Economistas de distintas tendencias coinciden en que la devaluación del dólar de las últimas dos semanas y la suba de la meta oficial de inflación de 2018 impactarán con fuerza en los precios y reducirán la capacidad de compra de los salarios. El golpe se sentirá especialmente en los primeros tres meses de este año, durante los cuales se sumarán, además, incrementos en las tarifas determinados por el gobierno. Así las cosas, algunos calculan hasta un 6% de inflación para el primer trimestre de 2018, un 40% de la meta del gobierno para todo el año 2018. El problema es que ello sucederá en un período en el que la gran mayoría de los asalariados no recibirá aumentos porque muchas paritarias recién arrancan en marzo o más adelante.

El último jueves el gobierno anunció que la meta de inflación de 2018 pasará del 10% al 15%, «una meta más creíble», según dijo el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, durante la conferencia de prensa que encabezó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y de la que también participaron el ministro de Finanzas, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

El anuncio del alza del 50% en la inflación prevista para el año que arranca mañana se hizo mientras en la calle, y al mismo tiempo, el dólar perforaba la barrera de los $ 19. Ese día cerró a $ 19,46, aunque en la jornada siguiente, última del año, cayó a $ 18,95. El precio del dólar acumuló así un salto del 17,5% a lo largo del año, de los que 7,8 puntos porcentuales se dieron en las dos semanas finales de diciembre.

Según los analistas consultados, este hecho, la concentración de la devaluación del peso en dos semanas, impactará claramente en los precios locales de productos que están íntimamente vinculados al precio del dólar. Entre ellos mencionan a los alimentos, tanto los que se exportan sin elaborar, como la soja, el trigo y el maíz, como los elaborados: leche en polvo, aceites, azúcar y harinas, entre otros. Todos ellos tienen en común que el precio local se determina a partir de un precio internacional, en particular los que surgen de las negociaciones diarias en Chicago y Nueva York.

Para el economista Claudio Lozano, del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas de Unidad Popular (IPyPP) y presidente del partido opositor Unidad Popular, «la devaluación del peso es un estímulo potente de la inflación. Este deslizamiento cambiario tendrá un impacto directo en los precios».

Lozano explicó que la devaluación se transmite a los precios por tres vías. La primera, a partir de las importaciones de la industria local, que requiere de cada vez más bienes de capital e insumos intermedios a medida que incrementa su producción, como viene pasando paulatinamente. «La estructura de costos de la industria es una correa de transmisión de la suba del dólar», argumentó.

La segunda vía de impacto en los precios de la devaluación es por medio de los alimentos cuyos valores locales están vinculados con los internacionales. «La suba del dólar encarece esos productos en el mercado interno», subrayó Lozano. La tercera vía se da por la extranjerización de la economía nacional. «Las empresas extranjeras o con relación con el exterior contabilizan sus ganancias en dólares, por lo que precisan más pesos para alcanzar sus objetivos. Eso deriva en incrementos en los precios de sus productos».

Entre los economistas no identificados con partidos políticos y con una visión tradicional de los asuntos económicos, Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina, señaló que «preveíamos entre 17% y 18% de inflación para el año próximo, aunque podría subir al 20% si se mantuviera la dinámica de suba del dólar». En el mismo sentido se expresó Gabriel Zelpo, director de Elypsis, quien aseguró que las previsiones de esa consultora pasaron de una inflación del 17% para 2018 a otra del 19 por ciento.

Arnaldo Bocco, exdirector del Banco Central durante el gobierno de Cristina Fernández, le dijo a Tiempo que el impulso inflacionario de diciembre –se calcula en torno del 2,5%– se sentirá en los primeros meses del año próximo. «Hay un arrastre estadístico que impactará en los números de la inflación de enero. Pero, además, hay que contabilizar la dolarización de la economía, la suba de las tarifas, el peso de los insumos difundidos importados en la producción industrial y el peso del dólar en los bienes transables».

Bocco consideró que la inflación no estará por debajo del 22% en todo 2018 y subrayó que la carestía se sentirá especialmente en el primer semestre del año próximo, «que estará marcado por el ajuste de los servicios públicos y privados».

Bocco detalló algunos de estos últimos: turismo, por el verano; educación, desde febrero; prepagas y combustibles.

Respecto de los combustibles, este diario pudo saber que las petroleras han planteado un suba de combustibles a partir de enero. Desde mañana el mercado de combustibles debería quedar completamente desregulado, aunque sujeto a las sugerencias del Ministerio de Energía. La cartera que dirige Juan José Aranguren considera que el precio de los combustibles debería ser decidido «por el mercado», aunque sugiere que los valores estén relacionados con los del petróleo a nivel internacional y con el derrotero del dólar. En ese sentido, las petroleras aseguran que el 7,8% de alza del dólar de estos días cambia sus ecuaciones.

El precio del gas en boca de pozo está dolarizado desde el año pasado. En abril se vuelve a discutir el valor semestral del fluido. Si bien no es posible determinar cuál será el valor del dólar en ese momento, las pizarras del broker Agro Global indican que el dólar para abril se vende a $ 19,88, un 5,9% más que el valor de diciembre, de $ 18,77. Se trata de valores mayoristas. El minorista es superior.

Ese casi 6% pegará de lleno en el precio del gas en boca de pozo y se sumará a la suba del precio y a la quita del subsidio que sufrirá el usuario.

Otro impacto de la devaluación y la generación de expectativas de inflación superiores para 2018 se ve en el programa Precios Cuidados. De acuerdo con información proveniente de los fabricantes involucrados en ese plan, la devaluación habría alterado sus números. Ayer, el diario Clarín consignó que ya estaba acordado el precio de un 90% de los productos con incremntos, antes de la devaluación, no menores al 5%. El planteo de los fabricantes podría postergar la entrada en vigencia del programa, prevista para la primera semana de enero.

Agustín D’Atellis, de la consultora Agora, le dijo a Tiempo que «el nivel de la inflación de los primeros meses de 2018 será similar al de diciembre, entre el 2,5% y el 3 por ciento. La inflación anual será superior al 20 por ciento».

El gobierno y especialmente el BCRA pagaron un precio por la suba de la meta de inflación. Los primeros tres meses de 2018 marcarán un sendero de alza de la inflación que pondrá aprueba el techo del 15 por ciento.«

El desafío de las paritarias 

La caída del poder adquisitivo de los asalariados en los primeros tres meses de 2018 marcará las negociaciones paritarias que se realicen en ese trimestre.

En ese sentido se destacan la de los bancarios, cuya nueva paritaria debería entrar en vigor desde mañana pero que la negociación se encuentra empantanada. La Bancaria rechaza el 9% que propusieron los banqueros, un porcentaje bastante alejado de las estimaciones oficiales y privadas.

También será trascendente lo que discutan los docentes, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Se realizaron las primeras reuniones técnicas, pero no hay avances en materia salarial.

El tema ya está en agenda. El exdiputado Néstor Pitrola, del FIT-PO, señaló que «la devaluación de los últimos días echa nafta a una inflación que ha devorado el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones: el movimiento obrero debe deliberar en asambleas para preparar la lucha por el salario y las próximas paritarias».

En los sindicatos toman nota de las subas de precios y evalúan el nivel salarial que reclamarán.

¿Habrá más dólares?

La devaluación del peso llegó en un momento en que no hay tantos dólares en el mercado financiero como en otros momentos del año. En parte porque el gobierno redujo el nivel de endeudamiento externo. Pero también porque los exportadores agropecuarios no están liquidando sus divisas o directamente no están exportando.

Según datos del Ministerio de Agroindustria, los productores tienen unos 15 millones de toneladas de soja acumuladas en silo-bolsas, un nivel que pocas veces se vio antes y que equivale a unos 5500 millones de dólares.

Las razones de semejante acaparamiento son dos. De un lado, la certeza de que a partir de mañana comenzarán a caer las retenciones a la soja, a razón de un 0,5% por mes.

Del otro, el valor del poroto de soja fluctúa en torno de los 230 y 245 dólares en el mercado argentino desde hace meses. Una posible alza en el consumo de China podría hacer subir ese valor.

Mientras tanto, el gobierno pena por la falta de dólares en un momento crucial. Además, el flujo de la divisa será determinante para fijar su valor en el futuro.