La falta de empleo es un flagelo que ya afecta a casi 2 millones de personas en todo el país.

Es lo que surge de la proyección a nivel de todo el país del informe de Mercado de Trabajo del primer trimestre de este año que publicó el Indec el pasado jueves y que abarca los 27,7 millones de personas que viven en los 31 conglomerados urbanos.

Una mirada superficial del estudio indica que el desempleo, que alcanzó en marzo al 9,1% de la Población Económicamente Activa (PEA), se incrementó en casi dos puntos porcentuales con relación al último trimestre del año pasado cuando alcanzaba un 7,2%. De hecho, entre diciembre de 2017 y marzo de este año alrededor de 200 mil personas, por el motivo que fuera, dejaron de trabajar en la Argentina.

Sin embargo, la estacionalidad del mercado de trabajo obliga a una comparación con relación al mismo trimestre del año anterior cuando el desempleo alcanzaba un 9,2 por ciento.

En términos absolutos, sin embargo, la población ocupada en los centros urbanos creció un 3,7% pasando, de 11,32 millones de personas a 11,75 millones que debieran haber arrojado como resultado una reducción sensible del desempleo.

Ocurre que la Población Económicamente Activa (aquellas personas que trabajan o buscan empleo), creció un 3,6 por ciento.

En estas condiciones, la creación de empleo sirvió apenas para absorber la demanda de empleo cuyo crecimiento, a su vez, podría explicarse por el aumento vegetativo de la población pero también porque, por el motivo que fuera, un mayor número de gente decidió volcarse al mercado de trabajo.

El informe destaca un mayor dinamismo de las mujeres en la búsqueda de empleo y, en particular, en los sectores más jóvenes (entre 14 y 29 años) que explica que el desempleo entre las mujeres alcanza el 10,6 por ciento.

Otro dato que aporta a la hora de comprender el fenómeno es el incremento de las personas ocupadas demandantes de empleo, las que, en un año, crecieron 1,2 puntos porcentuales y pasaron del 14,1% al 15,3 por ciento. El fenómeno podría explicarse a partir de la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores asalariados y la necesidad de buscar una nueva fuente de ingreso.

El informe corresponde a un trimestre en el que se registró un crecimiento de la economía del 3,6 por ciento. La realidad hoy ya es bien distinta. «