebró en esa ciudad de Colombia en el año 1968. “El problema más grave es el monocultivo de las mentes”, acotó luego, en una frase que utilizó el boom de la soja transgénica como metáfora de la uniformización ideológica que promueve neoliberalismo.