Con una audiencia conmocionada por el asesinato de un joven de 17 años que fue apuñalado en Quilmes por resistir un robo, el debate porteño que organizó el canal de cable Todo Noticias, del Grupo Clarín,  movió el amperímetro del rating en una jornada inusual y dejó un primer pantallazo sobre cómo transitarán los cuatro candidatos el mes que les queda de campaña. A María Eugenia Vidal, Myriam Bregman, Leandro Santoro y Javier Milei les quedan cuatro semanas  hasta las generales del 14 de noviembre. Y el debate de este jueves no los dejó parados a todos por igual.

Cuando se apagaron los reflectores y concluyeron las casi dos horas de cruces televisivos, el equipo que hizo las peores evaluaciones sobre el debate fueron los escuderos del economista ultraliberal Javier Milei, que protagonizó algunos de los momentos más tensos del programa y no logró hacer pie en ninguno de los cuatro ejes temáticos que aceptaron cada uno de los competidores. Al dirigente de La Libertad Avanza no le alcanzó el discurso que construyó durante las últimas semanas para medirse en el debate. Algunos hablaban de falta de entrenamiento y otros que lo conocen directamente interpretan que el economista «hizo lo que quiso y finalmente hizo todo mal» porque desoyó sistemáticamente todas las advertencias que le hicieron antes del programa.

¿Milei tocó su techo?, se preguntaban anoche en las escuderías de sus adversarios. En el equipo del economista lo negaban y se autoproclamaban ganadores con el mismo entusiasmo que pusieron para negar que Myriam Bregman, la candidata a diputada del Frente de Izquierda y los Trabajadores, logró poner en evidencia el costado violento y misógino de Milei. La exlegisladora porteña aprovechó cada oportunidad para dar cuenta del discurso de odio del candidato y, en especial, logró poner en evidencia las amenazas y agresiones que le dedica a la izquierda y al peronismo en sus actos proselitistas desde que lanzó su postulación. “Milei se hace acá el educadito, pero en los actos nos dice zurdos de mierda”, lanzó la dirigente trotskista para desnudar el discurso de ultraderecha de su competidor.

Desde el arranque de la campaña, es la primera vez que Milei queda tan expuesto ante sus adversarios y a merced de uno de los sectores políticos que más repudia y rechaza, pero sin otra plataforma política que combatirlos en defensa del liberalismo.

La pelea fue una de las más resonantes del debate. Milei sólo se aferró a sus conocimientos económicos y teóricos para explicarlo casi todo. Usó su interpretación sobre las teorías económicas para rechazar las críticas en su contra y también llegó a justificar su negacionismo con el coronavirus y el rechazo que difunde contra las vacunas. Hacia el interior de la política, el desempeño de Milei fue el más bochornoso de los cuatro. Su exposición pública no lo dejó bien parado en el debate y posiblemente deba revertir ese revés durante la próxima semana de la campaña.

Sin embargo, no hay certeza alguna de que un mal desempeño en un debate a un mes de las elecciones lo perjudique seriamente en las urnas. Tan duros fueron los cruces entre Bregman y Milei que Vidal salió indemne de la virulencia del candidato de ultraderecha. El dirigente no tuvo el tiempo para sacudir a la exgobernadora, que llegó jugada a polarizar con Santoro.

Para mitigar los efectos de Milei, toda la lista de candidatos capitalinos de JxC había firmado pocas horas antes un compromiso público para no crear nuevos impuestos ni aumentarlos en caso de que lleguen al Congreso. La iniciativa fue motorizada por el exministro de la Alianza Ricardo López Murphy. Y resultó otra de las funcionalidades del dirigente de Republicanos Unidos por construir una pinza de JxC sobre Milei para frenar parte de la fuga de votos por derecha.

En la previa del debate uno de los más expuestos para la contienda era Santoro, que estaba preparado para desandar desde el comienzo las apuestas de Vidal para dejarlo pegado con los errores del oficialismo y, en especial, el último cometido por el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que utilizó su cuenta de twitter para polemizar con el dibujante NiK y terminó revelando la escuela privada a la que asisten sus hijas.

Santoro logró sortear los cruces de Vidal al respecto y tuvo que diferenciarse del funcionario, pero sin destrozarlo. En su lugar puso el dedo en la llaga sobre uno de los temas que más incomoda a Vidal: el espionaje que sufrió ella, el alcalde Horacio Rodríguez Larreta y su exvicejefe Diego Santilli por parte de una banda de espías de la AFI que, según las denuncias y las pruebas recogidas por la Justicia, reportaban a Macri. «¿Qué les pasa a ustedes que permitieron que su jefe político los espíe?”, dijo el candidato del FdT. La exgobernadora intentó superar el momento con expresión adusta y respondió que «no había pruebas» contra el expresidente, pero la incomodidad que le generó el tema se respiraba en el estudio de televisión.