Venimos viendo con preocupación y angustia, desde hace tiempo, la cantidad de porteños y porteñas que cada día caen en la pobreza; que ya no alcanza ni con dos sueldos mínimos para no ser pobre en la Ciudad; que hay que recortar gastos y ajustarse para sobrevivir en el distrito más rico del País.

En esta ciudad donde más de 7000 personas duermen en la calle (la mitad desde el último año) y uno de cada cinco porteñxs es pobre, la clase media también se convirtió en un sector frágil durante estos 4 años de Larreta como Jefe de Gobierno, al calor de un proyecto neoliberal que se desarrolló en la Argentina.

La clase media, durante estos años de gobierno macrista, perdió poder adquisitivo y asumió con amargura que también tenía que ajustarse, abandonar o cambiar ciertos hábitos de consumo; calcular una y otra vez los números para llegar a fin de mes. Ir al cine se convirtió en una salida de lujo, comer afuera, pagar un recital, y ni hablar de la planificación familiar, como el colegio de lxs chicxs, el club, la ropa o sus materiales escolares. El macrismo desorganizó la vida de todxs. 

En la Ciudad de Buenos Aires, ciudad que tiene un presupuesto per cápita mayor a una ciudad europea como Madrid, la idea fetichista de que todxs somos de clase media está realmente en crisis. Antes de la última devaluación del mes de agosto, ya un 60% de los hogares vivía por debajo de los ingresos necesarios para pertenecer a la clase media. Dichos ingresos variaban, en el mes de Julio, entre $49 mil pesos y casi $159 mil pesos para una familia tipo. La canasta familiar básica, que marca la línea para no caer en la pobreza, durante el mismo mes era de $31150 pesos. Sólo durante el último año, casi 600 mil personas dejaron de pertenecer a la clase media en la Ciudad.

La corrida cambiaria del 12 de agosto devaluó entre un 20 y un 25 por ciento la moneda nacional (un mes después el dólar aún no está del todo estabilizado) y se estima que en la Ciudad impactará generando una pérdida del 7% en el poder adquisitivo real, 86 mil porteñxs serán nuevos pobres y 40 mil personas más caerán en la indigencia.

En la Ciudad más rica del País, que cuenta con presupuesto suficiente para implementar medidas de prevención contra la crisis y de cuidado para los comerciantes y las industrias, estos números alarmantes serán el desafío y la real “pesada herencia” que deberemos ayudar a levantar luego del 10 de diciembre. Rodríguez Larreta es el soporte político de Macri en la Ciudad, como Vidal lo es en la Provincia.

Dependerá de los porteños y las porteñas elegir un cambio de prioridades en las políticas de gobierno. Para vivir mejor hay que hacer realidad el nuevo hit de estas elecciones 2019: Macri ya fue, Vidal ya fue. Si vos querés, Larreta también.