No es fácil la vida en Villa Inflamable, junto al Polo Petroquímico de Dock Sud, un barrio acechado por la contaminación y que padece recurrentes inundaciones, como la ocurrida diez días atrás por las fuertes lluvias. Frente a la compleja situación ambiental y urbanística en la que viven allí más de 1500 familias, el municipio de Avellaneda viene desarrollando una fuerte inversión en diversas obras de infraestructura.

Sólo entre febrero y marzo de este año, en ese castigado sector comprendido entre las calles Sargento Ponce, Morse y Génova y el arroyo Sarandí, el área de Infraestructura Vial del municipio ejecutó mejoras en 15 cuadras de tierra a través del perfilado con motoniveladora y la colocación de fresado, facilitando la circulación y el acceso en el barrio, con una inversión de $ 430.000.

“Además, hoy se encuentra en ejecución la pavimentación en hormigón simple y los desagües complementarios de las calles Galileo, Góngora y Canalejas, por un monto de 4.188.344 de pesos”, puntualiza el ingeniero Ariel Lambezat, secretario de Obras y Servicios Públicos de Avellaneda.
El problema de los desagües y, en general, del escurrimiento del agua de lluvia, es crónico en Villa Inflamable. “La cuenca vierte sus aguas de lluvia a través de dos canales naturales a cielo abierto hacia el arroyo Sarandí –explica Lambezat–. En el año 2015, a través de un convenio llevado a cabo junto a Acumar, el Municipio realizó la limpieza y la recuperación de los taludes, a fin de posibilitar el correcto escurrimiento de las aguas de lluvia”.

Sin embargo, desde Avellaneda explican que los desencuentros con Acumar, la autoridad que entiende en la cuenca Matanza-Riachuelo –y cuyo saneamiento exige el fallo de la Corte por la causa Mendoza, originada precisamente por la denuncia de una psicóloga social que trabajaba en la salita de Villa Inflamable–, recrudecieron con las actuales autoridades en Nación y Provincia. Ni en 2016 ni en lo que va de este año se giraron fondos para la limpieza de esos canales y zanjones. “Si no se hace mantenimiento, el agua no sale”, grafica Lambezat.

Las obras realizadas por el municipio en 2017 incluyen también tareas de reacondicionamiento en la Escuela Primaria N°67 y en el Jardín de Infantes Provincial N°931, que supusieron una inversión de $ 1.626.000. El eje central, no obstante, está puesto en la red de servicios. Desde 2015 se han ejecutado 420 conexiones domiciliarias a la red de agua potable, con la meta de llegar a todas las viviendas, y durante 2016 se renovaron 1500 metros lineales de la red a través del Plan “Agua + Trabajo”, que lleva adelante Avellaneda junto a AySA.

El objetivo de fondo es, desde luego, la relocalización de buena parte de un vecindario que convive desde hace décadas con industrias altamente contaminantes. “Por supuesto, si hay un programa de relocalización es porque, efectivamente, es un lugar donde el suelo está contaminado –advierte el funcionario–. En este momento estamos construyendo 440 viviendas a relocalizar a los vecinos. Mientras tanto, trabajamos permanentemente en el barrio, con la idea de mejorar el alumbrado, el servicio de recolección y las calles”.