Se viene un septiembre movido, de creciente movilización callejera. Lo mismo se promete para fines de noviembre y principios de diciembre. Una fecha que, en este último caso, coincidirá con la realización en Buenos Aires de la 13° cumbre del G-20.  El pronóstico sobre una escalada de manifestaciones y protestas para el último cuatrimestre del año fue una de las conclusiones del Primer Congreso Nacional del Frente Multisectorial 21F, el movimiento político gestado por el moyanismo con la –palabra justa en este caso- bendición del Papa Francisco.

El plenario se realizó este jueves en el estadio cubierto de Atlanta, barrio porteño de Villa Crespo. En el arranque tuvo el formato de un congreso partidario del peronismo, con el ex legislador porteño Gustavo Vera en el rol de quien lee en voz alta las mociones para que sean aprobadas por la multitud, a mano alzada. Pero hacia el final del encuentro, los locutores anunciaron la llegada del secretario general de Camioneros y ex jefe de la CGT, Hugo Antonio Moyano. El encuentro se convirtió entonces en un acto lleno de definiciones fuertes y mensajes dirigidos al gobierno.

Presentado desde el micrófono como “el último héroe de los trabajadores”, Moyano caminó hasta el atril que exhibía el logo y las consignas del 21F. El nombre elegido para el nuevo frente –que cuenta con 28 multisectoriales en todo el país y al que adhirieron 875 agrupaciones políticas, sindicales y sociales- recuerda la última gran concentración convocada por el líder camionero: la del 21 de febrero de este año, sobre la 9 de julio.  “Aprovecho esta hermosa reunión para convocar a todos los hombres y mujeres de nuestra patria a terminar con esta situación, que no solamente nos hambrea sino que nos denigra. Este gobierno es la vergüenza del mundo”, cargó Moyano.

Así ratificó lo que un rato antes se había votado de manera unánime. La moción consistía en movilizarse al Congreso en septiembre, para expresar el rechazo al ajuste impuesto por el FMI que el macrismo tratará de implementar en el presupuesto 2019, y volverse a manifestar en noviembre y diciembre al equiparar la presencia del G-20 como una suerte de nuevo ALCA que ahora intenta aprovechar el mega-endeudamiento para quedarse con los recursos naturales. “Ahora vienen por el territorio”, fue la advertencia puntual de Moyano.

El congreso del frente político, sindical y social había comenzado con la presentación de las regionales. En el  último año y medio, Vera y el secretario de Acción Social de Camioneros, Juan García Longhi, recorrieron muchas provincias para implantar el nuevo espacio a lo largo del país. El propio Vera se encargó de explicar que la estrategia elegida para la construcción del nuevo movimiento respetó un consejo de Francisco: “Ir de la periferia al centro”.  

Este jueves, en el escenario de Atlanta, se había dado cita toda la plana mayor de Camioneros aunque con la excepción de Pablo Moyano, secretario adjunto. El hijo de Hugo, se sabe, se encuentra internado tras un pico de tensión en el sanatorio que tiene el gremio en la localidad bonaerense de San Justo. Varias veces a lo largo de la tarde se coreó el “Olé, olé, olá/ Pablooo, Pablooo”. Y el propio Hugo contó, al inicio de su discurso, que su hijo mayor estaba bien y que “en pocos días va a estar firme y defendiendo los derechos de los trabajadores”.   

La actividad en Atlanta también mostró el poder de convocatoria que tiene el moyanismo entre la dirigencia sindical y social que quiere asumir un rol de oposición nítida a Cambiemos. En el palco se codearon el diputado nacional y gremialista del cuero, Walter Correa; el secretario general de la CTA de los Trabajadores, también diputado, Hugo Yasky; el referente de la CTA Autónoma, Pablo Micheli. También se vio a Daniel “Tano” Catalano (ATE Capital), Néstor Segovia y Beto Pianelli (AGTSyP, metrodelegados), Leonardo Fabre (APOPS), Mario Manrique (secretario adjunto de SMATA), Omar Plaini (canillitas), Sonia Alesso (CTERA), Roberto Baradel (Suteba), José Rigane (CTA Autónoma, Luz y Fuerza de Mar del Plata), Christian Miño (Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo, CNCT) y Rafael Klejzer (CTEP Capital, Movimiento La Dignidad), entre otros gremialistas y dirigentes sociales. Del tinglado y las paredes colgaban banderas del sindicato de custodios argentinos, de la Corriente Clasista René Salamanca, de la Corriente Martín Fierro, del gremio docente UDOCBA, de los trabajadores despedidos de Télam.

La mayor ovación de la tarde se escuchó cuando Moyano denunció que la Agencia Federal de Inteligencia y el Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich lo están espiando, al igual que a su familia. Enseguida recordó en detalle algunos conflictos muy graves que tuvo con la familia Macri, sobre todo con Franco, que era uno de los propietarios de la empresa de recolección de residuos Manliba, que tenía la concesión del servicio en el distrito porteño. “Nosotros hemos denunciado a la AFI y hasta a la ministra de Seguridad (por Bullrich). Nos hacen una denuncia de un barrabrava (por Pablo ‘Bebote’ Álvarez) cuando nosotros, en nuestra institución (Independiente), los combatimos. Por mi casa pasan autos con chapa falsa o sin patente que sacan fotos. Creen que nosotros vamos a disparar (por fugarse) cuando son ellos los que tendrían que estar disparando”, comenzó el dirigente camionero mientras la multitud escuchaba con especial atención.

Moyano luego contó que cuando Manliba se retiró del negocio de la recolección de basura en la CABA el padre del presidente intentó no pagarles la antigüedad a sus trabajadores de esa empresa. El argumento era que los operarios de Manliba seguirían trabajando con otro empleador y otra razón social. Para Camioneros, sin embargo, el derecho a cobrar una indemnización por la antigüedad es innegociable. “Mientras que el empresario acumula capital, lo que acumula un trabajador es antigüedad. Ese es su capital, y gracias a eso es que muchos (trabajadores) se pudieron comprar una casa o un terrenito”, remarcó Hugo. El secretario general de sindicato de obreros y choferes de camiones (SoChoCA) contó, también, que Franco Macri le envió a un abogado “para negociar”, y que ese enviado le ofreció un arreglo que incluía perjudicar a los afiliados de su gremio a cambio de un beneficio económico personal para él y sus allegados.

“Pero no aceptamos. ¿Cómo íbamos a aceptar una cosa así? Por eso no nos quieren y no nos perdonan. Porque también fuimos nosotros los que le rompimos el techo (paritario) al gobierno con el 15%. Y les sacamos el 25%. Por eso estos tipos (por los funcionarios de Cambiemos) nos desprecian, pero yo prefiero que nos desprecien ellos a que un trabajador no se sienta representado por el sindicato que yo conduzco”, remarcó Moyano en medio de una ovación de sus afiliados. Vestidos con chalecos, camperas y camisetas de color verde, los trabajadores del camión coreaban un cantito con impronta futbolera: “en la Argentina hay una banda/ hay una banda de Camioneros/ que tiene aguante/ que tiene huevo/ yo con Moyano no tengo miedo”. 

Antes de terminar, Moyano advirtió que el gobierno pretende encarcelarlo a él, a su hijo Pablo y al secretario general del Club Atlético Independiente, Héctor ‘Yoyo’ Maldonado. “Podrán quitarnos la libertad pero nunca la dignidad”, desafió entonces. Un rato antes había convocado a los dirigentes sindicales de todos los sectores a movilizarse en septiembre contra la aprobación del presupuesto 2019 y el ajuste del Fondo. “Que nadie se haga el distraído. O se suma a la lucha de los trabajadores o se queda con los oligarcas. Algunos prefieren el perfume francés de los funcionarios del gobierno, nosotros elegimos la transpiración de los trabajadores, que es un perfume mucho mejor”, subrayó trazando una línea divisoria para todo el sindicalismo argentino.