En el tramo principal de su visita oficial a la Argentina, Juan González demostró que su paso por Buenos Aires era mucho más que una visita protocolar.  El asistente especial y consejero enviado por el presidente norteamericano, Joe Biden, fue recibido por el presidente, Alberto Fernandez, en un almuerzo virtual que duró dos horas. Luego se reunió en forma presencial con el canciller Felipe Solá, en el Palacio San Martín, y antes de cerrar la jornada fue hasta el partido de Tigre para compartir un asado con el titular de la Cámara baja, Sergio Massa. 

El funcionario concluirá este martes su paso por Buenos Aires. Viene de Bogotá, Colombia y apenas concluya un encuentro con la prensa argentina partirá para Montevideo, Uruguay. Si Fernández no hubiera estado con coronavirus, González habría repetido en la Casa Rosada la foto que protagonizó en la Casa Nariño con el presidente colombiano Ivan Duque y parte de su gabinete. Del otro lado del Río de la Plata, será recibido por el mandatario oriental Luis Lacalle Pou en el cierre de una gira regional que no incluyó a Brasil. 

Almuerzo virtual con el Presidente

Al igual que las demás escalas, González viajó acompañado por la subsecretaria interina para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Julie Chung. Apenas pusieron un pie en Buenos Aires, el consejero se encargó de hacerle llegar una carta personal de Biden a Fernández. Le deseó una pronta recuperación de la covid 19 y reconoció el «compromiso» de su administración “en combatir este virus y su cooperación en otras prioridades bilaterales” frente a una pandemia que “continúa amenazándonos a todos y demora la tan ansiada vuelta a la normalidad”. 

Así fue el plato de entrada al almuerzo virtual que compartieron Fernández y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz con González, Chung, la encargada de Negocios MaryKay Carlson y el consejero político Chris Andino. Si hubo espinas en el intercambio, hasta ahora fueron disimuladas y mantenidas en reserva. El diálogo duró dos horas. Según puso saber este diario incluyó el pedido de respaldo norteamericano a la renegociación de la deuda de 44.000 millones de dólares, contraída con el FMI por el entonces presidente Mauricio Macri con el activo apoyo de la administración de Donald Trump. 

¿Fernández le habrá dicho al consejero de Biden que Trump respaldó el endeudamiento para lograr la reelección de Macri? No hubo precisiones, pero en el Gobierno confirmaron que les pidió al enviado de la Casa Blanca y su acompañante del Departamento de Estado la necesidad de contar con un aventón de Washington para encarrilar una negociación clave. La expectativa es que lo hagan con el mismo empeño que pusieron durante la era Trump para destrabar el crédito.

El otro punto que resultó ineludible en la agenda reservada fue el pedido de ayuda para obtener más vacunas. Hasta el año pasado, la multinacional Pfizer llevó adelante las pruebas de su vacuna en el Hospital Militar Central, pero las condiciones que impuso en el contrato de venta resultaron inaceptables para el gobierno argentino. La intransigencia del laboratorio obturó la posibiliad de una mayor cooperación bilateral en materia de vacunas y relegó la influencia norteamericana ante el avance y la eficacia de la Sputnik V producida por la Federación Rusa. 

Media tarde con Solá

La deuda externa y las vacunas también formaron parte del encuentro que compartió Solá con los invitados extranjeros. Los recibió junto al secretario de Relaciones Exteriores, Pablo Tettamanti y al jefe de Gabinete de Asesores de la Cancillería, Guillermo Chaves, que observan con atención la forma en que los nuevos funcionarios de Biden eluden a Brasil y a su presidente, el excapitán de ultraderecha Jair Bolsonaro. 

Con las vacunas fueron más específicos. Una alta fuente del Palacio San Martín confió a Tiempo que Solá les planteó expresamente que dejen salir de Estados Unidos al millón de dosis producidas por AstraZeneca por la ley que impide la exportación de vacunas en medio de la pandemia. El principio activo fue fabricado en Argentina, pero la última etapa de fabricación se concretó allá. La razón del freno, insistió Solá, es absurda. 

La relación estratégica que desarrolla la Argentina con China es una preocupación para la influencia de Estados Unidos. Durante la visita que realizó la semana pasada, el jefe del Comando Sur del Pentágono, Craig Faller, se encargó de apuntar contra la pesca ilegal china en el Mar Argentino y definirla como una hipótesis de conflicto regional. Durante la reunión con Solá el tema estuvo presente: «Se habló de China y quedó claro que no habrá en Argentina ninguna base militar de ninguna potencia extranjera», indicaron en el Palacio San Martín, pero sin hacer alusión a la base espacial china que está instalada en Bajada del Agrio, provincia de Neuquén. 

Ninguna de las fuentes consultadas aportaron detalles sobre los pedidos de Washingon respecto a Venezuela luego de la decisión argentina de abandonar el Grupo de Lima. «Se habló de derechos humanos, nuestra posición es una política de Estado para todos los países por igual», indicaron en la Cancillería. Así como abordaron la situación en el país caribeño, también respondieron a los cuestionamientos norteamericanos sobre Bolivia, que recuperó la democracia luego de un golpe de Estado que derrocó al entonces presidente Evo Morales. «Defendimos la gestión de Morales y también al (presidente Luis) Arce», apuntó el funcionario consultado para deslizar que hay divergencias por el rol que tuvo Washington en el derrocamiento de Morales y la proclamación de facto de Jeaninne Añez. 

Asado con Massa

La comitiva blindada de González llegó la casa del titular de la Cámara baja diez minutos antes de las 20. Al Rincón de Milberg llegó junto a Chung, Carlson y Andino. Fueron recibidos por Massa junto su esposa Malena Galmarini.  Al igual que en los otros encuentros, la negociación con el FMI fue el tema principal. 

Entre chichulines, chorizos y ensaladas verdes el anfitrión habló de una renegociación que amplíe los plazos de pago y baje las tasas, pero como una forma de no cambiar el estatuto del organismo financiero. También hablaron sobre la relación con China y los acuerdos multilaterales con Europa.

Al igual que en los encuentros previos, González aludió a las posibilidades que tiene Argentina de construir un liderazgo en la región. «Ellos ven que podemos ser un interlocutor confiable en una región inestable», resumieron en la Cancillería sobre un tono de la visita que volvió a resonar a la hora de la cena.

La velada con el enviado de Biden duró cuatro horas.