El jueves, pequeños y medianos productores se plantaron con tractores, verduras y hasta una vaca frente a las oficinas del ministro de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere.  En las escalinatas del ministerio se paró el presidente de la Federación Agraria (FAA) y reclamó que a la crisis que pasa el sector agropecuario se le agregan medidas del gobierno contra los productores de alimentos. “A los productores de cerdo, a los tamberos, a los de las economías regionales que se están fundiendo, viene el gobierno nacional y nos dice que somos ineficientes y que nos tenemos que reconvertir. Pero, ¿no será que la ineficiencia proviene de ellos, que no saben reconocer que en el campo no somos todos iguales?”, se preguntó Omar Príncipe.

Tiempo dialogó con el presidente de la FAA luego de la movilización, Príncipe pintó un cuadro desolador que se profundiza cuanto más pequeño es el productor y responsabilizó al gobierno que recurre “a las recetas del libremercado para solucionar todos los problemas” y no posee políticas públicas. “Mientras los agricultores medianos y pequeños nos fundimos, hay un sector concentrado que está viviendo una fiesta con una renta extraordinaria” reclama Príncipe.

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“El jueves fuimos más de 20 organizaciones que convocamos a la movilización frente al Ministerio de Agroindustria pidiendo por la Ley de Agricultura Familiar, por el Monotributo Social Agropecuario, por la reincorporación de los trabajadores del Ministerio de Agroindustria, del Senasa, del INTA y por las políticas públicas diferenciadas para la agricultura familiar: Esta crisis nos está desapareciendo”, con estas palabras inicia la charla el presidente de la FAA.

–¿Cómo es la situación del sector que usted representa?

–Nosotros producimos cerca del 80% de los alimentos que consumen a diario los argentinos y se da la paradoja que los pequeños y medianos productores estamos trabajando a pérdida, a quebranto, mientras los alimentos siguen aumentando. El INDEC en la última semana muestra que el rubro alimentos y bebidas es el que más aumentó, con un 5,2%, y a nosotros nos siguen pagando lo mismo que hace un año. Para poner algún ejemplo, la ciruela y el durazno a los productores se la pagan 2 pesos, la banana 1,50, a los tamberos les pagan la leche $ 6,20 cuando el costo es de 8 pesos. A esto tenés que sumarle que nos dolarizaron las tarifas, que aumentaron un 500 por ciento. Para generar valor agregado, muchos productores necesitan energía, hasta para poner un pozo para regar. Estamos en una competencia desleal con productos importados y pagando tasas de interés de un 70%. Con todos estos factores es inviable un modelo productivo, y las medidas afectan sobre todo a los productores más chicos que son los más vulnerables.

–¿Cómo es que pagan tasas del 70 por ciento?

–Todos sabemos que las tasas del Banco Central están entre el 40 y 50 por ciento. Es un negocio fenomenal para el sistema financiero, para los que aportan a la entrada y salida de capitales para comprar letras y dólares. Pero para los que queremos financiar nuestro modelo productivo o los que quedamos endeudados por una cosecha pobre las tasas suben al 70%, porque cambiar un cheque en Argentina sale eso. Este combo de factores hace inviable cualquier modelo productivo. Tenemos un Estado que es un observador de los acontecimientos, creen que la receta del libremercado soluciona todos los problemas, pero nosotros necesitamos un Estado que ponga equilibrio, porque volviendo a los alimentos, a nosotros nos lo pagan cada vez menos y los consumidores los pagan cada vez más caro. Hay alguien que se está quedando con las rentas en la cadena: el sector financiero y el Estado con un sistema impositivo que distorsiona todos los precios.

–¿El gobierno da alguna respuesta a estos planteos?

–En algunos casos hay diálogo, el gobierno ha convocado mesas que yo llamo de “incompetitividad”. Por ejemplo, en el tema leche, hace tiempo que nos reunimos, pero salimos sin ningún problema resuelto, mientras todos los días se cae un tambero. En el último año desaparecieron 450 tambos en Argentina. Son números que se repiten en las otras actividades, en la producción de cerdos, en todas las economías regionales.

–¿Por dónde le parece que podría haber una salida?

–Necesitamos un cambio en el modelo productivo. Ese cambio tiene que ver con que el gobierno presente programas y políticas públicas activas orientadas hacia la gran mayoría de agricultores que somos los pequeños y medianos en la Argentina, que somos los que producimos los alimentos todos los días.

–El panorama suena desolador, parece que el sector está a punto de fundirse.

–Es que nos estamos fundiendo. Las noticias de todos los días son las retenciones, pero el problema del alimento que todos los días llega a la mesa de los argentinos no aparece en los medios. Nosotros creemos que debería haber retenciones diferenciadas para productores chicos que también hacen trigo, girasol, soja, maíz. Pero todos estos problemas no están en los medios de comunicación, no están en la opinión pública porque al gobierno no le interesa. Sólo quiere hablar de un modelo exportador y cada vez producimos más para 300 millones de personas en el mundo. Y está bien, coincidimos en que hay que apostar al potencial agroexportador de la Argentina. Pero eso no significa que descuidemos la producción de alimentos que va al mercado interno. Si a todo esto que hablamos, le agregás un mercado cada vez más deprimido, con menos posibilidades de adquirir alimento, el panorama es oscurísimo. El ajuste lo pagamos los trabajadores, los despedidos del Estado, los pequeños y medianos agricultores de todo el país mientras un sector concentrado que está viviendo una fiesta con una renta extraordinaria. Es ahí donde se debe provocar el cambio. ¿Quiénes tienen los dólares?, los grandes agroexportadores, las multinacionales a las que desobligan de liquidar la soja, provocando cada vez más déficit comercial. Les tiene que entrar que además del déficit fiscal, hay que terminar con el déficit comercial en la balanza en rojo que tiene la Argentina de los últimos años.