El diputado Leonardo Grosso integra el grupo de seis legiladores del Movimiento Evita que dejaron el FPV para formar un nuevo bloque. La falta de una «condena contundente a los hechos de corrupción» fue uno de los motores de esa deserción. Sin embargo, en diálogo con Tiempo, Grosso advierte que, con el caso López, «se trata de deslegitimar un proceso que construyó inmensas conquistas sociales». El joven legislador se sigue reivindicando kirchnerista, sostiene que le faltó autocrítica a la carta de la ex presidenta Cristina Fernández, y adelanta que están dispuestos a articular con el Bloque Justicialista, que integra Diego Bossio, y con el Frente Renovador de Sergio Massa, siempre que se comprometan con «la defensa de los derechos populares”.

–¿Por qué se fueron del bloque del FPV?
–Por varios motivos. Creemos que deberíamos hacer una fuerte autocrítica de por qué perdimos las elecciones.  Nosotros no creemos que sea acertado profundizar la contradicción macrismo-kirchernismo. El macrismo va contra todo el pueblo, no sólo contra esa experiencia política. Otro de los motivos es que es necesaria una condena contundente a los hechos de corrupción que surgieron de nuestro propio espacio. Aparte de repudiarlo, de que nos dé asco, hay que marcar el cinismo que trae implícito, porque nosotros construimos un proyecto de país que luchó  contra las desigualdades sociales y que logró conquistas inmensas. Creemos que no se puede andar con medias tintas, y hay que plantear que todos nuestros funcionarios están a disposición de la Justicia y que jamás nos vamos a amparar en los fueros.
–¿Cree que fue insuficiente la autocrítica? ¿No alcanzaron los argumentos del ex ministro Julio De Vido, quien dijo que había participado de todas las convocatorias judiciales?
–Tendríamos que haber planteado una iniciativa política que proponga que los diputados del FPV nos desaforábamos. Incluso tendríamos que haber convocado a diputados de otras fuerzas. No está en duda el compañero De Vido. No es un problema personal, es político. Se ataca a la política, se trata de deslegitimar un proceso que construyó inmensas conquistas sociales. Y lo que se pone en duda son esas conquistas sociales, no el honor de un funcionario.
–¿Fue suficiente la carta de la ex presidenta Cristina Fernández?
–Fue una respuesta. Le faltó una autocrítica porque nos equivocamos al confiar 12 años en un tipo que nos engañó. Faltó a nuestra confianza y honestidad y puso en juego no el buen nombre de un espacio político y sino las conquistas  sociales, y eso amerita unas disculpas. No asumimos el problema de la corrupción como una bandera del progresismo o de los gobiernos populares de América Latina. 
–¿Se siguen reivindicando como kirchneristas?
–Sin duda. Jamás vamos a renegar de nuestra procedencia y experiencia histórica. –¿Cree que no se hizo lo suficiente para retenerlos?
–Hubo discusiones intensas. A diferencia de lo que dicen los grandes medios, el FPV  se caracteriza por las discusiones a su interior. Siempre hubo una democracia interna enorme. Nosotros discutimos mucho, no llegamos a ningún acuerdo y no queremos ser un palo en la rueda de nadie. 
–¿Pero van a estar más libres para coordinar con Bossio y  Massa?
–Sí, sin duda. Creemos que hay que coordinar con toda la oposición, pero sobre todo con los sectores peronistas.
–Pero hay diferencias sustanciales con Massa…
–Eso lo dirá el tiempo. Vamos a articular en la medida que tenga que ver con la defensa de los derechos populares.
–¿Esta decisión debilita el campo popular?

–Fue contradictorio y doloroso. El punto de inflexión en el que se debilitó el campo popular fue la derrota electoral. La falta de autocrítica y de maduración de esa crisis nos lleva a una situación de cada vez más fragmentación. Acá no ganó Macri, perdimos nosotros. No logramos interpretar qué es lo que la sociedad necesitaba para elegir este proyecto, ni mostrarle a la gente cuáles eran las contradicciones en danza. «