“Ahí está Santiago”, dice Marcos Perearnau y no se refiere exactamente a lo que todos los que buscan al joven desaparecido quieren escuchar hace más de dos meses. Marcos es integrante del conglomerado cultural La Conu, que junto a La Sede y a otros artistas activistas comenzaron a recopilar fotos e historias de los tatuajes que alguna vez hizo Santiago Maldonado para “para visibilizar la búsqueda con vida” y también para que se tome dimensión de que está presente en los cuerpos de los tatuados. Ahí está, en la piel de muchos.

La movida nació el sábado pasado durante la actividad Arte Urgente, que se llevó a cabo en el Centro Cultural Haroldo Conti (en la ex Esma), se llama “Tatuadxs por Santiago” y en su página de Facebook va subiendo los aportes de todos aquellos que llevan el arte de Santiago en su piel. “Queremos hacer una muestra con todos los tatuajes y los textos y, si podemos, una publicación”, adelanta Marcos, quien dice que la inspiración salió de la foto en la que se ve como Santiago le hace un tatuaje a su hermano Sergio en el brazo derecho.

“Les escribo desde Barra de Valizas – Uruguay, pueblo en el que Santiago se quedó cerca de tres meses allá por el 2014. Cuenta la leyenda que la misión de la flor del Mburucyá es mostrarle al mundo, la belleza de aquel que sufre por el bien de los demás. El tatoo lo hizo en la mesa del comedor de casa con toda la familia alrededor, entre risas y charlas de las más variadas. Pagué su trabajo con dinero, como habíamos acordado. ‘Te quedas para siempre en mi piel’, de esa manera nos despedimos luego de un fuerte abrazo. En el momento en el que, atando cabos, llegué a la conclusión de que el tatuador de esta hermosura que llevo en la piel había sido Santiago, mi vida cambió para siempre”, dice Maca Marchand, una de las primeras en sumarse al compartir la flor de Mburucyá que le tatuó Santiago.

A la historia de Maca se le agregaron varias más, como la de Julia Jungle, quien conoció a Santiago en La Plata en 2010. El pentagrama que lleva tatuado en su pie izquierdo es de los primeros que hizo Santiago, como la clave de Sol que lleva Fermín Granada, de Chubut, en su pie derecho.

“Le pagué con campera y una calza. Mis amigas le pagaron con verduras porque es vegetariano. El tatuaje me lo hizo en mi pieza”, agrega Facundo Herrera Aquino, de El Bolsón, quien como tantos otros aportan su historia con Santiago.

“Queremos conservar su humanidad, a él como artista y un poco estar en contacto con él desde ahí”, agrega Marcos, quien espera que movidas como estas sirvan para correr ciertos estigmas que arrastra Santiago desde que desapareció el 1 de agosto, en el Pu Lof de la comunidad mapuche Cushamen, donde Gendarmería reprimió en una manifestación.

Por un lado, buscan desarticular “los lugares comunes en los que caen ciertos sectores, adjudicándole una culpabilidad”, y por otro, dice que también hay otra estigmatización que “opera en la creación de un mito y en la deshumanización de Santiago” y lo comparó con el acercamiento a la imagen de Cristo o del Che. “En todo caso es importante defender su humanidad en esta vida”, dice al recordar que Santiago es, principalmente, una persona a la que muchos llevan en la piel y en sus recuerdos, y de quien no se sabe nada hace más de dos meses.