El canciller Felipe Solá está a un paso de cerrar la gira por el exterior que comenzó la semana pasada en Nueva York para participar del Comité de Descolonización de la ONU; continuó en las ciudades italianas de Roma y Bari, sede de la cumbre de cancilleres del G-20, y continúa en Túnez para concluir este fin de semana en Viena.

Uno de los ejes del recorrido estuvo vinculado a la primera escala del viaje. La administración del presidente Alberto Fernández trabaja activamente sobre el reclamo de soberanía argentino sobre las Islas Malvinas. En la ONU, Solá celebró el nuevo llamado que hizo el Comité para que el Reino Unido y Argentina retomen las negociaciones diplomáticas para resolver el conflicto.

«Estamos más que conformes porque la resolución ha salido por unanimidad» pero «no queremos que se mantenga una zona de confort en la relación argentino-británica. El Reino Unido no responde a las resoluciones de las Naciones Unidas. No hemos recibido ninguna respuesta concreta sobre la cuestión de la soberanía por parte del Reino Unido», sostuvo Solá, en un reclamo que, según fuentes diplomáticas, también resonó en el Vaticano.

El llamado del Comité es una pieza clave en la estrategia diplomática que teje el Gobierno para reforzar el reclamo de soberanía. El tema posiblemente influirá en el vínculo con Londres, justo cuando su embajador, Mark Kent, dejó la embajada luego de seis años como su jefe.´

En Italia el foco del viaje estuvo concentrado en Bari por la reunión de cancilleres del G-20. Pero a pocos kilómetros de allí, en Matera, se reunió por 40 minutos con su par de Estados Unidos, Anthohy Blinken. En el encuentro repasaron la agenda de la relación bilateral, pero abordaron la posición sobre Nicaragua. Junto con México, Argentina se abstuvo de condenar la detención de opositores al gobierno del presidente Daniel Ortega. Luego ambos países llamaron en consulta a sus embajadores, como parte de la estrategia de no cortar todos los puentes con Managua. «Nuestra posición en la OEA no quita nuestro rechazo a las detenciones de opositores», le dijo Solá a Blinken. Otras fuentes oficiales hablaron del interés argentino por buscar alternativas de negociación que permitan liberar a los dirigentes presos.

También hubo planteos económicos durante la reunión.  Solá, junto al embajador en Washigton, Jorge Argüello, y su par en Roma, Roberto Carlés, le reiteraron a Blinken el rechazo argentino al arancel del 64% a la importación de biodiésel argentino, luego de que la administración de Donald Trump decidiera aumentar ese gravamen tras verificar que el Frente de Todos sostenía en su plataforma electoral el mantenimiento de los subsidios públicos al sector.

Se trata de un negocio de mil millones de dólares anuales, que la Argentina viene perdiendo desde el gobierno de Mauricio Macri, cuando se aplicaron los primeros aumentos al arancel. Ahora Fernández quiere desandar ese camino y Solá fue el encargado de ratificarlo ante el jefe de la diplomacia norteamericana, que tomó nota del planteo pero no ofreció ninguna respuesta.

Apenas llegó a Roma, Solá fue recibido en el Vaticano por el secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, monseñor Paul Gallagher. El canciller estuvo acompañado por la embajadora ante la Santa Sede, María Fernanda Silva. Se trató de la segunda visita en lo que va del año. La primera fue como parte de la comitiva que encabezó el presidente Alberto Fernández hace un mes, cuando fue recibido por el papa, Jorge Mario Bergoglio.

En esa oportunidad fue recibido por el canciller Pietro Parolín junto a Gallagher. En esta oportunidad Solá le hizo llegar el reconocimiento de Fernández al planteo del Vaticano para declarar a las vacunas como bienes públicos globales. En la cita también estuvo presente el tema Nicaragua y la situación en Venezuela.

La ronda del G-20 concluyó este jueves. Antes de cerrarla, tuvo una reunión con el Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, cardenal Peter Turkson, uno de los prelados de la Santa Sede que tiene relación directa con Bergoglio. Fueron dos horas de reunión en donde hablaron sobre la seguridad alimentaria y se enfocaron en los planes que lleva adelante la Argentina contra la pobreza, como la utilización de la tarjeta AlimentAR.

Luego continuó su viaje a Túnez, donde fue recibido  por el presidente Kaïs Saied, en la sede de gobierno, y por el canciller Othman Jerandi. El interés del Palacio San Martín en ese país es comercial. Se proyecta para todo el norte africano.
Con el mismo objetivo, Solá se reunirá en Viena (Austria) a los embajadores argentinos en Europa del Este para enfocar la estrategia comercial en los países que formaron parte del bloque soviético. Antes de regresar a Buenos Aires, también se reunirá con el argentino Rafael Grossi, que dirige el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).