La foto quizá sea la mejor metáfora para contextualizar las polémicas declaraciones de Macri. Una mesa enorme, muy bien servida, rodeado de Ceo´s de grandes empresas estadounidenses, y acompañado por los gobernadores peronistas de Córdoba, Entre Ríos y San Juan, además del diputado Diego Bossio, que asoma en la imagen cerca de una de las cabeceras.

“El populismo es como ir a una fiesta en la que a uno le dan todo el alcohol posible: puede ser muy divertido pero a la mañana siguiente a uno le explota la cabeza”, definió el presidente argentino ante las sonrisas del auditorio.

“En Argentina tenemos que trabajar para ser confiables, previsibles, para tener el estado de derecho que nos permita tener un desarrollo sostenible, impulsado por las inversiones. Los ciudadanos están listos y han comprendido que necesitamos realizar todo el esfuerzo”, agregó Macri tratando de dar las mayores garantías a los hombres de negocios.

Claro que las reformas que impulsa el gobierno, sobre todo la laboral, resulta de un interés decisivo en la evaluación que hacen las empresas sobre lo mucho o poco “atractiva” que puede resultar Argentina a la hora de posibles inversiones. Y ahí apareció el Macri más contundente: “Vamos a avanzar con la reforma laboral aunque los sindicatos no estén de acuerdo. Tenemos una fuerte batalla con los gremios, que por ejemplo no aceptan ni un sistema de evaluación», aseguró el mandatario durante el almuerzo de la Americas Society del Council of the Americas, en Nueva York.

En el mismo sentido, Macri se mostró optimista sobre el apoyo de varios sectores del peronismo a la hora de votar la nueva ley. «En este viaje me acompañan muchos peronistas, trabajamos juntos aunque tengamos diferencias. Necesitamos de ellos porque no tenemos mayoría en el Congreso».

Envalentonado y dispuesto a contestar todas las consultas, el jefe de Estado argentino sorprendió cuando le preguntaron por la causa Nisman. “Aun no sabemos quién lo mató, pero lo mataron y estamos trabajando por esclarecerlo», concluyó.