Tal como anticipó Tiempo, el expresidente Mauricio Macri protagonizó este miércoles el primer evento internacional desde que dejó el poder para posicionarse como uno de los referentes de la derecha regional. El relanzamiento se concretó en Guatemala, como invitado al “V Encuentro Centroamérica, dramas y oportunidades, desafíos y soluciones”, que reunió a una decena de exmandatarios liberales y conservadores de América Latina, reunidos por el magnate local Dionisio Gutiérrez, presidente de la Fundación Libertad y Desarrollo.

“Para mí, algo mucho más peligroso que el coronavirus es el populismo. El populismo lleva a hipotecar el futuro. Compromete no solo el desarrollo sino el futuro básico de las comunidades”, dijo Macri ante el auditorio, en una reedición de sus intentos por enunciar alguna frase que le permita generar impacto y recordación. “Además –dijo- (el populismo) ha desarrollado un sistema de decir que ellos son los que representan al pueblo. Ellos necesitan gobernar sin contrapesos para poder imponer todas las arbitrariedades que niegan los avances del mundo y de la tecnología”, aseguró Macri.

Sus palabras pueden resultar remanidas y repetitivas para un electorado argentino que ya escuchó a Macri en distintas campañas proselitistas, pero en Guatemala la prédica del líder del PRO buscó recuperar eficiencia en la agitación ideológica. Por eso apuntó “al populismo” y planteó la necesidad de unificar a las fuerzas de derecha para luchar contra los peligros del populismo, como el relativismo moral, una categoría que ya mencionó el expremio nobel de Literatura, Álvaro Vargas Llosa. En ese relativismo, sostuvo Macri, “todo da lo mismo” porque “destruye el trabajo y respeto a la ley”.

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“¿Por qué fracasan los países?, ¿por qué tienen éxito los países? Porque se animan a la revolución tecnológica, se animan a la competencia, a la transparencia. Todos son valores que tienen que estar y para eso nos tenemos que unir”, arengó Macri. “Debemos ponernos metas con fechas inamovibles para mejorar las asimetrías… allí estaremos todos comprometidos frente a la sociedad”, sostuvo.

También consideró que cada país del subcontinente necesita contar con “reglas claras y permanentes para acumular la inversión y capital, que es lo que te lleva al desarrollo. En función de progresar, la ética de la integración debe empezar en: podemos ser mejores y para eso nos tenemos que animar a intercambiar con nuestros vecinos y con el mundo entero. Vencer los miedos porque aislados no tenemos futuro. Debemos integrarnos y tenemos un enorme futuro si nos animamos a hacerlo”, insistió.

“Hoy día apretamos un botón y tenemos un auto. Apretamos un botón y tenemos una habitación. Apretamos un botón y escuchamos música o tenemos una película. Apretamos un botón y tenemos pareja. Le digo a mi mujer, que está acá, que me costó mucho más que apretar un botón. Pero en la democracia, como con mi mujer, lleva mucho más tiempo cambiar las cosas. Requerimos de dialogar, de negociar, de plantearnos metas, objetivos comunes. En esos tiempos hace falta gente realmente responsable”, aseguró.

“Integrarnos hoy también significa evitar estas propuestas seductoras de: yo te lo resuelvo a la velocidad que escuchas tu música todos los días. Eso nos lleva a destruir los procesos de desarrollo, a destruir las reglas del juego”.

El evento cuenta con el activo apoyo del Gobierno de los Estados Unidos, que envió al menos a cuatro funcionarios del FBI, la DEA, el Departamento de Estado y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza para exponer ante los invitados. La organización del evento también cuenta con la ayuda de la Fundación para el Análisis de los Estudios Sociales (FAES), un think thank español, financiado por el Partido Popular y liderado por su ex presidente José María Aznar, amigo íntimo de Macri, que realizó al menos tres encuentros internacionales de ese tipo en Buenos Aires.

Además de Macri y Aznar, la lista de exmandatarios que participan del evento guatemalteco incluye al estadounidense George W. Bush (2001-2009), al mexicano Felipe Calderón (2006-2012), al colombiano Andrés Pastrana (1998-2002), al costarricense José María Figueres (1994-1998), al uruguayo Luis Alberto Lacalle (1990-1995), al chileno Ricardo Lagos (2000 – 2006), al presidente saliente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, al secretario general de la OEA, Luis Almagro, y al intelectual venezolano Moisés Naím.