“A ustedes les digo. Supremos, cortesanos, excelentísimos: van a quedar en la historia como la peor Corte que tuvimos, la que más delitos cometió”, gritó el juez Juan María Ramos Padilla desde el escenario y señaló al Palacio de Tribunales. En la calle, desde Talcahuano y Viamonte hasta Libertad cientos de personas cantaban: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. En medio del griterío, los bombos y redoblantes una mujer dice: “Lo vamos a solucionar por el poder del pueblo”. A su lado, un hombre despotrica contra el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: “Rossatti, ¡rufián!”.

La marcha del 1F conglomeró a organizaciones sociales, gremiales, feministas, de derechos humanos y personas autoconvocadas que llenaron la Plaza Lavalle para pedir la renuncia de los jueces del máximo tribunal del país, el fin del lawfare y la reforma judicial. El orador principal fue el juez del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 29 de la Ciudad de Buenos Aires, Juan María Ramos Padilla, que a fines de diciembre le dio impulso a una convocatoria que nació en redes sociales. “¿Dónde está el pueblo? Carajo. Hoy empezamos el cambio, hoy damos la vuelta. Acá está Norita, están las Madres, las que nos van a ayudar a cambiar la historia. Hoy empezamos una nueva historia del Poder Judicial. No es una simple reforma, no alcanza con que se vayan estos delincuentes”, arengó el juez.

Frente al escenario, un grupo de militantes de la UOCRA La Plata golpeaban los bombos y cantaban por Juan Pablo “Pata” Medina, que denunció la persecución sindical de la “Gestapo” macrista en la provincia de Buenos Aires.

El juez Ramos Padilla fue el principal orador de la movilización. (Foto: Edgardo Gómez)
Foto: Edgardo Gómez

Parada sobre una valla, una joven lleva una remera con la inscripción: “Para que reine el pueblo en el amor y la libertad”. Al costado, un cartel con los nombres de los cuatro jueces: “Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. Fuera jueces corruptos”. Los silbidos aumentan cuando alguno de ellos son nombrados.

Una joven sube un video de Cristina Banegas a una historia de Instagram. La imagen deja ver a la actriz que lee la parte final del comunicado que antes leyó su colega Luisa Kuilok. “Queremos una Corte con cuentas transparentes, que pague impuesto a las ganancias”, lee y los aplausos crecen con fuerza. “Necesitamos sacar al Poder Judicial de los sótanos e incorporar perspectiva en derechos humanos y de género”, sigue leyendo.

Durante los días previos, distintos colectivos sumaron el reclamo de un tribunal más plural que tenga en cuenta también la visión de los pueblos originarios y que rompa con la justicia patriarcal. En un escenario lateral, la madre y el padre de Lucía Pérez, la joven violada y asesinada en Mar del Plata, llevan una remera con la fotos de su hija y un cartel pidiendo justicia.

(Foto: Edgardo Gómez)
Foto: Edgardo Gómez

Eso mismo exige desde la plaza María, una mujer de 50 años: “La justicia es machista . Todavía vas a la comisaría a denunciar a un tipo que te golpea y ya es machista: ‘¿Qué hiciste?, ¿Por qué te pegó?’, te dicen. Estamos cansadas de acompañar a mujeres a hacer las denuncias y estar ahí para que no las maltraten. Hasta las propias policías en la Comisaría de la Mujer te dicen: ‘¿Vos que le hiciste que te pegó?’.  Las mujeres somos maltratadas por nuestros mismos pares”, dice. 

Al lado suyo, en una ronda, está Gianella, no supera los 20 años. Con pudor dice que no quiere hablar, que le da vergüenza. Sin embargo, mientras escucha a su compañera interrumpe: “Estamos acá para que saquen a los jueces que Macri puso a dedo. Para que la justicia cambie. Necesitamos un futuro mejor para los pibes. ¿Cómo puede ser que los jueces corruptos estén ahí y alguien que tiene necesidades está dos años en la cárcel esperando a que lo liberen o le armen una causa? La justicia escucha a los que tienen plata, a los pobres no los escucha, a los que más necesitan”, comentá eufórica.

“A nosotros, a los pobres, no nos escuchan”, repite Gianella, que llegó con la agrupación Martín Fierro. Minutos antes, Ramos Padilla pidió por una “justicia donde el morocho tenga los mismos derechos que un rubio”. “Somos pobres, no tontos. Sabemos que las causas las arman y que persiguen a los compañeros y después no sale en los medios cuando le sacan la causa, que los absuelven. Eso no sale, queda la mancha  nomás. Cómo Amado que se la pasaron persiguiéndolo y no lo pueden. O Milagro Sala”, dice Marisa.

“Todos somos iguales ante la ley, que se cumpla. Empezó la lucha”, cerró Ramos Padilla y abajo, los aplausos resuenan al compás del cantico: “Se va a acabar, se va acabar, la dictadura judicial”.