Al presidente Mauricio Macri le ocurrió con el debate sobre el aborto legal lo que puede sucederle a alguien que hecha a rodar una canica en una montaña nevada. La conocida metáfora de la bola de nieve consiste en que no es posible anticipar el volumen que irá tomando a medida que avanza por la pendiente. Eso fue lo que ocurrió con la discusión política y social sobre la despenalización de la interrupción del embarazo. El gobierno no imaginó el espesor que tomaría la iniciativa y menos aún que terminaría aprobándose. El movimiento de mujeres, que se ha transformado en un tsunami en los últimos años, puso su extraordinaria capacidad de movilización y militancia detrás de este objetivo y lo consiguió. La duda que flota en el aire para el análisis político es: ¿le convino al oficialismo que se haya aprobado la iniciativa?

“Macri se arriesgo mucho convocando a debatir esta ley”, remarcó el sociólogo Carlos De Angelis, coordinador del Observatorio de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. “El núcleo duro de su electorado es el que está en contra de la legalización. Es un sector muy ideologizado de derecha que existe en la Argentina, que ronda un 25 por ciento del electorado y respalda fuertemente a Cambiemos. El enojo de (Elisa) Carrió fue un golpe claro. Así que no creo que pueda decirse que le convino la aprobación de esta ley al oficialismo. Le trajo muchas tensiones en su dirigencia y también en su base electoral”.

El politólogo Hilario Moreno, director de la consultora Dicen, tuvo una mirada similar respecto del “negocio político” que implicó para Macri la aprobación de la ley. “Puede ser un poco apresurado hacer un cálculo taxativo. Sin embargo, en mi opinión, le puede generar problemas con su propio electorado. Genera mucho más ruido interno del lado de Cambiemos que del lado peronista. No veo una ventaja. Una buena cantidad de los votantes de Macri no están de acuerdo con esta norma.”

Quien opinó de un modo distinto fue el consultor Ricardo Rouvier. “Creo que cuando el gobierno lanzó esto lo hizo sin advertir que podía crecer tanto. La ola verde no es algo que haya promovido el oficialismo. Luego, una vez iniciado el fenómeno, el gobierno entendió, y eso es inteligente, que le convenía más el voto afirmativo que el negativo. A mí me parece que le sirvió en el sentido de que iba a haber mucha gente enojada si la ley no salía. Todas las encuestas indican que la mayoría de la sociedad está a favor. Esto le sirvió al presidente para dar un clima democrático, de un oficialismo que abre el juego y no impide la transversalidad”. “Además -agregó Rouvier-, puede ser cierto que la mayoría de su base electoral esté en contra, pero son cosas que no tienen tanto dramatismo. Después pasan. Y ese sector de la sociedad no dejará de votar a Macri por esto”.

Otro interrogante que sobrevuela es si el debate pudo a ayudar al ejecutivo a distraer la atención de la situación económica. En este caso, la posición de los consultores que hablaron con Tiempo Argentino, fue unánime: absolutamente no.

“Les pasó algo parecido a lo de octubre del año pasado-dijo Rouvier-. Habían ganado la elección, tenido un espaldarazo, y a las pocas semanas todo se licuó con el ajuste jubilatorio. En este caso, el clima cambió en horas. La situación macroeconómica es muy complicada. Nadie puede defender la política económica. Perdieron capacidad de argumentación. La Argentina hoy es un gran lío”.

Hilario Moreno, por su parte, remarcó: “La gente tiene la preocupación en otra cosa. El oficialismo está en un tobogán por el tema del dólar. Eso no quiere decir que el peronismo kirchnerista logre sacar ventaja de esto para construir una base de respaldo más grande. Eso tampoco ocurre.”

Y De Angelis remató: «Nada puede tapar el tema económico. Es demasiado grave. Devaluación es igual a caos. La sociedad está muy asustada. No hay noción de los precios. Es una especie de rodrigazo». «