La segunda jornada del Foro Mundial del Pensamiento Crítico reflejó una vez más el reconocimiento que se ganó en los últimos años el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera. Considerado como uno de los intelectuales de izquierda más agudos de esta época, autor de libros muy recomendados como La potencia plebeya, el número dos de Evo Morales movilizó con su presencia a participantes de toda América Latina que se acercaron hasta el pabellón principal de Ferro. En el predio se escuchaban acentos y modismos típicos de Bolivia, de Brasil, de Colombia y de Argentina. Junto a García Linera estaba el politólogo español Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de Podemos. Ambos habían sido convocados para hablar sobre “el futuro de la izquierda y de la dignidad humana”. Pero en la charla también se coló la polémica abierta el día anterior por Cristina Fernández con su frase -por cierto revulsiva- sobre la dicotomía izquierdas-derechas, a la que consideró “perimida”.

Una de las definiciones centrales de la charla, que empezó Monedero y siguió García Linera, fue el balance crítico sobre “la primera oleada de los gobiernos progresistas y de izquierda” de la región. El vicepresidente boliviano adelantó que se proponía analizar ese ciclo “con frialdad siberiana”. “Como esta primera oleada ha culminado, tenemos que analizar las condiciones de posibilidad que la hicieron posible. Tenemos que revisar virtudes, errores y límites de nuestros gobiernos. Y así prepararnos para la segunda oleada de los gobiernos progresistas de la región”, subrayó García Linera y de ese modo expuso los ejes que organizaron su disertación y la de Monedero. “Yo voy a mencionar ocho logros, seis dificultades, seis tareas y una esperanza generadas por nuestros gobiernos en la primera década de este siglo”,adelantó el intelectual y dirigente del Movimiento al Socialismo.

Orador experimentado con mucho entrenamiento en los medios, muy suelto para hablar, casi con el estilo de un expositor de charla TED pero de izquierda, Monedero arrancó su participación con una reflexión sobre la condición humana. “Las personas se distinguen entre aquellas que confían en el género humano y aquellas que no. Pero quienes no confían son los que después terminan justificando el autoritarismo y la violencia. Quienes somos de izquierda confiamos en el género humano. Como decía el filósofo (Baruch) Spinoza, en la humanidad priman dos sentimientos: el miedo y la esperanza. Nosotros elegimos la esperanza”, aseguró Monedero. En ese tramo de su discurso recordó la contribución de la izquierda al desarrollo histórico de la humanidad. A modo de ejemplo mencionó episodios cuasi míticos, como “el Ejército Rojo parando a los nazis” y “la Revolución Cubana”.

Monedero no tardó en presentar uno de los problemas a ser abordados con García Linera. ¿Cómo se puede combatir al neoliberalismo cuando no se trata sólo de un modelo económico sino también de un sentido común? García Linera aportó algunas claves. “La política es una lucha por la conducción del sentido común, en eso todos coincidimos. En ese sentido, las izquierdas en nuestra región supieron estar a la altura de la disputa cuando un pedazo del sentido común dominante se resquebrajó. Así logramos triunfos electorales, aprovechando los estallidos catárticos de América Latina. Para eso fueron importantes las victorias culturales previas, como decía Gramsci. Pero el nuevo sentido común transformador que las izquierdas traen al llegar al gobierno es apenas una capa superficial que se monta sobre un sedimento conservador muy arraigado. Por eso, si los gobiernos no hacen un esfuerzo planificado para transformar y revolucionar ininterrumpidamente las pautas del sentido común establecido, nos encontramos ante un fenómeno repetido: ¿por qué los compañeros que salieron de la pobreza votan en contra de los gobiernos progresistas que los beneficiaron?”, se explayó el boliviano.

Para vencer al neoliberalismo zombie 

La disertación era seguida desde la primera fila por militantes de Generación Evo, espacio juvenil del MAS con presencia en la Argentina. Los jóvenes mostraban un visible entusiasmo.Se veían banderas de Bolivia, celulares por el aire y enseñas de color azul del partido de Evo. Desde las primeras sillas escuchaban con atención el diputado Horacio Pietragalla, nieto recuperado, y el ex embajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro. Detrás del escenario esperaba, paciente, Estela Carlotto. La exposición de la titular de Abuelas seguía en la cronología del foro. Consciente de que era la figura más convocante de la jornada, García Linera presentó una categoría que fue muy festejada: “el neoliberalismo zombie”.

“A diferencia de los años ’80, cuando el neoliberalismo encarnaba en cierto modo una esperanza, ahora estamos ante un neoliberalismo que sólo moviliza odios y resentimientos. El odio al pobre, al sindicato, a la mujer liberada, al trabajador alzado. Implica un rechazo emotivo de corto plazo. Este nuevo neoliberalismo tiene dos límites intrínsecos: está fosilizado y es en sí mismo contradictorio. Fosilizado, porque está repitiendo viejas recetas que ya fracasaron en el continente. Y es contradictorio porque mientras impulsa ciertas ideas para nuestra región en Estados Unidos los neoliberales cierran sus fronteras y se ponen proteccionistas. El combustible neoliberal, en definitiva, se ha agotado. Lo que tenemos ahora es neoliberalismo zombie”, se explayó García Linera entre muestras de aprobación y alguna risita apagada.

El vicepresidente de Bolivia completó esta visión particular del neoliberalismo con una arenga sobre el rol de la izquierda y el tiempo por venir. “La izquierda de nuestro continente debe prepararse para volver a tomar el poder en los próximos años. Reconociendo errores y virtudes”, exhortó a los presentes.

Al referirse a las dificultades y equivocaciones que conspiraron contra la continuidad de los gobiernos progresistas, García Linera enumeró una serie de puntos. Dijo que en algunos casos se descuidó la necesidad de complementar las mayorías parlamentarias con mayorías callejeras. “La gobernabilidad plebeya de los gobiernos progresistas se garantiza con la unidad de ambas mayorías. Algunas medidas sólo son posibles con la calle manifestándose. Son nuevas formas de gobernabilidad”, recordó.

Luego mencionó otro problema: la dificultad de los gobiernos progresistas para gestionar la economía exitosamente y de manera sostenible. “Para mantenerse en el gobierno hay que tener una buena gestión económica, que sea duradera. Porque a la derecha se le perdonan los errores económicos, pero a la izquierda no”, avisó. Y el tercer factor que perjudicó a los proyectos progresistas, siguió el boliviano, es la dificultad para compatibilizar el crecimiento económico con el cuidado de la naturaleza. “No es posible optar por un crecimiento económico que a la vez implique un decrecimiento ecológico”, advirtió.

Antes del final, Monedero retomó la palabra para transmitir dos consejos. Por un lado, instó a los presentes a promover la “inyección” de instancias plebiscitarias de la democracia participativa en los mecanismos rutinarios de la democracia representativa. Por otro, aseguró que las izquierdas de América Latina y de Europa tienen que disputar la idea de “Patria”, de la soberanía nacional, para no dejarla en manos de la derecha.