Es definitivo: el financista Aldo Ducler, cuyo nombre aparece reiteradamente en la causa por las fotocopias de los cuadernos del chofer Oscar Centeno, no fue asesinado. Murió por causas naturales por un infarto fulminante que lo sorprendió en plena vía pública en junio de 2017. La causa judicial fue definitivamente archivada después de que una junta médica determinara, por segunda vez, que «no existen elementos, desde la perspectiva médico-legal que acrediten que la muerte de Ducler fue ocasionada por el actuar de terceras personas». Según el fallo dictado por el juez de instrucción Alfredo Godoy, con intervención del fiscal Adrián Peres, «no se ha hallado la presencia de elementos de interés tóxico, por lo que se concluye que  no ha habido incidencia de tóxicos en relación a la muerte de Ducler».

Las cámaras de seguridad del microcentro detectaron aquel 1 de junio, en torno a las 14:40, cómo Ducler se desplomó cuando caminaba solo por la calle San Martín al 300. Tras ser trasladado al Hospital Argerich, Ducler fue declarado oficialmente muerto. Tenía 75 años de edad.

Dos días antes de su deceso se había presentado ante la Unidad de Información Financiera (UIF) para ofrecer información sobre supuestas irregularidades en el manejo de los fondos en dólares de la provincia de Santa Cruz que quedaron a salvo de la pesificación asimétrica dispuesta por Eduardo Duhalde en 2002. También sobre manejos en la compra de acciones de YPF. Ello despertó suspicacias y una denuncia concreta del hijo del financista, Juan Manuel: podía haber sido asesinado. Tres especialistas del Cuerpo Médico Forense y un perito designado por el propio hijo de Ducler dijeron lo contrario. «La falta de lesiones de tipo criminal, la visualización de la descompensación en la vía pública de manera súbita, sin otros componentes de violencia agregados, nos permite sostener la opinión que la causa de la muerte de Aldo Ducler ha sido por razones naturales», sostiene el fallo del juez Godoy. El fallo, en lo central, no fue apelado, de modo tal que la muerte por causas naturales ya es «cosa juzgada». «