La guerra comercial que desató Donald Trump contra China ingresó en otra etapa de imprevisibles consecuencias a partir de la devaluación del yuan, lo que impacta en todos los mercados del mundo y especialmente en la economía argentina, en la última semana previa a las PASO.

Algo de eso ya se comenzó a sentir en las casas de cambio locales, cuando el dólar superó los 46 pesos a poco de la apertura. Pero también en las principales bolsas.  Wall Street, por caso, perdía 1,94% y el Nasdaq, de tecnología, 2,64%. Los índices en Europa reproducían cifras similares luego de que la moneda china pasara por primera vez desde mayo de 2008 las 7 unidades por dólar.

Tras al desafío de Trump de hace dos años, fue creciendo la guerra entre Washington y Beijing y a esta altura los aranceles comerciales impuestos por la Casa Blanca involucra a insumos por unos 360 mil millones de dólares.  El mandatario estadounidense anunció el viernes pasado nuevos aranceles adicionales del 10%  sobre productos que aún no habían sido gravados, a partir del 1 de setiembre.

Tras la caída del yuan, el polémico inquilino de la Casa Blanca protestó que China manipulaba su moneda para favorecer sus exportaciones y birlar de ese modo los aranceles. 

La acción del Banco Central chino es clave para mantener el valor de la moneda ya que el RMB, como se llama técnicamente el yuan, no es totalmente convertible. Es así que hubo un comunicado de la entidad crediticia asegurando que tiene «la experiencia, la confianza y la capacidad de mantener el tipo de cambio del yuan en un nivel razonable y equilibrado».

Una devaluación sin dudas beneficia a los productos chinos no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo, de allí la turbulencia que la novedad despertó en todas las bolsas. Pero en medio de las elecciones primaras argentinas sería la peor noticia para el gobierno de Mauricio Macri.

Porque en climas hostiles como estos, los inversores intentan desprenderse de papeles tóxicos como podrían ser bonos argentinos y salir a las espantadas de estas costas.   Eso se reflejó en el alza del dólar y en el incremento del riesgo país, que superaba a media mañana los 890 puntos, un 7% más que el viernes.

Otro dato a tener en cuenta es que las reservas del Banco Central Argentino se constituyen con el equivalente a unos 9000 millones de dólares en swaps con China, a la cotización del viernes. Tras la devaluación del yuan esa cifra baja en un escenario de alta volatilidad y no por las batallas que se producen entre Beijing y Washington.

Mientras tanto, Trump acusa a China de «manipulación monetaria». Y algo de eso hay, aunque como sucede en cualquier guerra, todo vale.

«El gobierno chino puede verse autorizado a disminuir de forma suplementaria el yuan para sostener su crecimiento» en un momento en que las perspectivas económicas de esa nación enfrentan una disputa comercial sin precedentes, explicó a la agencia noticiosa AFP Ken Cheung, analista en Mizuho Bank.

En las dos últimas cumbres del G20, en Buenos Aires y en Osaka, Trump y Xi Jinping, los líderes de las dos naciones más poderosas se reunieron para tratar de limar asperezas y poner fin a la guerra comercial. En ambos encuentros, hubo fumata blanda y todo parecía indicar que los cruces previos -China respondió con aranceles a cada aumento de los aranceles desde EEUU- eran el prolegómeno a llegar a acuerdos. La tensión necesaria para poder negociar en mejores condiciones para cada parte.

Julian Evans-Pritchard, de Capital Economics, añade una perspectiva poco alentadora hacia el futuro tras la devaluación. «Todo indica que han abandonado cualquier esperanza de un acuerdo comercial», dijo el experto.Ahora nadie puede aventurar lo que podría ocurrir. Lo que hace temblar a los ocupantes de la Casa Rosada, y no por declaraciones del candidato del Frente de Todes.