El presidente Alberto Fernández salió a marcar un apoyo explícito al flamante presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, tras la escalada de señalamientos que se desató el viernes en el recinto de Diputados, cuando la oposición votó en contra de la Ley de Presupuesto 2022. La jugada opositora no parece haber alterado este último tramo de negociaciones con el FMI, que contó con la reunión de la cúpula de ambas partes en el encuentro entre Alberto Fernández, Martín Guzmán, y la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, del otro lado de la pantalla.

Las comunicaciones con similar mensaje del presidente y la titular del organismo financiero  sobre la continuidad de las negociaciones, a pesar del posicionamiento opositor, llevó tranquilidad hacia dentro del Frente de Todos. Y hacia afuera, el presidente recordó, este sábado en la Quinta de San Vicente, en el acto de asunción de Máximo como presidente del PJ bonaerense, que hará lo mismo que hizo su vice Cristina Fernández en 2010: gobernará con un presupuesto prorrogado.

Sobre la agitada semana del oficialismo en Diputados, una fuente del Gabinete nacional descartó la teoría conspirativa de la estrategia diseñada para perder en Diputados y tener más soltura en el manejo de los recursos públicos. “Perder esta votación no es un buen dato. No es alentador para una negociación tan ardua como la que se lleva adelante con el FMI. El presupuesto estaba acordado con el organismo. Era un buen puntapié, cuando faltaban 15 o  20 días para cerrar. Ahora, todo se complica”, señaló.

También desplegó críticas hacia la estrategia parlamentaria. “Hay que entender que no está más la mayoría que teníamos. Sergio, Máximo y Guzmán tienen que saber que no hay número y que del otro lado están muy corridos al extremo por las disputas internas de ellos, juegan a ver quién es más duro”, analizó el miembro del Gabinete.

Y reconoció que hubo un “proceso desordenado de diferencias y matices» entre Economía y la Cámara Baja, que «son históricas, pero que se pusieron de manifiesto estas dos semanas”.

“No se llegó al recinto en las mejores condiciones. Existía la idea de que estaban los votos. Se creía que contábamos con siete respaldos por fuera del bloque, con la ayuda de algún gobernador opositor o con algún voto suelto. El acuerdo para pasarlo a comisión se cayó porque la oposición dirimió en ese recinto sus cuestiones internas. Graciela Camaño había acordado el pase a comisión cuando se dio vuelta todo. El clima ya era muy picante, después de 20 horas de debate. Todo habrá que remarlo porque ya no es lo mismo”, sintetiza el funcionario nacional que siguió de cerca la sesión.

Poniendo matices en la autocrítica, destacó el trabajo previo que se hizo desde el Ejecutivo para hacer 70 modificaciones y “destrabar por algún lado las cinco o seis manos lazadas que faltaron”.

En el gobierno no dejaron de remarcar la fragmentación opositora en el Congreso. Y la dificultad que implica tener que hablar con 10 bloques distintos. Sin embargo, sostuvieron: “Lo nuestro tampoco estuvo ordenado”.

El resultado de esta semana  condujo a la conclusión de que  es fundamental «ordenar mucho hacia adentro”.

Este sábado, por su parte, el presidente puso a la oposición en el centro de las críticas: “Dense cuenta de que estamos tratando de resolver los problemas que ustedes crearon y si no lo hacen por honestidad intelectual, aunque sea háganlo por vergüenza, porque vergüenza debería darles lo que fueron capaces de hacer”, remarcó.

El mensaje conjunto del mandatario con “el hijo de Néstor” -como lo mencionó Alberto en San Vicente- sirve para todos los sectores del peronismo bonaerense.

Máximo, por su parte, destacó: “Quieren un país para pocos y nosotros queremos un país para todas y para todos. En esa tarea, Alberto, nos vas a encontrar. Confiá, no nos dan miedo las peleas ni las tapas de los diarios. Vos decí lo que tenemos que hacer, para dónde ir, y ahí nosotros vamos a acompañar para poder sacar a nuestra patria adelante”.

Sergio Massa no estuvo presente en San Vicente. Por un lado, porque formalmente es el presidente del Frente Renovador, que no es parte del PJ; y, por otro, por su rol institucional en el Parlamento. Quien sí estuvo en la asunción de Maxímo fue Malena Galmarini, afiliada al PJ desde sus 18 años.  «