El equipo del consultor ecuatoriano Jaime Duran Barba volvió a medir en los últimos días la imagen de Carlos Melconian, actual presidente del Banco Nación y uno de los voceros del equipo económico de Cambiemos. Los sondeos sobre «Melco» –quien fue llamado a silencio en la etapa más álgida de la campaña electoral, seis meses atrás–  forman parte de las evaluaciones que hace el gobierno nacional para afrontar el «segundo semestre». En la Casa Rosada esta semana terminó con menos amarguras, gracias al fracaso del debate de la ley antidespidos en Diputados.

Sin embargo, los debates dentro del Ejecutivo sobre la política económica no aflojaron, y la medición de Melconian es parte de esa disputa entre «gradualistas» y «ortodoxos». El titular del Nación y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, son parte del último pelotón, acompañados «en algunos matices» por el ministro de Energía, Juan José Aranguren.

Entre los que jugarían cierto gradualismo están el titular de Hacienda, Alfonso Prat- Gay; su par de Interior, Rogelio Frigerio; y el ministro de Producción, Francisco Cabrera, que ahora se mostrará autocrítico con algunas medidas del gobierno y buscará recuperar parte del terreno perdido a principios de año, cuando logró quitarle a la Cancillería el área de Comercio Exterior, un sector que poco después fue recuperado por la ministra Susana Malcorra.

 Los mismos debates también atraviesan al Ministerio de Trabajo, conducido por Jorge Triaca y secundado por el vice Ezequiel Sabor. Entre ambos, dicen en la Casa Rosada, existe «una relación controlada pero distante», que refleja parte del debate que cruza al gabinete económico de una administración que arrancó la semana jugado a revetir un escenario comunicacional amenazante, debido a la instalación pública del desempleo como una preocupación importante .

En esa tensión, el consultor más escuchado por el presidente mide la imagen de un reconocido «ortodoxo» para el ajuste, sin saber qué destino ministerial tendría, en caso de que haya un recambio que algunos funcionarios consideran seguro, porque «la función de Alfonso era salir del default y terminar con el cepo».