El falso abogado Marcelo D’Alessio realizaba operaciones ilegales de desestabilización del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Por lo menos, de eso se ufanaba y ofrecía sus servicios de protección y custodia al periodista Rolando Graña, quien en abril de 2017, en plena crisis institucional en aquel país, quería viajar a Caracas para cubrir la situación.

Tiempo tuvo acceso parcial a los WhatsApp de D’Alessio. El 21 de abril de 2017, Graña le dijo al falso abogado: «Quiero ir a Venezuela. Me das una mano allá?». Al día siguiente, D’Alessio le respondió: «Tengo un equipo de 4 con móvil por 500/ 600 diarios. Armados y placas para plan de extracción tuya. Ya lo armé. Lo que vos me digas. Pensalo. No entra nadie a Venezuela».

¿Por qué un periodista podría pedirle a D’Alessio asistencia en Venezuela? Según la extracción de chats realizada por el juzgado federal de Dolores, unos días antes, el 12 de abril, el falso abogado canceló algo que tenía previsto realizar con Graña y le informó: «Me rajo en una hora a Caracas por 48 horas. Desmontamos destino hasta nuevo aviso». Al día siguiente D’Alessio le envió una selfie en la que está vestido con un buzo rojo, en una galería de una casa con parque en los alrededores. Podría ser cualquier lugar, pero D’Alessio la identifica como una safe house (casa segura). Y comenta: «Peor que Bagdad… una situación muy fea se vive en Caracas».

Graña le pregunta si «da para ir a reportear», a lo que el falso abogado responde: «Da triste. Los incidentes son más puntuales que lo que parece. Todo empobrecido. Es una olla a presión. Hasta que realmente no vuele la tapa, no veo algo atractivo. Si querés volar a Caracas, nosotros te damos la asistencia». D’Alessio, quien decía trabajar para la DEA y para la Embajada de los Estados Unidos, nunca identificó quiénes eran «nosotros». Pero con ese mismo plural mayestático disparó: «Si logramos que NM vuelva a cometer otro error, como la suspensión del congreso, voy a tener que volver». La sigla NM alude al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

En ese contexto, D’Alessio analizó que «el tema complicado es que la población que vive del asistencialismo no apoya a Capriles u otros referentes. Cualquier comparación con el kirchnerismo es casual…».

En ese «nosotros» parece estar el exespía Rolando Barreiro, hoy detenido. Según la declaración como testigo del periodista Luis Gasulla, Barreiro es el eslabón que conecta a D’Alessio con Antonio Stiuso.  De hecho, Gasulla lo tenía agendado como «Roli Stiuso». Cuando el juez le preguntó si sabía cuál había sido la actividad de Barreiro, respondió que «lo tenía referenciado como un exagente de inteligencia cercano a Jaime Stiuso, y que tenía una trayectoria importante dentro de los servicios de inteligencia».

En los últimos días se sumaron como pretensos querellantes otras dos supuestas víctimas de la organización de espionaje ilegal que investiga el magistrado de Dolores: el excamarista federal Eduardo Freiler y el exsecretario de Comercio Interior Guillermo Moreno.

Freiler denunció al presidente Mauricio Macri; al ministro de Justicia, Germán Garavano; y a «demás funcionarios del gobierno nacional, personal a sus órdenes –orgánicos o no–, integrantes del Consejo de la Magistratura; abogados, actores judiciales y del Ministerio Público; legisladores, periodistas y empresarios de medios» por haber urdido una maniobra para desplazarlo de su cargo mediante un jury de enjuiciamiento. La prueba central es la reunión entre Garavano y el financista arrepentido Leonardo Fariña, en la que –según la abogada Giselle Robles– el ministro anunció la salida de tres jueces: Carlos Rozansky, Daniel Rafecas y Freiler. Dos ya no son jueces y Rafecas fue sancionado por el Consejo.

Freiler recordó: «El 7 de agosto de 2016 se emitió por Canal 13 un programa llamado PPT, conducido por Jorge Lanata, en el cual se ridiculizaron las figuras de Rozansky, Rafecas y la mía personal, en las que se anunciaba que seríamos destituidos antes de fin de año, por lo que con sorna nos aconsejaban que no tomemos créditos a 12 cuotas. Exactamente lo mismo que habría prometido el ministro de Justicia al encartado Fariña poco tiempo antes!». Freiler había sido sobreseído en una investigación por enriquecimiento ilícito pero cuando el fallo estaba técnicamente firme la causa fue reabierta. Para ello –denunció– «se presionó al fiscal Ramiro González, dejándolo en estado de extrema vulnerabilidad» para que impulsara la reapertura. ¿Cómo? Denunciándolo también por enriquecimiento ilícito y desempolvando un expediente por supuesto abuso sexual en el que González había sido falsamente acusado por su exmujer y resultó sobreseído, con la aclaración de que no estaba afectado su buen nombre y honor. Pese a ello, la historia apareció en medios de comunicación. 

“Coinciden las fechas de las reuniones del Ministro con Fariña con las denuncias al fiscal González, con publicaciones en el diario La Nación y lapoliticaonline y con el programa de Jorge Lanata, todo lo que se presenta como hechos que pueden subsumirse en coacción o extorsión hacia el fiscal”.

Guillermo Moreno, por su parte, aportó al expediente un reportaje en la radio AM990 al fallido comprador de Tiempo Argentino Mariano Martínez Rojas, quien denunció un supuesto pacto con autoridades del gobierno para involucrar en casos de corrupción a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al ex titular de la AFIP Ricardo Echegaray y al propio ex secretario de Comercio. “Me involucró aviesamente en un expediente judicial, ha dejado expuesto que lo hizo falsamente y a requerimiento de las autoridades del ministerio de Seguridad, que a cambio prometieron beneficiarlo tras su detención”, advirtió el ex funcionario, a través de su abogado, Alejandro Rúa. «