Durante una de las últimas audiencias en el juicio por la represión militar en el cuartel de La Tablada comparecieron tres testigos. El más significativo fue Walter Gualberto Cruz, un enfermero general retirado del Ejército, quien aportó datos esenciales sobre la caída del sargento Ricardo Esquivel, cuya muerte fue adjudicada por la teoría oficial de esa fuerza a los militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) Iván Ruiz y José Díaz, antes de la supuesta fuga. 

También declaró otro militar que armó un informe que ratifica la versión de Cruz -que el ejército se negó a publicar- y uno más que intentó eludir sus responsabilidades con un mensaje de paz y unidad que a los familiares de las víctimas sonó poco convincente.

Cruz explicó que en un momento quedó sólo en medio de una balacera importante y que se dio cuenta de que estaba Esquivel cerca. Fue entonces que le pidió que lo cubriera mientras avanzaba hacia el Casino de Oficiales. También contó que en un momento cruzó para agarrar su botiquín para seguir avanzando y que sintió un quejido que vino desde atrás. Entonces se dio cuenta de que no lo estaba cubriendo y se replegó adonde estaba Esquivel, a quien vio tirado en el piso. Lo auscultó, y buscó una herida superficial que no encontró. Le giró la cabeza y ahí tenía la entrada de un proyectil 7,62 milímetros, calibre del FAL, sin orificio de salida.

“Luego de 30 años de impunidad se conocerá la sentencia de la justicia para el ex general Alberto Manuel Arrillaga, que estuvo a cargo del operativo. Es lamentable que haya un solo militar sentado en el banco de los acusados. A lo largo del juicio fueron apareciendo varios cómplices judiciales y militares. El testimonio de Cruz fue muy importante porque pudo reconstruir la muerte del sargento Esquivel, ocurrida durante el combate. Fue asesinado por una tropa del ejército”, explicó a Tiempo, Irene Provenzano, hija de un militante desaparecido.

“Cruz aportó un testimonio muy importante porque los militares armaron una cuartada que planteaba que José Díaz e Iván Ruiz, dos militantes MPT, fueron detenidos y posteriormente fusilados y desaparecidos. La versión oficial sostenía que mientras ambos estaban al cuidado del sargento Esquivel, lo mataron y se fugaron. Una serie de testimonios de militares abalaban esta versión. Estuvo todo armado por el juzgado de Morón. Es por todo ello que este testimonio resultó vital para dejar al descubierto el entamado que hubo entre el ejército y la justicia. Tras la declaración de varios soldados pudimos llegar a la verdad”, continúa Provenzano.

Según el relato oficial de los hechos, Ruiz y Díaz habrían asesinado a Esquivel antes de darse a la fuga. Pero la cadena de mentiras se rompió en diciembre, cuando el ex militar César Quiroga, ambulanciero en La Tablada, que supuestamente les había entregado a Ruiz y Díaz al sargento Esquivel, no solo negó haberlo hecho, sino que aseguró no haber conocido a Esquivel.

“Como familiares y compañeros de los desaparecido del MTP queremos que haya una condena ejemplar. También pretendemos dejar denuncias hechas para poder hacer otros juicios donde se investigue la desaparición de mi papá, Francisco Provenzano, y otro militante que estaba con él. Ambos se encuentran desaparecidos desde la rendición. Ambos fueron detenidos e interrogados y posteriormente desaparecidos. Es por todo esto que queremos más juicios para poder tener justicia ante estas terribles violaciones a los Derecho Humanos”, finalizó Provenzano.

Lo concreto es que Cruz sumó un nuevo dato que resulta de vital importancia, ya que muestra la complicidad del Ejército para ocultar la verdad y construir un relato de coartada. Consultado por la querella sobre si alguna vez había tenido que contar en alguna instancia lo que estaba relatando, reveló que unos meses después de los hechos lo llamaron del Estado Mayor. Les dijo que fue el único testigo de la muerte de Esquivel, porque nadie sabía en qué circunstancias había muerto. Nunca más lo llamaron, y nunca declaró esto ante la Justicia.

Ya se realizó la última audiencia de testimoniales, ahora faltan los alegatos y luego la sentencia.