La reacción al pedido de Cristina Fernández fue poca. El único dirigente que retomó el discurso de la vicepresidenta fue el gobernador bonaerense Axel Kicillof quien este jueves desde La Plata dijo que tomará el bastón de mariscal para recorrer la provincia. Pero la organización masiva de una movilización para evitar la proscripción de la líder del peronismo todavía no comenzó. Lo que sí empezó fue un nuevo reacomodamiento de candidaturas en un escenario cambiante y poco estable, ya que los candidatos oficialistas tienen la incómoda posibilidad de serlo a partir de que la dirigenta con más votos fue sacada de la carrera a fuerza de un fallo judicial.

Alberto Fernández, Sergio Massa, Daniel Scioli, Eduardo «Wado» de Pedro y Juan Manzur pueden salir a competir a partir de lo que la vicepresidenta explicó con tono pedagógico para quienes no entendieron o no quisieron entender: que su postulación quedó impedida por decisión judicial en un proceso más que cuestionado. Por eso, casi como en un reto a estudiantes que no prestaron atención, la vicepresidenta insistió con que ella no se autoexcluyó ni hubo ningún renunciamiento sino que, si no hay reacción popular organizada, habrá una segunda proscripción en la historia del peronismo.

Incluso, ante la falta de reacción popular organizada, la vicepresidenta le puso fecha a la movilización en defensa de la democracia, a la que Cristina caracterizó como «cooptada por las mafias». El 24 de marzo es un ritual masivo en Buenos Aires y en todas las provincias, en donde la militancia, pero también la gente suelta, se encuentra de manera cada vez más masiva para defenderse contra los sistemas autoritarios.

Todo aquel que se anote en la carrera presidencial dentro del mismo espacio que tiene a su líder proscripta corre el riesgo de colgarse el cartel de traidor. Es por eso que nadie levanta todavía la mano a la hora de autoproclamarse candidato. Pero todos construyen su camino en silencio.

Por lo pronto, el elogio del presidente a Sergio Massa en su último reportaje televisivo llamó la atención a propios y ajenos. Fuentes albertistas habían confiado a Tiempo que, si el mandatario no lograba levantar en las encuestas, iba a jugar en favor de un candidato que no sea del cristinismo. Lo que no se había configurado hasta el momento era una posible alianza entre Alberto y Massa en favor de la candidatura del ministro.

Sin embargo, fuentes del peronismo aseguraron a este medio que el presidente también prometió su visto bueno al propio Scioli para que se postule, esperanza que mantiene el embajador de Brasil que a principios de enero viajará a la Mar del Plata para comenzar a medir en persona las posibilidades reales de convertirse en el candidato del peronismo.

En tanto, «Wado» se fue convirtiendo en una pieza a ser jugada como opción cristinista, si es que así se acuerda dentro de ese espacio. Fuentes cercanas al ministro aclaran lo obvio: «No haría lo que hace sin autorización». Desde que el dirigente camporista se empezó a probar el traje de candidato, siempre sin autoproclamarse, el saldo acumulado fue entre el mundo empresario, con el que mantiene diálogo y construye acuerdos. Sin embargo, por ahora, la pertenencia política de «Wado» lo obliga a levantar el bastón de mariscal y ponerse atrás de la lucha por el levantamiento de la proscripción de su jefa política.

En tanto, en las filas del massismo siguen negando la candidatura de su jefe. Lo último que dijo el ministro sobre el asunto es que su familia no estaba de acuerdo con una posible postulación. Sin embargo, todos sus movimientos indican lo contrario. De hecho, sus competidores le critican el acaparamiento de la postulación, es decir, sostienen que Massa, si logra contener la inflación, pretende ser el único candidato del espacio, sin competencia interna.

El problema del razonamiento de Massa es que, si Cristina logra levantar su proscripción a fuerza de reclamo popular, también será candidata única, sin competencia interna, por lo que el exintendente de Tigre declinaría su eventual postulación.

Por lo pronto, la dirigencia peronista parece más enfrascada en cómo llegar al cierre de listas que en tratar de dar vuelta la proscripción de la vicepresidenta. El presidente hizo una primera y única mención en la cadena nacional que dio tras el fallo que la inhabilita a ejercer cargos públicos, Massa se pronunció por redes, y el resto del kirchnerismo también. Por eso desde Avellaneda este martes CFK les pidió que dejaran la virtualidad de lado y salieran «al barrio», un reclamo de territorialidad, característica intrínseca del peronismo, pero que parece estar faltando a la hora de reaccionar ante lo que definieron como «mafia judicial», no solo para definir las candidaturas de los partidos populares, sino, más que nada, el propio diseño de las políticas públicas de un país.