“Vamos a festejar con esta foto que representa el impresionante apoyo que tiene la cooperativa. Hemos conseguido un triunfazo y no vamos a permitir que se empañe por la decisión del canalla del presidente de la república”. Las palabras de Federico Tonarelli, vicepresidente de la cooperativa que gestiona el Hotel Bauen, quedaron tapadas por los aplausos y los gritos de la enorme cantidad de gente que casi bloqueaba la circulación de autos en la avenida Callao, a metros de la intersección con Corrientes, en pleno centro porteño. Minutos después el pan dulce, la bebida y los fuegos artificiales le dieron el marco al tradicional brindis de fin de año del hotel que en los últimos tiempos se transformó en uno de los emblemas del movimiento de empresas recuperadas. Hacía apenas 48 horas Mauricio Macri había vetado la ley de expropiación que además dejaba el edificio en comodato a los trabajadores que vienen gestionándolo hace 14 años. Pero ellos, igual, tenían motivos para festejar.

“Hagamos una gran asamblea y votemos si vamos todos al congreso a conseguir la expropiación de nuevo”, pidió luego al micrófono María Eva Losada, presidenta de la Cooperativa. Las manos se alzaron en busca del cielo. Desde arriba del escenario poblado de referentes políticos, sindicales, de organizaciones sociales y del movimiento de empresas recuperadas, Losada gritó: “Vamos todavía. El Bauen es de los trabajadores y al que no le gusta se jode”. Los aplausos volvieron a tapar el ruido habitual de la concurrida cuadra capitalina. La calle, literalmente, había votado. Su decisión: acompañar la lucha de los trabajadores del Bauen que reclaman poder trabajar sin ser perseguidos por sus antiguos empleadores que vaciaron la empresa y por los representantes políticos que privilegian los negocios inmobiliarios al sostenimiento de una fuerza laboral.

Las palabras de Tonarelli y Losada marcaron la pauta de lo que viene: seguir disputando la vía legal hasta conseguir su objetivo. La legitimidad, demostraron, ya la tienen. El escenario desde donde los representantes de la cooperativa se dirigieron a los cientos de personas que acompañaron el brindís lo demostraron. A su lado estaban Juan Carlos Junio y Carlos Heller, que impulsaron la ley 27344/16 con el apoyo de un amplio sector de legisladores. También Héctor Recalde, Juan Manuel Abal Medina y Victoria Montenegro del Frente para la Victoria,; Gabriel Solano y Pablo López del Partido Obrero y Alejandro Bodart del MST, entre otros. Hugo Yasky de la CTA, Roberto Baradel de SUTEBA y Omar Plaíni del Sindicato de Canillitas eran parte del sector sindical que acompañó junto a referentes de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT) y de todo el movimiento de empresas recuperadas. Las Madres de Plaza de Mayo se hicieron presentes en la figura de Nora Cortiñas, que se abrió un lugar entre la masa para acercarse al micrófono y dar testimonio de que la lucha nunca se abandona.

Miguel Albornoz, empleado de seguridad del Bauen, servía pan dulce en las mesas que los trabajadores habían sacado a la calle para compartir el festejo. Dos horas antes, en diálogo con Tiempo Argentino, contaba sobre sus inicios en el hotel hacía 9 años. Aquella era su primera experiencia “sin patrón” y, esperaba, la última también. “Cuando te encontrás con amigos que trabajan en el rubro te das cuenta que la paga no es la misma que en el sector privado, pero los beneficios pueden ser mayores. Acá participás de la toma de decisiones, no hay nadie que se quiera imponer porque tiene la plata y te das cuenta que el compromiso es incluso mayor”. Su mirada, también era optimista.  “Yo entré con la empresa ya recuperada, pero ellos (por sus compañeros) la pasaron muy mal. Mucho peor que ahora. Así que no hay dudas, vamos a seguir y a conseguir la expropiación”, exclama.

Horacio Lalli, encargado de la recepción, es uno de los socios fundadores. De los que la pasó muy mal, pero también de los que vivió la alegría de la lucha compartida. En diálogo con Tiempo cuenta la cantidad de organizaciones sociales que vio nacer en este lugar, los sindicatos que se formaron y las movidas culturales que acompañaron. Horas antes de ponerse la camiseta negra del Bauen con la frase de sus amigos de Ataque 77 precisa que el hotel tiene actualmente más de 60 huéspedes, lo que es alto para la época del año, y brinda una oferta que no tiene comparación en la zona por precios y calidad. “Dicen que si nos dan la expropiación benefician a unos pocos, pero los que se beneficiaron con las medidas que tomó el gobierno hasta ahora son muchos menos. Los poderosos de siempre, que son una minoría”, explica. Su calma, previa al festejo, no llama la atención. “El año que viene volveremos al Congreso y confiamos en que vamos  a lograr la expropiación. Sabemos de donde venimos y sabíamos que algo así podía pasar. Pero estamos acostumbrados a luchar”, finaliza. El festejo final da la pauta de que no están solos.