Cuando comenzó a reunirse hace unos meses, el colectivo de mujeres feministas anunció que la tierra iba a temblar este 8 de marzo y que iba a ser atravesado por una sola bandera pidiendo por el fin del patriarcado. Por eso, cientos de miles de mujeres salieron a la calle y se sumaron al Paro Internacional con el que se manifiestan en contra de la violencia machista, de la vulneración de sus derechos y que reclaman por la igualdad de oportunidades.

Si bien las manifestaciones se repiten en todo el mundo y en distintas ciudades de Argentina, el epicentro local está en la Avenida de Mayo de Buenos Aires, por donde desfilan cientos de miles de mujeres que marchan desde la Plaza de Mayo hasta el Congreso, donde se espera que el colectivo organizador de la jornada lea un nuevo documento, como es habitual en estos actos. En esta ocasión se decidió en las asambleas de base que la columna principal fuera encabezada por mujeres despedidas, para visibilizar uno de los problemas laborales que sufren las mujeres.

Fueron seis las asambleas en las que se discutieron acaloradamente los puntos del paro del jueves. Los debates de los diferentes colectivos tuvieron como acuerdo general la consigna de «Paro Internacional de Mujeres, Travas, Lesbianas y Trans. Aborto legal ya, Basta de ajustes y despidos». Esa es la consigna que encabeza la marcha de las trabajadoras que hoy están al frente de diferentes luchas producto del ajuste del gobierno de Cambiemos. Estarán las del Hospital Posadas, las despedidas del INTI, las docentes y las referentes del la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Como un efecto solidario y combativo, el movimiento de mujeres en la Argentina cobró fuerza y creció ampliamente en los últimos tres años. «Si nos tocan a una, nos tocan a todas», fue una de las frases que se internalizó y generó una aguerrida empatía entre miles de mujeres que eran víctimas de la violencia machista. La necesidad de hablar, de contar y sobre todo de cambiar el rumbo de la vida política y social es enorme, por eso el hecho de que se haya visibilizado en las calles fue el primer indicador de que el mundo está listo para cambiar su rumbo hacia una igualdad de géneros real y concreta.

Un día la historia debía cambiar. El dolor por la muerte de una joven en manos de su novio (Chiara Pérez), en mayo de 2015, fue el disparador de un basta colectivo. El 3 de junio se realizó una marcha multitudinaria que se replicó en todo el país. Catorce meses después, en octubre de 2016, otra muerte sacó a la calle otro vendaval de mujeres. Esta vez la manifestación incluía un paro de una hora en sus lugares de trabajo.

Fue entonces cuando nació el Paro Internacional de Mujeres, un movimiento de base organizado por mujeres, lesbianas, travestis y trans de distintas partes del mundo, cuya organización permitió el 8 de Marzo de 2017 pegar un grito colectivo que enmudeció el seno del patriarcado en sus diferentes ámbitos.

«Ustedes están tremendas ahora», dicen en tono de humor muchos hombres. Y es un índice más que interesante, teniendo en cuenta el crecimiento de un movimiento que exige e instala la necesidad de un nuevo paradigma. La historia está cambiando y son las mujeres quienes están a cargo de ese cambio.

Este año y luego de algunos sucesos mundiales que se impusieron en ámbitos donde antes los temas vinculados al género no eran tenidos en cuenta, se amplió el espectro de participación de mujeres, lo que muestra la necesidad de replantear la situación en esos ámbitos. Uno de esos casos fue el #MeToo, que redundó el miles de denuncias de acoso sexual.

El impacto de la campaña, además de visibilizar estos casos, generó una gran expectativa para este 8M. En la mayoría de los países se decidió un paro económico y de tareas de cuidado de un día o de algunas horas. «Sugerimos formas abiertas de protesta según las posibilidades de cada región donde se encuentren», expresan desde el sitio. «En caso de que no puedas parar en tu trabajo, te sugerimos usar elementos de color violeta como ropa o cintas de ese color, símbolo del feminismo.»