«Creo que lo que tendría que hacer Macri es sí o sí cumplir con la resolución de la ONU». Desde la carcel de Alto Comedero, Milagro Sala reclamó ayer al gobierno nacional el cumplimiento de la instrucción del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU (GTDA), que hace una semana emitió un pronunciamiento en el que exigió la excarcelación de la dirigente de la organización Tupac Amaru. Las palabras de Sala, quien fue entrevistada ayer en Radio Rebelde, incluyeron una mención al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, impulsor de su detención en condiciones que violan sus derechos y garantías: «El Poder Judicial (de la provincia) no tiene independencia, está gobernado por él», lanzó.

El presidente Mauricio Macriy su gabinete no quieren otro pronunciamiento como el del GTDA que depende del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Con ese objetivo la Cancillería buscará esta semana obturar posibles contagios en la OEA y en otras organizaciones de la ONU. El peor escenario para el gobierno que jura que la Argentina ha regresado al mundo es que el caso Sala llegue a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Al menos por ahora, Macri no es tan crudo ni tan visceral como su aliado Morales, quien sin pruritos dijo durante la semana pasada que no va a liberar «a esa mujer (Sala)». El desprecio en los hechos de los resortes institucionales y la independencia de poderes de Jujuy se ha convertido en la moneda corriente. Pero el gobierno nacional debe guardar las formas porque, al fin y al cabo, es quien responde ante organizaciones como la ONU y la OEA y ante los pactos y convenciones internacionales que la Argentina incorporó en 1994 como parte integrante de la Constitución Nacional.

Es por ello que la exigencia del Grupo de Trabajo no es un tema para descuidar . Tampoco sorprendió al gobierno su resolución porque participó del proceso de investigación al responder los requerimientos que hizo el GTDA y que abarcaron mucho más que la primera causa de detención de Sala.

Si bien es cierto que en su intento por devaluar el peso de la resolución de este grupo, el gobierno dijo que se trata de expertos independientes, también es verdad que este es un mecanismo que usa Naciones Unidas para decir lo que no se dice, por ejemplo, en el recinto de la Asamblea General. Por otro lado, los expertos del GTDA responden y son monitoreados por una de las instituciones más prestigiosas de la ONU como el Alto Comisionado por los Derechos Humanos.

Entonces, si se tratara de una simple recomendación ligth no habría partido rumbo a Washington el actual embajador en Derechos Humanos de la Cancillería, Leandro Despouy. Este abogado radical presidió en 2001la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y trabajará para que el Consejo de DDHH de Naciones Unidas no se interese en el caso. Será una tarea complicada. Entre los 47 países que lo integran están Cuba, Bolivia, Venezuela y Rusia, un verdadero eje del mal para los intereses macristas.

A esta taskforce se sumará en la semana el actual secretario de DDDHH de la provincia de Buenos Aires, Santiago Cantón, quien entre 2001 y 2012 fue el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de DDHH. Cantón no viajó porque debe aprovechar la visita a la Argentina de la relatora sobre los Derechos de las Mujeres de la CIDH, MargaretteMayMacaulay.

En la CIDH el gobierno argentino pretende activar otro dique de contención porque aunque la OEA vive una etapa de profundo desprestigio, la Comisión es uno de los espacios que mantiene en alto su bien ganada reputación. Entonces, si toma el caso de Milagro Sala y avanza en el mismo sentido que el GTDA, es más que probable que desemboque en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. “Es como pasar de imputado a procesado”, afirmó un ex diplomático que conoce estas instituciones. Un dato más, Macaulay fue miembro de la Corte Interamericana. El mismo cargo que hoy ostenta Raúl Zaffaroni.

Milagro Sala está a punto de cumplir 300 días detenida sin causas que justifiquen su permanencia en prisión. Auer, a través de Radio Rebelde, Milagro fue contundente: “Me tienen presa porque me tienen miedo”. «