El peronismo en todas sus vertientes se puso en marcha, ya definitivamente, rumbo a las elecciones de 2019. El Congreso de la Nación, sobre todo la Cámara de Diputados, aparece como la caja de resonancia de una incipiente «unidad de acción» entre los  distintos sectores. Una suerte de remake del Grupo A Peronista que contiene a más de 130 diputados y que, de pulir sus diferencias estratégicas, puede transformarse en un dolor de cabeza constante para el oficialismo. La primera muestra cabal fue la sesión del miércoles pasado cuando forzaron al oficialismo a bajar al recinto y rechazar las morigeraciones de los tarifazos. 

Las dos principales vertientes –el kirchnerismo y los federales– llevaron adelante encuentros, que ya estaban programados, entre jueves y viernes. El peronismo que responde a los gobernadores se juntó en Córdoba y  planteó la necesidad de dejar en claro que no se trata de un cogobierno. El PJ kirchnerista se congregó en Malvinas Argentinas y volvió a sostener  que el único límite es Macri. 

Los límites discursivos, que ya no son tan tajantes, se desvanecen en el recinto cuando Agustín Rossi, titular del bloque del FpV-PJ, Pablo Kosiner, presidente del interbloque Argentina Federal, y Graciela Camaño, la líder parlamentaria del Frente Renovador, consiguen quórum y obligan al oficialismo a rechazar el debate sobre tarifas durante más de cinco horas.

Con el cimbronazo que provocó la salida de Emilio Monzó en la estructura de acuerdos internos de la Cámara Baja y con la amenaza del quórum opositor ya hecha realidad, la campaña electoral de cara a las presidenciales tomó un vértigo inesperado. Hasta hace 15 días todos los actores esperaban que la vorágine comenzara después del Mundial. La presentación del pedido de informes sobre tarifas y servicios públicos realizada por la diputada oficialista Elisa Carrió y la posterior salida de Monzó, aceleraron los tiempos. Claro que el dólar, las tarifas y el humor social también hicieron lo suyo. 

El próximo objetivo de la oposición peronista es darle media sanción a uno de los proyectos que pone límites al tarifazo. Los bloques peronistas de la Cámara de Diputados esperan que el 9 de mayo, en una sesión extensa, se pueda ganar esa batalla legislativa. 

La virtual ruptura del pacto fiscal por parte de los gobernadores y la demostración explícita de su distanciamiento del gobierno con la actitud asumida en la Cámara de Diputados tuvo su correlato en el discurso del gobernador de Córdoba, Juan Carlos Schiartetti, quien ofició como anfitrión de la segunda reunión del espacio peronista que encabezan los mandatarios provinciales. En ese contexto, Schiaretti, primus inter pares por peso electoral de su provincia, no dudó en comenzar a marcar un rumbo diferente con la mirada puesta en la campaña electoral. «Una cosa es ayudar y otra es ser cogobierno. No somos cogobierno y no nos podemos hacer cargo de sus medidas», sentenció.

El viraje marcado por el gobernador de Córdoba no sólo tiene que ver con la relación con el gobierno, sino también con los otros sectores del peronismo. El discurso que dio ante su pares el último jueves fue claro: «Tenemos que hablar de una nueva etapa, de una evolución de Cambiemos sin demagogia, basta de andar diciendo este o aquella es nuestro límite».

Ante el auditorio conformado por senadores y diputados nacionales del intebloque Argentina Federal y del Frente Renovador, y referentes del espacio que lidera Florencio Randazzo, el «Gringo» no dudó en dejar de lado los eufemismos y ponerles nombre y apellido a los actores. «Hay que dar vuelta la página, armar otra vez una liga de gobernadores fuerte y ver quién es el que más mide en cada lugar. Y la que más mide en la provincia de Buenos Aires es Cristina Kirchner», advirtió y agregó: «Si no armamos una alternativa potente, no nos podemos quejar que los intendentes sigan en Unidad Ciudadana”.

Si bien, voceros de los gobernadores, reconocen que la idea de comenzar a alejarse del gobierno estaba en carpeta desde diciembre del año pasado, lo cierto es que la posibilidad que abre la propia impericia del oficialismo en temas económicos terminó de abrir la puerta para la ruptura. 

Casi al mismo tiempo en la provincia de Buenos Aires, el PJ local con algunos invitados como Agustín Rossi, José Luis Gioja, Sergio Uribarri y Felipe Solá; reafirmaba sus deseos de unidad. 

El exgobernador bonaerense, que está decidido a «jugar fuerte» en las próximas elecciones dio una señal clara en favor de la desaparición de los límites para la unidad. «Tenemos que ser una sola fuerza, porque si no, nos gana Macri». 

En el mismo sentido se pronunció Rossi: «para todos los compañeros que hablan de límites les digo que el único límite es Macri, el único límite es la derecha». 

A poco más de un año del inicio formal del campaña y motorizado por la crisis económica, la incertidumbre cambiaria y las fisuras que empieza a mostrar Cambiemos, el peronismo empieza a mostrar sus cartas. En ese largo camino hasta octubre del año próximo el espacio liderado por los gobernadores ya programó las próximas dos paradas: La Rioja y Chaco. El peronismo kirchnerista, mientras mira de reojo el futuro de la intervención del PJ, seguirá fortaleciéndose en la provincia de Buenos Aires. «