“Las fotos de la pandemia las aplauden todos, pero la del default con Cristina Kirchner y Alberto Fernández no gustó nada”. La frase pertenece a un dirigente del PRO y refleja el humor de gran parte del macrismo, pero también de los medios que durante años blindaron al jefe de gobierno porteño. En pocos días Horacio Rodríguez Larreta vio cómo gran parte de su capital político  – con su consabida protección-  se evaporaba, y hasta Elisa Carrió le pidió la cabeza de su jefe de gabinete.

Larreta es uno de los referentes opositores que aparece en las fotos con Alberto Fernández. Esa cercanía con el Presidente tiene varias aristas que tocan la pandemia pero también el reparto de recursos.  “Es imposible que Horacio no articule con Provincia y Nación. Tenés que tener un mínimo de acuerdo”, explicó a Tiempo un dirigente del oficialismo porteño.

Hoy los dardos apuntan al ministro coordinador, Felipe Miguel, con un amplio currículum en la actividad privada y a cargo de la recaudación en las campañas porteñas de 2015 y 2017. “Si no conocen a tu jefe de Gabinete las cosas te pegan directamente a vos y es lo que le está pasando a Horacio. Si tenés volumen político podés manejar las cosas de otra manera”, reprocharon desde el PRO.

“Tiene un gabinete para que Mauricio gobierne en Nación y María Eugenia la Provincia. En esta etapa debería robustecerlo. Vuelve a cometer el error de Macri con los ceos. La actividad privada es otra cosa”, se quejó un dirigente del PRO que añora los tiempos en que Vidal, Carolina Stanley, Emilio Monzó, Santilli, Cristian Ritondo, Néstor Grindetti y Guillermo Montenegro convivían durante las gestiones porteñas de Macri.

El gabinete porteño se gestó con una mezcla de necesidad y conveniencia. El PRO gobernaba en Nación, Provincia y Ciudad y los buscadores de talentos tuvieron que transpirar para completar el organigrama en los tres distritos. Perfil bajo y escasa proyección propia caracterizaron a los funcionarios porteños, una antítesis casi perfecta de Larreta, omnipresente durante los ocho años de gestión de Macri.

El vicejefe de gobierno, Diego Santilli, parece ser de las pocas excepciones de un gabinete donde solamente Fernán Quiros, logró elevar su perfil. El jefe de gobierno encontró un buen comunicador en el ministro de Salud, tal como sucede en Nación con Carla Vizzotti.

Miguel quedó en el centro de las acusaciones luego de que la Revista Noticias publicara que la Ciudad había adquirido barbijos a un precio superior al de mercado y contratado a un hotel de la hermana del alcalde. “Cuando salen cosas que te pegan en la línea de flotación es fuego amigo”, señaló a este diario un funcionario porteño.

El abogado y empresario Ignacio Sáenz Valiente, vinculado al Grupo Clarín, fundó una empresa en octubre de 2019 y cinco meses después cerró un negocio de 45 millones de pesos con la Ciudad.

Las múltiples sociedades que tiene el “verde”, como se conoce al empresario, incluyen al hermano de Felipe Miguel, pero también a ex y actuales funcionarios macristas, como la hija de Silvia Majdalani. La contratación del hotel BA Central, perteneciente al Suterh, en el que aparecen como socios una hermana de Rodríguez Larreta, Agustina Majdalani y Saénz Valiente, volvió agitar las aguas en una semana negra para el larretismo.

Elisa Carrió pidió la cabeza de Miguel, pero Larreta no cedió. El legislador porteño Facundo Del Gaiso, hombre de confianza de “Lilita”, aseguró que si alguien había cometido algún “ilícito” lo tenía que “pagar”. Incluso la Coalición Cívica presentó un pedido de acceso a la información para investigar las contrataciones.

“El expediente va a decir que estuvo todo bien hecho, porque hubo tres licitaciones públicas. El problema es que una empresa que es intermediaria compró todo el stock de barbijos del mercado. Alguien del gobierno les pasó el dato de que la Ciudad iba a abrir una licitación, no hay muchas vueltas”, razonó un ex funcionario del PRO que conoce los vericuetos del sistema de compras porteño. “Si al tipo lo pones vos y después le da los negocios al socio de tu hermano tenés que renunciar”, agregó en relación a Miguel.

Las restricciones a mayores de 70 para salir a la calle volvieron a poner a Larreta en el centro del ring y los golpes llegaron desde los medios que durante años protegieron al jefe de Gobierno. El anuncio se hizo un día después de la foto de Larreta, Fernández y Kirchner. “Tal vez estábamos acostumbrados a salir bien en el diario, no viene mal que de vez en cuando nos peguen un palo”, bromeó otro dirigente macrista.

Para retomar la iniciativa, Larreta armó el pasado miércoles un plan de reasignación presupuestaria que incluyó el freno de varias obras no prioritarias y reducción de los sueldos de funcionarios políticos para destinar dinero al sistema público de salud. Pero el tema de ese día fueron los contagios masivos en geriátricos porteños devolvieron a la cruda realidad al gobierno capitalino (ver página 19).