El ascenso de Carlos Rosenkrantz a la presidencia de la Corte Suprema de Justicia fue una noticia que se festejó en los despachos de la provincia de Jujuy: es que el ministro que designó Mauricio Macri no solo suscribe a la idea de que los fallos del Sistema Interamericano no obligan a las decisiones de la justicia nacional, sino que uno de sus discípulos ocupa un rol clave en la persecución de Milagro Sala: el fiscal anticorrupción Joaquín Millón Quintana, nombrado por el propio Gerardo Morales, trabajó en el estudio Bouzat, Rosenkrantz & Asociados.

La abogada Graciana Peñafort advirtió sobre esa relación en Twitter: “no vamos a tener buenas novedades respecto a Milagro Sala. El hoy fiscal anticorrupción de Jujuy, Joaquín Millón (Quintana), trabajó para él”.

En Jujuy se conocía esta relación. “Sabíamos que fue junior en el estudio de Rosenkrantz”, dijeron desde la defensa de Milagro Sala. También el periodista y presidente del CELS Horacio Verbitsky señaló esa relación. Y en una de sus columnas dominicales del 11 de diciembre de 2016, agregó otro dato: Millón Quintana obtuvo una maestría en Teoría del Derecho en la New York University School of Law, cuando allí era profesor de Derecho Global el flamante presidente de la Corte.

El joven perseguidor de Sala trabajó durante seis meses en Bouzat, Rosenkrantz & Asociados, entre noviembre de 2006 y abril de 2007, en el primer escalón de la jerarquía letrada. El dato también aparece en su perfil de la red social Linkedin.

Millón Quintana fue nombrado por Gerardo Morales como fiscal anticorrupción para comandar la OA en el inicio de la gestión radical. Entonces tenía 36 años y venía del riñón: fue asesor de Gil Lavedra en la Cámara de Diputados y desde 2009 hasta 2015 trabajó con el radical jujeño Mario Alejandro Nieva en la Auditoría General de la Nación. El auditor jujeño fue uno de los testigos de Morales en el juicio de los huevazos que terminó condenando a la diputada del Parlasur por una acción de la que no participó ni ella ni la Tupac Amaru.

Su designación fue para perseguir a Milagro Sala. Eso hizo y hoy es uno de los acusadores en la megacausa “Pibes Villeros” que investiga un supuesto desvío de fondos. Tanto ahínco puso el fiscal en ir tras la líder de la Tupac Amaru, que olvidó validar en Jujuy su título de abogado obtenido en la Universidad Nacional de Córdoba: obtuvo su matrícula provincial dos días antes de la primera audiencia del juicio.

La designación de Rosenktrantz al frente de la Corte cayó bien en Jujuy. Si bien el ministro fue uno de los firmantes de la acordada que obligó al juez carcelero de Milagro, Pablo Pullén Llermanos, a devolverla a la casa-cárcel de El Carmen a principios de agosto pasado. Pero eso tiene contrapeso: recuerdan que por su gestión la Corte Suprema firmó el fallo Fontevecchia que limita el alcance de las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos obre la justicia nacional. Ese organismo internacional es el que pidió la liberación de Milagro Sala.