Cerca del próximo 25 de mayo, el presidente Mauricio Macri, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, reeditarán la escena que protagonizaron este viernes en el barrio de Belgrano para inaugurar el viaducto Mitre. Dentro de dos semanas la apuesta será de mayor alcance para toda el Área Metropolitana: las tres principales cabezas del PRO cortarán las cintas del Paseo del Bajo y buscarán ratificar el mismo mensaje unívoco que intentaron plasmar este viernes. «No hay plan B, ni V, ni H. Es Mauricio, más Horacio, más María Eugenia, y estarán los tres juntos de nuevo para inaugurar esa obra», evaluó un funcionario con acceso a la  mesa chica del macrismo. 

Con el lanzamiento del viaducto Mitre arrancó el despliegue de la artillería electoral más pesada que desarrolló Cambiemos desde que Macri desembarcó en la Casa Rosada. Será un clásico del PRO, con la proyección de sus candidatos desde obras de mediana y gran envergadura especialmente vinculadas a la movilidad del flujo poblacional más importante del país. Por encima del cemento y debajo del marketing que pagarán las tres gestiones para sobrevender su impacto, el mensaje de la Casa Rosada girará en torno a la explícita exhibición pública de los tres protagonistas de la mesa chica del PRO para descartar cualquier plan alternativo al operativo reelección de Macri, Vidal y Larreta.

La agenda de la cantidad de grandes obras por inaugurar es tan corta como el oxígeno que le aportan al gobierno para transitar el tramo más duro de la recesión. En la Casa Rosada admiten que los movimientos políticos para construir una agenda positiva frente a la crisis son decididos «semana a semana», pero aclaran que la finalización de los desarrollos porteños, en tiempo y forma, abren una ventana propicia para mandar señales políticas al electorado. También hacia el interior de Cambiemos: la foto de este viernes buscó enterrar, una vez más, las versiones sobre un cambio en la candidatura presidencial del oficialismo para octubre próximo.

Disciplinado el frente interno del PRO (a pesar de las resistencias bonaerenses y porteñas) el otro destinatario del mensaje político es el radicalismo, que tendrá su Convención Nacional el próximo 27 de mayo, en Parque Norte (ver aparte).

Por esos mismos días (quizás antes o durante la misma jornada), los tres principales candidatos permanentes del PRO estrenarán la monumentalidad del Paseo del Bajo y, muy cerquita de la Casa Rosada, ratificarán la candidatura de Macri por su reelección. Pero también buscarán que el segundo socio de Cambiemos no insista con dos variables que incomodan al presidente y que, en la perspectiva de su entorno, también generan reservas «al mercado». Se trata de la posibilidad de definir al próximo candidato del oficialismo mediante internas abiertas y ampliar los límites de la alianza a socios peronistas.

Desde este viernes, el operativo para no cambiar de caballo en medio del torrentoso río de la crisis económica funcionará sobre el cemento porteño y bonaerense, pero su fragilidad o eficacia también dependerá del impacto que tenga otro placebo diseñado en Balcarce 50, pero consensuado con el FMI. Es el caso del decálogo que envió Macri a los precandidatos de la oposición, asociaciones empresarias, sindicatos y credos para mostrar diez coincidencias sobre la economía antes de las elecciones. 

En la masa crítica de las adhesiones recibidas sólo figuran precandidatos con pocos o escasos votos, como el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey; o el senador nacional Miguel Ángel Pichetto. También agrupaciones empresarias que mandaron su carta, pero insisten en privado sus dudas sobre la capacidad de Macri para sortear las dificultades electorales que tiene por delante. En la lista de ausentes, también figura el exministro de Economía Roberto Lavagna; el líder del Frente Renovador, Sergio Massa; y la expresidenta CFK.

«Si Lavagna contesta formalmente, lo recibiremos, y aguardaremos lo que diga Cristina», vaticinan en Balcarce 50, cada vez mas convencidos de que el road show de los diez puntos les permitirá cruzar, al menos, la semana que comenzará este lunes con una derrota confirmada de Cambiemos en Córdoba, a manos de el gobernador peronista Juan Schiaretti, amigo de Macri y posible destinatario de un llamado de felicitación apenas Balcarce 50 rompa el silencio que adoptará a partir de este domingo. «

Reproches cruzados con un aliado de la UCR

El gobernador mendocino y titular del Comité Nacional de la UCR, Alfredo Cornejo, pasó este jueves por la Casa Rosada para participar de una reunión formal del organismo que administra la cuenca del Río Colorado, que encabezó el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. El cacique cuyano conservador venía de anunciar que la Convención Nacional del partido se realizará el próximo 27 de mayo. Será con la intención inicial de ratificar la permanencia radical dentro de Cambiemos, pero con matices que alarman al PRO y que el mendocino blanqueó apenas el gobierno lanzó el decálogo para ratificar su política. Si bien apoyó los diez puntos, también dijo que el presidente Mauricio Macri no puede solo y lanzó el interés de sumar nuevos aliados, incluso peronistas. En Balcarce 50 reconocieron que el reclamo con forma de apoyo cayó «muy mal» en el entorno presidencial.

Aunque el jueves Cornejo estuvo en Balcarce 50 al mismo tiempo y a sólo dos escaleras de los despachos de Macri, no subió a saludarlo. Tampoco el líder del PRO lo convocó a su despacho. Los voceros de ambos dirigentes justificaron la incomunicación porque estaban atravesados por los primeros impactos del ataque que hirió gravemente al diputado nacional por La Rioja, Héctor Olivares (que al cierre de esta edición continúa en estado crítico), y mató a su asesor, Miguel Yadón.

Sin embargo, las razones del frío no tendrían que ver con problemas de agenda, sino con el empeoramiento de la relación entre Macri y Cornejo, que este viernes incluyó, según confiaron a Tiempo fuentes oficiales y de la UCR, una comunicación telefónica entre ambos cargada de reproches presidenciales. El nudo fue el interés del mendocino de «ampliar Cambiemos, si es necesario cambiarle el nombre, y sumar a aliados que permitan confrontar con Cristina y evitar que Macri pierda», según detalló a este diario un miembro del Ejecutivo cuyano.