Hay circunstancias de la vida que colocan a algunas personas en sitios privilegiados de la historia. Un ejemplo de ello es el caso de quienes tuvimos el honor de empuñar las armas de la Patria en 1982 en el teatro de Operaciones del Atlántico Sur durante la Campaña de Las Malvinas. Algunos se destacaron por sus destrezas, valor y decisión en acciones tácticas y fueron condecorados.  Sin embargo, no bastan los laureles del pasado, también hay que mantenerlos y dignificarlos con una conducta posterior coherente y consecuente.

Los Veteranos de Guerra de Malvinas (VGM) –ex soldados, suboficiales, oficiales, hombres y mujeres civiles- profesamos ideas políticas tan diferentes y disímiles como heterogénea y plural es la opinión política de la ciudadanía argentina. Respetamos tales diferencias, y ello no es óbice para un mutuo respeto y tolerancia.

No se trata de satanizar a un VGM por sus ideas políticas sino de analizar la dudosa legitimidad con que se manipula la simbología y el valor histórico del sentimiento malvinero para lograr fines partidarios que, además, analizados en profundidad y cotejando sus antecedentes en la gestión pública, resultan totalmente contradictorios con la Causa y la Cuestión Malvinas.

Me refiero al Mayor (R) VGM del Ejército Argentino (EA), Juan José Gómez Centurión (JJGC), fundador del partido político NOS, con quien solo tengo en común el privilegio y el honor de haber vestido el glorioso uniforme que nos legara el General San Martín, en la defensa de nuestra soberanía nacional durante la guerra de Malvinas en 1982.

Dicho Oficial, siendo Teniente tuvo una destacada actuación en los combates de Pradera del Ganso que le valieron una de las más altas condecoraciones: la medalla al Heroico Valor en combate, por lo que le guardo respeto.  Sin embargo, mi valoración sobre el Mayor Juan José Gómez Centurión es distinta.

Centurión perteneció, como alto funcionario, a las administraciones -tanto de gobierno local como central- del ex presidente Mauricio Macri.  Dicha gestión de gobierno entre el 2016 y  el 2019  fue la más contraria  (junto a la  de Carlos Menem)  a los intereses y objetivos nacionales en relación a la disputa y reclamo que la República Argentina mantiene con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte por las Islas Malvinas, dado que no registró un solo acto de Estado en consonancia con lo expresado la Disposición Transitoria Primera de  la Constitución Nacional:  “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.” 

Por el contrario, la gestión de Macri fue funcional y concomitante a los intereses británicos en el campo diplomático, acompañando sumisamente la falta de voluntad británica de dialogo y la inacción acerca de soluciones sobre nuestros territorios insulares, marítimos, la riqueza ictícola y petrolera en el espacio ocupado y en el sector de la Antártida.

En dicho periodo de gobierno la Argentina retrocedió en los terrenos ganados desde 1965 en el ámbito de la diplomacia; hubo una carencia total de  políticas de Defensa y la ejecución de acciones de Estado fue  a la medida de los deseos y estrategia de la potencia que ocupa nuestro territorio insular. El ejemplo más palmario lo constituyen la firma del ignominioso Acuerdo Foradori – Duncan (que junto a los Acuerdos de Madrid I y II, son homologables al Pacto Roca – Runciman de 1931).

Se firmaron Memorandos de Entendimiento de cooperación con los británicos en distintos ámbitos; se evitaron las protestas y reclamos que la Argentina venia presentando ante los organismos multilaterales y foros internacionales. Se toleró la promoción de becas a jóvenes argentinos para aprender inglés en las Islas por parte de la Embajada del Reino Unido -refiriéndose a ellas como “Falklands” –   violando así una de las disposiciones de la Convención  sobre Relaciones Diplomáticas de Viena de 1961 referida a “la no injerencia en asuntos internos” del Estado receptor-,  y sin que la cancillería argentina echara mano de los instrumentos, prácticas y disposiciones de uso y costumbre en las relaciones diplomáticas tales como la generación de notas de protestas y/o la convocatoria al Embajador del país acreditante para dar explicaciones.

Durante el lapso de tiempo que Gómez Centurión ejerció como alto funcionario público de la administración macrista, tuvieron lugar los siguientes Acuerdos, Declaraciones Conjuntas y Memorandos de Entendimiento:

· Acuerdo Foradori – Duncan, para “el mejoramiento de las relaciones entre la Argentina y el Reino Unido” (13 septiembre 2016).

·         Declaración de Intención entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva argentino y el Departamento de Comercio, Energía y Estrategias Industriales del RU (2016).

·          Memorando de Entendimiento entre el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y la Royal Society (2016).

·         Acuerdo por Canje de Notas relativo a los restos de soldados argentinos sepultados en el cementerio de Darwin, Mandato de los gobiernos (argentino y británico) al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y   Plan de Proyecto Humanitario entre ambos países y el CICR (2016).

·         Memorando de Entendimiento entre Francis Crick Institute, Glaxosmithkline Reserch and Develop limited y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (2017).

·         Memorándum de Entendimiento entre el Secretario de Estado de Comercio Internacional del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y el Ministerio de Producción de la Argentina sobre el Establecimiento del “Dialogo Comercial Reino Unido-Argentina (2017).

·         Declaración sobre el encuentro entre Miembro del Parlamento Greg Hands (partido conservador) y el Grupo de Parlamentarios de Amistad del Congreso de la Nación Argentina (20 de marzo de 2017).

·         Memorándum de Entendimiento entre el Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos y el British Council (2018).

·         Memorándum de Entendimiento en Cooperación Científica Antártica entre el Instituto Antártico Argentino y el British Antartic Survey (2018).

·         Memorando de Entendimiento entre el Ministerio de Seguridad de la Argentina y el Ministerio del Interior del Reino Unido (2018).

·         Memorándum de Entendimiento sobre la Colaboración en Materia de Investigación e Innovación sobre Resistencia Antimicrobiana (RM) entre el Ministerio de Salud de la Rep. Argentina y el Departamento de Salud y Atención Social del Reino Unido (2018).

En su mayoría, salvo el tema humanitario en que medio el CICR, fueron acuerdos en perjuicio de la Argentina, y lo que es más grave: sentaron precedentes en materia del Derecho Internacional.

Hubo otros hechos no menos graves de carácter interno como:

·         El no cumplimiento y aplicación de la Ley Gaucho Rivero, que prohíbe la permanencia, amarre y abastecimiento de barcos con bandera británica de las islas Malvinas, bandera del Reino Unido y de otras colonias británicas en los puertos de las provincias patagónicas y en la provincia de Buenos Aires (2012).

·         La falta de continuidad de aplicación de sanciones administrativas o criminales a las empresas que realicen tareas de prospección y/o extracción petrolera en las aguas adyacentes a las Islas Malvinas sin la autorización de la República Argentina (2013).

·         Falta de gestión en las sanciones a empresas pesqueras extranjeras que operaron en las aguas adyacentes a las Islas Malvinas, ley sancionada en mayo del 2008 por el Congreso de la Nación.

·         Las no pocas declaraciones de Mauricio Macri sobre una supuesta inutilidad del relamo sobre las Islas, del tipo: “las Malvinas serian un déficit para la Argentina”.

·         El impedimento de acceso por caminos existentes al Lago Escondido (provincia de Rio Negro) por parte del empresario británico (y amigo personal del fundador del PRO) Joe Lewis, quien compro 11.285 hectáreas quedando dentro de su propiedad el Área Nacional Protegida de Lago Escondido, y que contó con la protección de Macri. 

Vamos a concederle el beneficio de la duda a Gómez Centurión, suponiendo -cándidamente- que es una persona tímida y que no se atrevió a denunciar tales atropellos a la integridad y soberanía nacional. Pero en el sitio web de su partido político NOS se pueden ver sus propuestas en materia de Defensa y Relaciones Exteriores:

·         En ninguna parte se menciona  ni denuncia la presencia en nuestras Islas Malvinas de la descomunal base militar, Aero naval, de comunicaciones y espionaje electrónico que la potencia ocupante ha instalado y que año a año incrementa su poder  con la incorporación de armas de largo alcance y la realización de ejercicios militares con otras potencias que constituyen una violación a al estatus del Atlántico Sur como Zona de Paz y Cooperación (Resolución 41/11 de la AG de las NN.UU. de octubre de 1986 ). Evidentemente el Mayor G. Centurión sabrá mucho de operaciones tácticas de combate de infantería, pero nada de política internacional, acuerdos multilaterales, medidas internacionales en prevención del quebrantamiento de la paz, y por consiguiente padece de analfabetismo en materia de conocimientos de los instrumentos internacionales para defender nuestra paz y soberanía en el atlánticos sur. 

·         No se propone un plan de Defensa Nacional que contemple que existen más de 2 millones de kilómetros cuadrados ocupados por una potencia extranjera: territorios insulares: el archipiélago de las Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur; espacios marítimos y el sector Antártico.  Es decir, desde su propuesta, la Argentina no tiene hipótesis de Conflicto, a pesar de que existe una potencia extra continental que ilegalmente ocupa toda esta vastedad territorial.

·         Muy por el contrario, afirma que “Revisaremos el acuerdo para la operación de la base china en Neuquén, para garantizar su uso con fines pacíficos y preservar la soberanía nacional”. Es decir, fiel a su formación ideológica, hace referencia a un país que jamás invadió ni violó nuestro territorio, erigiéndose así en defensor de los intereses geopolíticos de las potencias que nos agredieron en 1982.

·         No hace referencia de planes concretos de cómo desarrollar una estrategia diplomática para desandar las defecciones del gobierno al que él perteneció. Por el contrario invierte la carga de las responsabilidades en otro gobierno afirmando: “Llevaremos adelante una política firme con el Reino Unido respecto a la usurpación de nuestro territorio (¡Albricias! se acordó que tenemos un territorio ocupado)” … y revisaremos los acuerdos de este gobierno que lo instalan (al RU) como país ribereño”.

·         Luego dice: “Revalorizaremos el papel de la Antártida y del Atlántico Sur y acordaremos con aliados de cara a los reclamos de soberanía futuros”. Seguramente se refiere como aliados al país que ocupa nuestro sector antártico para detener el avance de potencias euroasiáticas.

·         De la reciente (dada a conocer como «filtracion») declaración hostil y amenaza inaceptable del Primer Ministro de la pérfida Albión sobre la Argentina y las Islas, parece que no se enteró.

Y por último cabe mencionar que Gómez Centurión se pasó tres décadas saludando con sombrero ajeno. Uno de los mitos fue que el entonces teniente había sido el que puso fuera de combate al militar de más alto rango en la batalla de Malvinas, el Mayor (Tte. Cnel. Post mortem) Hebert Jones, jefe de una unidad de elite británica. Empero, hace unos años salió a la luz que quien puso fuera de combate al comandante del 2do Batallón de Paracaidistas fue un modesto soldado conscripto de nombre Oscar Ledesma.

Cuando Gómez Centurión fue preguntado por el caso de marras en un programa de TV, respondió con soberbia, arrogancia e ironía: “…me da lo mismo que haya sido el pato Donald, Barry o Jones”, desmereciendo así al soldado Ledesma.

Adjudicarse y vanagloriarse de hechos falsos es inaceptable para el honor de un soldado.

Lo que es concreto es que ante la cercanía de los 40 años de Malvinas, los VGM tenemos que sacarnos de encima muchos lastres:

·         El primero de ellos el de ser considerados víctimas del régimen ilegal e ilegítimo que gobernaba en ese entonces. No fuimos a defender al gobierno del Proceso de Reorganización Nacional (PRN), procedimos a cumplir con nuestro deber ante la agresión británica que había empezado con el envío del HMS “Endurance” con armas, helicópteros, misiles y personal de la infantería de marina a las Islas Georgias. Este hecho unilateral de la potencia colonial es en derecho internacional considerado un acto hostil. Ya las implicaciones de las intenciones (o la dudosa convicción de una decisión y falta de coherencia político-estrategia) del régimen cívico militar y la imposibilidad de enfrentar en el campo de batalla a un enemigo del cual siempre se sintieron aliados, es harina de otro costal;

·         Ni somos los chicos de la guerra, ni los rambos de Malvinas. Somos personas dignas y orgullosas de lo que nos tocó realizar.

·         Hay terminar con la denostación lastimera acerca de los ex soldados de Malvinas. Las graves falencias de mando, tanto estratégicas como a nivel táctico, son harto conocidas y el Informe Rattenbach las menciona con claridad. Las cuentas pendientes con los miserables que cometieron delitos, malos tratos y abuso de autoridad para con los soldados conscriptos deberá ser saldada con ya demasiado postergado ejercicio institucional-gubernamental de renovación y revisión de méritos otorgados y los no otorgados, como así también el demerito a quienes por sus acciones merecen ser degradados y negarles la condición de VGM. Y por supuesto, la justa reparación a quienes fueron objeto de los abusos, medidas de castigo no contempladas en el entonces Código de Justicia Militar, y que arrastran secuelas físicas y psicológicas por tales actos, y en este caso, sí cabe decir que fueron víctimas.

·         Y fundamentalmente es hora de desenmascarar a la peor de las operaciones de la desmalvinizacion: la que llevan los lobos con piel de oveja, los que tras un discurso patriotero sin contenidos solo pretenden llegar al poder político para servir a los que siempre fueron sus amos.

·         Nunca oí a Gómez Centurión condenar a desmalvinizadores tales como los firmantes del documento “Malvinas una visión alternativa” publicado en 2012, con la firma de connotados “intelectuales” del más rastrero cipayismo como Beatriz Sarlo, Jorge Lanata, Juan José Sebreli,   Fernando Iglesias,  Vicente Palermo entre otros, que tomaron como propios la argumentación política y jurídica de los ocupantes de nuestras islas.

Los Centuriones eran oficiales del ejército romano, con gran destreza en el combate y valor en la batalla.  Los Pretorianos eran militares que ejercían de guarda espaldas de los emperadores romanos, y también eran unos diestros y eficaces soldados. La diferencia estribaba en que los primeros servían a Roma, y los segundos al poder políticos de turno.

El Teniente Juan José Gómez Centurión, se desempeñó como un centurión en el combate de Pradera del Ganso, pero fue un pretoriano desde que regreso al continente hace 39 años, pues jamás lucho en la post guerra a la que nos sometieron varios gobiernos con el ninguneo y la des malvinizacion política y cultural, y además sirvió al gobierno más entreguista, antinacional, cipayo, probritánico y apatrida que registra la historia de los últimos 70 años de la República Argentina.

Los VGM que siempre nos opusimos a la desmalvinzacion en sus distintas versiones, tanto la que inició el gobierno de facto del Proceso de Reorganización Nacional en su última etapa con los Generales Bignone y Nicolaides, como la que profundizó Alfonsín, Macri y otras administraciones de triste memoria. Tenemos la dignidad y orgullo de haber sido soldados combatientes en Malvinas pero que además en la postguerra resistimos contra la desmalvinizacion y la desmemoria desde el mismísimo año 1982 organizados, haciendo frente a los gobiernos de turno, porque la posguerra en algunos aspectos fue más dura que la misma guerra.

Son cuarenta años de perseverancia y coherencia, a pesar de que profesamos ideas distintas y hayamos tenido o tengamos contradicciones secundarias.

Hoy somos hombres en los umbrales del retiro de la actividad profesional pública, privada, o como ciudadanos de a pie, y esgrimimos la mejor medalla que podemos legar a nuestros nietos y nietas: haber sido coherentes con nuestra historia militante de ex soldados tanto conscriptos como soldados profesionales, combatientes en Malvinas y no oportunistas que traicionaron su propia historia y legado.