El proceso, por ahora, es incipiente. Pero su mera insinuación implica un riesgo para el gobierno de Mauricio Macri. Se trata del peronismo. Por distintas razones, entre las que hay que incluir el sentido común más básico y, también, la decisión de orientar el radar hacia las crecientes demandas sociales, el justicialismo arrancó en los últimos 15 días una maratón que –si todo sale bien– terminará en la proclamación de una fórmula presidencial competitiva. Un único binomio de candidatos que obligue a Cambiemos a dirimir la elección de 2019 en un balotaje palo a palo. El requisito para lograrlo es realizar una gran PASO, abierta, con reglas claras, en la que participen todos los sectores internos que previamente hayan consensuado un programa. Este es el borrador que se trazaron los impulsores de los debates por la unidad del espacio nac/pop y su ampliación con históricos y nuevos aliados. 

Pero mientras se avanza en la búsqueda de estos dos grandes objetivos –la definición de un programa de gobierno adaptado a las condiciones económicas y sociales en las que estará Argentina en 2019– y la organización de una primaria sin limitaciones ni sectores que jueguen «por afuera», el conglomerado peronista se prepara para una batalla –legislativa– de corto plazo: la intención es repetir el ejercicio de unidad en la acción que obligó a suspender una sesión cuando se trató la Reforma Previsional.

Esta vez, el objetivo es lograr el rechazo en ambas cámaras del Congreso del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) Nº 27/2018, por medio del cual Macri anula 19 leyes y modifica otras 140. Tres de los espacios que representan al peronismo en el Parlamento –el FpV/PJ, el interbloque Argentina Federal y el Bloque Justicialista– ya hicieron pública su oposición al DNU, incluso si Cambiemos intenta validarlo presentando tres proyectos de ley.

En el reciente Encuentro por la Unidad, que tuvo lugar en la Universidad Metropolitana de la Educación y el Trabajo (UMET), los dirigentes que ejercen el trabajo parlamentario interpretaron como un indicio muy favorable que hayan participado varios bloques del Congreso. En el plenario sobre la unidad no sólo estuvieron legisladores del FpV-PJ, el Frente Renovador y el Peronismo para la Victoria (Movimiento Evita). También hubo representantes del bloque justicialista: fue el caso del exgobernador riojano Luis Beder Herrera. Otra asistencia valorada fue la de la diputada Alejandra Rodenas, de Nuevo Espacio Santafesino. 

El jueves, en el foro que discutió la unidad del peronismo, no estuvo presente el gobernador sanjuanino Sergio Uñac. Los organizadores desdramatizaron la ausencia y dijeron que Uñac había dicho que mandaría una adhesión grabada en video. En representación del peronismo de San Juan sí estuvieron el titular del PJ Nacional, José Luis Gioja, y la diputada nacional Daniela Castro. Esas presencias, más contactos telefónicos posteriores, alimentan la confianza de quienes trabajan por una victoria legislativa de la oposición, esta vez con el rechazo del polémico mega DNU. El decreto de Macri, entre otras cosas, autoriza a que los bancos puedan embargar las cuentas sueldo de los trabajadores que adeuden créditos, o desprotege al Fondo de Garantía y Sustentabilidad del ANSES al permitir su uso para «inversiones financieras».

Con el objetivo de corto plazo puesto en la acción parlamentaria, los distintos sectores imaginan una nueva edición  del Encuentro por la Unidad, esta vez en las provincias de Cuyo: se evalúa la posibilidad de hacerlo en Mendoza o en su vecina San Juan. La idea será, para esta nueva convocatoria, poner el foco en el estado de las economías regionales, que atraviesan una severa crisis. «Nuestra expectativa es hacer un nuevo encuentro en el mes de marzo», confió a Tiempo el diputado Daniel Filmus. «Tenemos que ser conscientes de que el negocio del gobierno es dividir al peronismo, porque si eso sucede ganan en primera vuelta», alertó. 

El foro que se lanzó en la UMET tuvo que superar obstáculos. En un primer momento Sergio Massa aconsejó no asistir a algunos dirigentes de su confianza. Dos de sus interlocutores fueron Felipe Solá y Fernando «Chino» Navarro, del Evita. Ambos le plantearon la necesidad de estar. «Yo a Cambiemos, en 2019, no me lo imagino débil, sino fuerte. Por eso, la confrontación de 2019 va a ser pareja, y por eso tenemos que construir un gran frente opositor que trascienda al peronismo e incluso a la política. Al macrismo lo podemos discutir acaloradamente, pero todavía no tenemos propuestas para re-enamorar a la sociedad. Hay que ser conscientes de que Argentina cambió mucho en estos últimos años», aseguró Navarro.«