Con un número todavía bajo de casos de Covid-19, el gobierno bonaerense trabaja ahora en “focalizar” la cuarentena. El viceministro de Salud de la Provincia, Nicolás Kreplak, explica a Tiempo cómo es el trabajo que vienen llevando adelante en cada distrito y en cada barrio para mitigar los focos que aparecen. Defiende el aislamiento social obligatorio y advierte que, si se levantara, en 15 días se produciría un contagio masivo y tantas muertes como en Europa. El funcionario se muestra preocupado por la tasa de contagio entre el personal de salud, que es del 20%, y habla de las críticas a los médicos cubanos: “Son anacrónicas, ofensivas e injustas”.

–¿En qué fase está hoy la Provincia?

–Venimos en una fase ya bastante prolongada de contención de la situación. La cantidad de casos por día es muy baja. Las medidas hasta ahora han sido muy exitosas y nos han permitido avanzar en el fortalecimiento del sistema de salud. Hoy estamos con un promedio de 60 y pico de casos en los últimos siete días y tenemos 500 internados por casos sospechosos o confirmados en las 15.500 camas del sistema de salud público de la Provincia, con lo cual –si se le suma todo el resto de las patologías internadas– tenemos una tasa de uso de las camas de menos del 30%. Al principio tomamos medidas muy genéricas y uniformes, basados en lo que pasaba en otros países; ahora ya tenemos información propia y viene la focalización.

–¿Cuáles son las medidas en las que están trabajando?

–Son varias cosas: primero, mucho seguimiento epidemiológico ante cualquier caso que encontramos y revisar los contactos estrechos, y seguir que hagan aislamiento estricto. Eso ya lo venimos haciendo y vemos que un porcentaje muy grande de los contagiados se contagia en un hospital, una clínica, en un geriátrico o a veces en un lugar de trabajo. Es en lugares concretos: no es que la gente camina por la calle y se contagia. Siempre son pequeños brotes y se trabaja para mitigarlos. Después, estamos trabajando con información en gran escala, como big data de movimiento de gente, para ver cuáles son los territorios que se mezclan. Lo que viene ahora es la transitoriedad: hay que tomar medidas que duren en el tiempo, que sean eficaces.

–¿Cómo se administra la cuarentena en el Conurbano?

–Hay que tener muy presente que hay un trabajo activo muy grande del sistema de salud, que quizás no se ve porque no es sólo que la gente se quede en su casa. Nosotros mitigamos todos los focos. Aparece uno en un lugar y entrevistamos a cada persona, averiguamos con quiénes estuvieron, si tuvieron síntomas, los aislamos, los hisopamos, los observamos. Eso permite que otra parte de la sociedad pueda salir a hacer las compras porque nadie está encerrado al 100%. Por eso, hay que ser muy claros con esto: si nos relajamos, el escenario es el del cualquier país del mundo. Y enseguida habrá un brote masivo porque la enfermedad está. El tema es que la medida es eficaz porque la tomó todo el pueblo con conciencia.

–¿Para cuándo esperan el pico de contagio?

–Es muy difícil saberlo. Estamos viendo que prácticamente no aumentan los casos. En los primeros modelos matemáticos que habíamos realizado se hablaba de un pico para principios de abril, mediados de abril o principios de mayo; sin embargo, esto se corrió. No estamos viendo que haya una tasa de duplicación muy alta. Si bien hay casos en que una persona contagia a muchos, los demás se frenan rápidamente por el trabajo que estamos haciendo. En general, los casos se duplican en dos o tres días y acá estamos en 15 o 16 días en el país. En la Provincia hay 1100 casos y para duplicarlos, al promedio de 60 diarios, necesitás 20 días. Si soltáramos las medidas, en 15 días hacemos el pico. Si levantamos la cuarentena, como piden algunos, en 15 días estamos con el sistema sobrepasado, el pico, los muertos en la calle. La realidad es que esta medida hay que seguirla y administrarla.

–¿Cuál es la tasa de contagio entre el personal de salud?

–Es alto. Está cerca del 20% en la Provincia y estamos viendo que se reproduce especialmente a través de instituciones en este momento. Hay elementos de protección personal que estamos distribuyendo entre los hospitales y acabamos de cargar el cuarto avión de Aerolíneas a China. Costó muchísimo conseguir eso. Lo que observamos es que la mayoría de los contagios se produjeron en áreas entre pacientes no sospechosos y en la mayoría de los casos en profesionales con multiempleo, que es uno de los principales problemas del sistema de sanidad en Argentina. Hay distritos donde no hay ningún paciente de a pie, pero los médicos sí están contagiados. Lo que planteamos es trabajar con reglas de seguridad alta, como si estuviéramos siempre frente a pacientes de coronavirus.

–¿Cuántos médicos le faltan a la Provincia?

–Depende de la correlación entre la pandemia y el sistema. Hoy me sobra el 60% de los trabajadores porque no tengo atención, no tengo pacientes. Están las camas vacías, las guardias también. Pero si se produce el pico, según algunos cálculos que hicimos, necesitaríamos un poco más de 700 médicos y no cubrimos ese número. Estamos buscando todas las posibilidades de sumar a todos los colegas.

–¿En qué instancia está la llegada de los médicos cubanos?

–Los trámites no están iniciados. Es una evaluación política. No hay un esfuerzo que no vayamos a hacer para tratar de salvarnos de esta pandemia y, si eso incluye traer médicos que son capaces, están organizados y puedan dar una mano, lo haremos.

–¿Qué opina de las críticas?

–Las críticas se concentran en dos aspectos: uno macartista, que carece de racionalidad y lo encuentro ofensivo, que desprecia a los cubanos por ser cubanos. Es anacrónico. Después, hay un aspecto de la corporación. Yo soy médico clínico de planta de un hospital público –soy parte de la medicina, no soy un outsider– y hay una persecución y un celo desmedido de representantes de la corporación médica que no hacen más que perjudicar la credibilidad y el buen nombre de mis colegas. Si vamos a traer médicos cubanos, lo vamos a hacer porque hay funciones que no logramos cubrir y no vamos a dejar que se nos muera gente porque no conseguimos médicos pudiéndolos traer de otro lugar. Por otro lado, las condiciones laborales van a ser las mismas que con las cuales se trabaja en el país: ni vamos a pagarles más, ni menos, sean de la nacionalidad que sean.