A casi 40 años de su desaparición, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó en Paraguay los restos de Rafaella Filipazzi, militante socialista radicada en Argentina quien fue víctima del Plan Cóndor.

Sus restos fueron hallados en un predio del Escuadrón Especializado de la Policía Nacional de Paraguay, cerca de la cárcel de Tacumbú en Asunción. La identificación de Filipazzi fue confirmada por el fiscal federal de Corrientes, Flavio Ferrini, luego de que el laboratorio del EAFF logró cotejar su muestra con la sangre aportada por su hija al Banco Nacional de Datos Genéticos.

La mujer, de nacionalidad italiana, había llegado a Argentina con su familia con apenas un año. Militaba en el Partido Socialista y fue capturada en 1977 por la policía nacional de Paraguay en el hotel Hermitage de Montevideo, Uruguay, junto a su pareja, José Potenza, trabajador del Congreso de la Nación.

Ambos habrían sido llevados al Centro de Investigaciones de la capital paraguaya, Asunción, bajo la dictadura de Alfredo Stroessner. Luego, permaneció detenida en la cárcel «El buen pastor» de Asunción mientras su pareja fue llevada al centro clandestino de detención «La emboscada».

Apodada «Giuliana», Filipazzi residía en Buenos Aires, tenía dos hijos y trabajaba en una farmacia ubicada en la esquina de calles Uruguay y Arenales de barrio Norte.

La mujer era intensamente buscada por su familia. Se inició en 1984 con la denuncia por desaparición ante la Conadep que realizó su madre, Ida Zorzini, desde Bahía Blanca y profundizada en Corrientes por la hija de la militante, Ida Beatriz García.

Según destaca la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente de Uruguay, Filipazzi mantuvo correspondencia con una amiga desde su lugar de detención a través de uno de sus captores. En las cartas, le narró su detención como si se tratara de una internación y su secuestro como un accidente que ocurrió en Montevideo.

Según relató la sobreviviente Lidia Franco ante la Comisión de Verdad y Justicia de Paraguay, la pareja fue trasladada en diciembre de 1977 junto a otros 80 detenidos a raíz de una visita de la Cruz Roja, que encontró el lugar vacío.

A partir de ese testimonio y el de otros sobrevivientes, se realizaron excavaciones que dieron con los restos de la mujer y también de otras personas: el EAFF se anunció la identificación del paraguayo Miguel Ángel Soler, del Partido Comunista Paraguayo, asesinado por la policía política de la dictadura de Stroessner a fines de 1975.