«Si naciera 20 veces, 20 veces haría lo mismo”, dice ella. «Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí, resucitando», canta la Negra.

Quién sostiene el arma que apunta a Cristina? ¿Sabag Montiel o Magnetto, Bullrich, Macri, Carrió, los Saguier, y tantos otros? ¿Quién gatilla y no le sale la bala, así como no les salió la bala del caso del Memorándum, la bala del Dólar Futuro, y todos los intentos de eliminar a esa mujer? ¿Quién gatilla en ese leve movimiento, aterrador, de la pistola a centímetros de la cara de la vicepresidenta? ¿Quiénes intentan matar la democracia todos los días? ¿Sabag es apenas un intérprete? ¿Cómo se crea un Sabag? ¿No es con la locura, acaso?

No pensamos que esto podía suceder. Sólo porque es inaguantable la idea. La desechamos. Pero, de verdad, ¿la sorpresa es total? ¿Acaso no «merecen la muerte» los corruptos que denuncia Clarín? ¿No son «ladrones de la patria que merecen lo peor»? ¿No son un ejemplo contundente los carteles, colgándola en la plaza a esa mujer y a sus compañeros de la política? Los que crean un monstruo por no confesadas razones políticas y económicas; los que han dicho que con CFK viva no se puede; los que alimentan al repartidor que la noche anterior, gritaba «odio al kirchnerismo, odio al peronismo».

¿Cómo durmieron la noche del jueves, Magnetto, Bullrich y tantos otros de esa escuela de odio? ¿Pensaron qué macana nos hemos mandado todos estos años con el periodismo de guerra, o en cambio, amargados, dudaron que lo que pasó tal vez le venga bien a CFK? ¿Están de acuerdo con el discurso de Alberto o lo acusan de sacar provecho de la situación? ¿Qué querían que dijera? A mí hasta me pareció un poco débil el tono del presidente: acaso por su rol no tenga más remedio. Pero, ¿qué pretendían ellos, qué les pidiera disculpas, que acusara a CFK como veladamente hicieron desde TN porque «al final ella se la busca»? Dicen «estamos a favor de la democracia», «estamos contra la violencia», pero en el zócalo de la tv de la mafia dice «gatillaron un arma a CFK». ¿Gatillaron? ¿O intentaron un magnicidio? El odio de los medios es el caldo de cultivo de la violencia. José Manuel Ubeira advierte que lo que pasó con CFK es la crónica de un atentado anunciado. Clarín y LN+ pedían su muerte, Carrió gritaba que CFK está «tomada por el mal”. Todos ellos tenían el arma de Sabag. No sólo él empuñaba esa herramienta de la muerte.

Es muy triste pensar cómo decantó la lucha política de la Argentina. Es tremendo asumir que los medios de comunicación serán, para siempre, medios de la guerra que las élites llevan adelante contra el pueblo. Es impactante para quienes aman el periodismo. El arma que maneja un personaje impiadoso como Magnetto, pero hay otros que también se  roban todo. Si no fuera así, no tendrían las Telecom, las Nextel, los Papel Prensa, todos los diarios del interior, 300 canales, el fútbol, lo que alguna vez describió de una modo excepcional un periodista que ahora les pertenece.

El periodismo debería ser el que controla los comportamientos en la sociedad. El NY Times no tiene a Telecom, o no maneja la empresa que brinda electricidad a todo EE UU. No lo es Le Figaró. El País no tiene los servicios esenciales del país. Siquiera son dueños del futbol. Sólo sucede en Argentina y en Brasil. Para ellos todo vale. Hasta ir con un arma a pegar un tiro en la cabeza. De CFK y de la democracia. Ese tiro que no salió. Y que quizás se convierte en el famoso tiro por la culata de un sistema muy perverso, muy dañado mental y espiritualmente.   «

“No es nuevo el odio; como el amor está desde Adán y Eva. Es importante sobreponerse cuando nos enojamos y tenemos reacciones que no debemos. Se siente mucho mejor cuando no se odia. Es mucho más saludable. El odio amarga, envejece, estresa. Prueben con amor», sugiere CFK. «Tantas veces me borraron, tantas desaparecí, a mi propio entierro fui, sola y llorando…», canta Mercedes con dulzura insuperable.