“Villarreal es un hijo de puta que nos cagó la vida a todos.” El detenido ex jefe de la Policía de la Ciudad, comisario José Pedro Potocar, pronunció la frase ante el juez Ricardo Farías y el fiscal José María Campagnoli. Aludía al ex jefe de la Comisaría 35 de la Policía Federal Norberto Villarreal, prófugo de la Justicia. Potocar emitió el exabrupto apenas minutos después de haber intentado desmentir una supuesta escena que lo incrimina y que fue descripta por otro imputado.

Durante dos días consecutivos el detenido Potocar amplió su declaración indagatoria. Mientras, afuera, sus familiares y amigos organizaban manifestaciones por su liberación, en el quinto piso del Palacio de Tribunales su relato discurría nervioso, por momentos errático y hasta contradictorio.

Potocar se manifestó ajeno a la supuesta corrupción en la seccional 35, se desvinculó del nombramiento de Villarreal y repartió responsabilidades hacia arriba y hacia abajo de su cargo como “director general de comisarías (DGC)” cuando ocurrieron los hechos que hoy lo tienen preso. “No me extraña que Villarreal manejara la caja y el servicio a su conveniencia… jamás tuve trato con Villarreal por fuera de la Policía Federal. No soy amigo. Para mí era buen policía”.

El subcomisario Hernán Kovacevich, hoy con falta de mérito, declaró que Villarreal le indicó que «había que armar algo con los ‘trapitos’ para cobrarles en los partidos”, ya que había sido puesto en la jefatura de esa comisaría por Potocar y la comisario inspector Susana Aveni “para aumentar la cuota mensual”.

Potocar se despegó de esa imputación porque a los comisarios los designa “el jefe de la Policía”. Su abogado, Cristian Podetti, repreguntó si había recomendado a Villarreal, a lo que reiteró: “No, yo no lo recomendé”. ¿Entonces quién?: “y, no me acuerdo”, contestó. Tampoco recordó cómo se manejan los gastos de las comisarías, ni con cuánto dinero cuentan.

La declaración también impactó en la comisario Susana Aveni, el eslabón intermedio entre Villarreal y Potocar. “Todos los miércoles me reunía con los comisarios inspectores de las circunscripciones, y ellos me pedían cosas. Cuando le preguntaba a Aveni por la Comisaría 35 me decía que estaba todo en orden”.

Potocar aparece entrampado en una interna, no está claro aún si policial o política. El cambio de gobierno es un momento clave en la historia. Dijo Potocar: “Se me asignó actividades políticas relacionadas con el personal que había en cada comisaíia. En ese ínterin se designaron comisarios nuevos. Todo esto ocurrió a partir del 10 de diciembre de 2015.” La llegada al gobierno nacional de Mauricio Macri, y de Horacio Rodríguez Larreta al de la Ciudad de Buenos Aires, enmarca el escenario. “Pasó que me cambió la conducción política, o sea, tenía que informar cómo desarrollaba las actividades la Policía Federal. Ahora interviene un actor que quiere tener una participación directa. Cómo funciona y demás. ¿A quién agarraron? A Potocar”.

La nueva impronta política imponía que “había que empezar a ir a las comisarías y atender a la gente, los requerimientos sociales”. La iniciativa duró poco. “Fui a otras comisarías, que ya ni me acuerdo, pero en ese momento el poder político no quería que vayamos más. O sea, nuestro jefe, para que no nos expusiéramos”.

Aunque apuntó a la “política” por encima y a los subalternos, la declaración de Potocar terminó robusteciendo detalles de la acusación. Brindó tres apreciaciones diferentes sobre la sigla SSM, presuntamente “Superintendencia de Seguridad Metropolitana”. Cuando le exhibieron el cuaderno secuestrado en el despacho de Villarreal en la Comisaría 35 donde aparecía “SSM”, Potocar dijo: “No sé a lo que se refiere.” Casi sobre el final, el fiscal Campagnoli preguntó “qué significa SSM”, a lo que Potocar contestó: “Supongo que debe ser superioridad metropolitana, que estaba a cargo de (ex jefe de la Federal, comisario Néstor) Calviño en el año 2015 y en el año 2016 Oscar Cejas”. «