El presidente encabezó este miércoles el acto homenaje a Adolfo Pérez Esquivel por los 40 años de que le fuera otorgado el Premio Nobel de la Paz. “Es un militante de la vida, la paz y la no violencia”, dijo el mandatario durante el emotivo acto. “Todavía muchas de las injusticias de las que hablabas en 1980 se padecen” y añadió: “Todavía se padecen persecuciones, todavía esa desigualdad existe y tenemos un sistema en el que la riqueza se concentra en pocos y la pobreza se distribuye en millones”, dijo el mandatario.

Durante el encuentro, que se realizó este mediodía en el Salón Blanco de la Casa Rosada, se emitieron videos con mensajes del papa Francisco; el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el teólogo Leonardo Boff y la profesora Grazia Tuzi, representante del Servicio de Paz y Justicia en Europa

“Gracias Adolfo por tu testimonio en los momentos lindos, pero también en los momentos dolorosos de la Patria”, dijo el Pontífice. “Por tu palalbra, por tu coraje, y por tu sencillez”, destacó Francisco. “Gracias Adolfo, que dios te bendiga y rezá por mí por favor”.

Por su parte, Lula escribió una carta para saludar a Pérez Esquivel. “Cuando recibiste el premio lo hiciste en nombre de mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y el camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad. Un compromiso que no sólo sigue intacto, sino que se ha profundizado con cuatro décadas consagradas a la lucha por la paz, por la memoria, la verdad, la justicia y la solidaridad por los pueblo”, dedicó Lula. “En cuanto a nuestra amistad personal quiero decirte que jamás olvidaré aquella tarde de agosto de 2018 cuando recibí tu visita en los difíciles días de Curitiba. Gesto de coraje que sólo pocos luchadores son capaces”, dijo, “tu luz seguirá como siempre iluminando las luchas por la paz en América latina y el mundo”, finalizó el exmandatario de Brasil.

Después de los saludos, fue el turno del presidente Alberto Fernández quien le entregó una placa en reconocimiento. “Te conocí después de que fuiste premio Nobel y siempre me impresionó que sos un militante de la vida, de la paz y de la no violencia. Ahí hay testimonios mucho más importantes que el mío, de gente que luchó al lado tuyo, después de la dictadura te hizo padecer el encierro, la tortura la persecución y nunca bajaste los brazos. Y lo hiciste predicando la no violencia, predicando la paz”, dijo el presidente. “Te lo dice alguien que te admira mucho”, continuó Fernández entre lágrimas.

“En tiempos en donde el reconocimiento está fundado en otras cosas, en el éxito material, en el éxito individual, vos deberías ser modelo de todos los argentinos”, agregó. “Seguiste tu lucha inalterable con la humildad de siempre y con el compromiso permanente”.

“Todos los argentinos estamos orgullosos de vos, que, si queremos buscar un modelo, el modelo sos vos. El comprometerse en la lucha con los que peor están, con los que menos tienen, con los que sufren, por la lucha tuya, por la lucha de las madres, por la lucha de las abuelas, por la lucha de los organismos de DDHH, pudimos recuperar de la tragedia a muchos. Yo tengo en el gabinete a muchos hijos cuyos padres desaparecieron en los años negros de la Argentina, está Viki, está Wado, está Horacio, está Juan, pero yo tengo mucho orgullo de contarlos entre nosotros y ellos están aquí también por tu lucha y tu trabajo”, enumeró. “Quiero darte las gracias en nombre de todos los argentinos, nos honras del mejor modo. Cuando busquen modelos, estos son los modelos que hay que seguir”.

El Nobel de la Paz agradeció al presidente y a todos los que participaron de la celebración. “Mi trabajo nunca es de una persona, es un trabajo compartido, lo digo cuando me entregan el Premio Nobel que no lo podía asumir a título personal, sino a nombre de todos los pueblos de América latina de aquellos que luchan y trabajan por construir un nuevo amanecer”, recordó Pérez Esquivel.

“Luchamos todos los días, es un hacer cotidiano. Los premios, el premio Nobel todos los que me dieron no me pertenecen, pertenecen a los pueblos de América latina y este es el legado que podemos dejar al presente y a las nuevas generaciones”, expresó y anunció que la antigua casa del Serpaj se puso ahora en manos de la Universidad de Buenos Aires. “No quiero un museo de Pérez Esquivel, no sería justo esto. Si no de los todos los premios Nobel latinoamericanos. Esa va a ser la casa de los Nobel, un centro de formación de conciencia, de crítica, de valores para todas las generaciones”.

El día que Adolfo Pérez Esquivel recibió el premio Nobel de la Paz

También se refirió a la situación del país, “la pandemia del coronavirus no es la única, está la pandemia del hambre, hay que pensar en el pequeño y mediano productor rural y en los pueblos originarios. Desde la fe, la relación con el otro y la otra de qué mundo podemos construir. Otro mundo es posible, creo firmemente en esto si sumamos voluntades en la diversidad”.

“Tenemos que pensar en otro tipo de sociedad. Generar un nuevo contrato social. Hoy en América tenemos problemas con las democracias y los golpes de Estado por eso necesitamos de la unidad continental. Generar monocultivo, tenemos que resistir y hay otro monocultivo que es el monocultivo de las mentes. Eso os somete, nos esclaviza y para eso necesitamos la conciencia crítica y la rebeldía de las conciencias. No podemos hacer nada si no somos rebeldes ante las injusticias”

Por último, el militante se despidió planteando, “la paz no se regala, la paz se construye. Como la democracia no significa poner un voto en una urna, la democracia significa derecho e igualdad para todos y todas. Estamos lejos de esto, pero tenemos que abrir los caminos. Les deseo fuerzas y esperanzas, como decimos en América latina, ¡hasta la victoria, siempre!”, finalizó.

Del acto familiares de Pérez Esquivel, funcionarios nacionales, dirigentes de organismos de derechos humanos, como Nora Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, y el titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, entre otros.