El escenario electoral en la provincia de Buenos Aires muestra dos elementos que pueden parecer paradójicos, aunque no lo son tanto. La polarización que quedó plasmada en las PASO del pasado 13 de agosto sigue vigente. Sin embargo, hay un clima de general, creado por el gobierno y los grandes medios de comunicación, que genera un ambiente más favorable al oficialismo. A esto hay que sumarle el factor sorpresa que generó que Esteban Bullrich quedara cerca de la ex presidenta Cristina Fernández en las PASO, cuando se había instalado la sensación de que CFK ganaría con más comodidad. Este clima actual  de opinión pública influye en el resultado que muestran la mayoría de las encuestas. Lo que nunca se sabe, hasta el día de la elección, es cuánto de ese ambiente se traduce también en las urnas. 

Para ilustrar la situación se pueden tomar dos mediciones que circularon esta semana. Una es de la consultora Opina Argentina. La consultora, que estuvo cerca del resultado en las mediciones previas a las Primarias, publicó un trabajo que mostró a Bullrich en 40 puntos de intención de voto; Cristina con 36; Sergio Massa con 11; Florencio Randazzo con 5; y Néstor Pitrola con 4. 

El otro sondeo que circuló fue de la consultora Ceis. En este caso hay empate técnico. La ventaja está por debajo del margen de error. El candidato de Cambiemos aparece con 36, la expresidenta con 34; Massa con 11, Randazzo con 4 y el FIT con 3 puntos.            

Hay que agregar las mediciones que  se manejan en reserva en cada búnker. En el gobierno tienen sondeos que muestran a Bullrich por encima de los 40 puntos, sacándole 4 de ventaja a CFK. Fieles a su estrategia, en Cambiemos no quieren mostrar esas cifras. Si publican alguna será la que muestre a su candidato por debajo, aunque ganando. El objetivo de Jaime Durán Barba es mantener la tensión de la competencia. En el oficialismo parten de la base de que su base electoral es menos movilizada que la de Unidad Ciudadana. Por lo tanto, sus votantes podrían  no ir a votar si perciben que la elección ya está ganada. 

Hay elementos que ponen entre signos de interrogación que este clima de opinión pública se traducirá en votos. Son datos que aparecen al mirar los antecedentes. En primer lugar, las PASO las ganó Cristina. La breve historia de este sistema muestra que quien gana las Primarias se impone en la general. Otro elemento aparece al analizar las elecciones de 2015. Luego de la primera vuelta, Mauricio Macri aparecía 10 puntos por arriba de Daniel Scioli en las encuestas. Era producto del clima que había generado la  sorpresa que provocó  que el actual presidente quedara sólo 2,5 puntos por debajo  de Scioli, que en las Primarias había ganado cómodo. 

El ambiente que se generó fue tan fuerte que, incluso en el balotaje del 22 de noviembre de 2015, los números de las boca de urna mostraban una gran ventaja para Macri. Por eso Scioli reconoció la derrota tan temprano. Después llegaron los votos del Conurbano bonaerense y la elección terminó en el vertiginoso 51 a 49 por ciento. Este es el antecedente que obliga a tomar distancia de los números actuales de las consultoras. 

También es una de las esperanzas que guardan en Unidad Ciudadana. En ese búnker también manejan números en los que Bulrrich está unos pocos puntos por arriba de CFK. Sin embargo, tienen algunos elementos que les permiten sospechar que hay un «voto vergonzante» a la ex presidenta. Es decir: gente que la va a votar pero que no quiere decirlo. Es un elemento habitual con los candidatos que son demonizados por los medios de comunicación, como es el caso de Cristina, que en el relato mediático  hegemónico encarna la suma de todos los males de la historia humana. 

Alguna vez le pasó esto al propio Macri en la Ciudad, cuando daba sus primeros pasos. En este caso no era por el ataque mediático sino por ser un «cheto», hijo de multimillonario, que «no sabe muy bien lo que es la vida»

 de los hombres de a pie. En las primeras veces que compitió, Macri solía dar en las encuestas menos de lo que sacaba después en la elección. 

Estos son los datos que circulan a dos semanas de la elección, en la que finalmente se develará cuál de todas las hipótesis acertó. «