El Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) le pedirá a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Santo Domingo, que intermedie ante el Estado para que se comprometa a investigar como delitos de lesa humanidad los abusos que sufrieron los soldados argentinos durante la guerra en las islas Malvinas, en el marco de una megacausa que hoy tiene 120 denunciantes y 95 imputados.

El ex combatiente de Malvinas Silvio Katz sufrió abusos, torturas y agresiones de carácter antisemita por parte de sus superiores cuando, como soldado, estuvo movilizado en las islas del Atlántico Sur durante el conflicto bélico que Argentina y Gran Bretaña mantuvieron en 1982.

En 2009, Silvio fue uno de los primeros veteranos de guerra que denunció esos abusos, torturas y agresiones lo cual, sumando a otros casos que se presentaron, dio origen a una causa judicial que en la actualidad se encuentra radicada en los tribunales federales de Río Grande, Tierra del Fuego.

“Hubo un fallo de la Corte que declaró en 2015 que una de las denuncias había prescripto y eso puede parar todas las demás denuncias. Necesitamos que eso se active para que haya Justicia y podamos cerrar una herida que sigue abierta desde hace 36 años”, explicó Katz a Télam.

“Estaba haciendo el servicio miliar en el Regimiento Mecanizado III de La Tablada, me faltaban pocos días para la baja cuando se produjo la recuperación de la Malvinas. Ahí empezaron a llamar a los pibes que se había ido y el 11 de abril llegamos a las islas”, repasó.

Tras acantonarse en una posición, las cosas trascurrieron con relativa calma hasta el 2 de mayo, un día después del primer ataque británico sobre las posiciones argentinas. “Después de ese día, el jefe de mi compañía, un subteniente llamado Eduardo Flores Ardoino sufrió una especie de transformación. Se vio afectado por la situación, como si estuviera desbordado, y comenzó a maltratarnos.Lamentablemente, se la agarró conmigo”, evocó.

 Katz cuenta que Flores, un oficial recién egresado, comenzó a hostigarlo por su condición de judío delante de sus compañeros y volverlo objeto de castigos y “bailes” reiterados. “Al final del día, el tipo elegía un grupo de cinco soldados y los bailaba. En realidad eran cuatro y siempre yo, que caía en la volteada. ‘Vengan fulano, mengano, este, el otro y el judío traidor que mató a Cristo’, decía delante de todos mis compañeros”, aseguró.

El ex soldado afirmó que además resultó estaqueado en el frío suelo malvinense cuando se ausentó a buscar comida a Puerto Argentino junto con un compañero y que, por ese castigo, tuvo un principio de congelamiento. “A mí me clavó en el piso y a mi compañero le pusieron una granada en la boca. El tipo además obligó a mis compañeros a que orinaran porque era judío”, remarcó Katz.

“Cuando los ingleses se venían y nos preparábamos para entrar en combate, Flores vino con una botella de whisky y le ofreció un trago a cada soldado de la compañía. Menos a mí, a quien delante de todos me trató de ‘judío traidor’. Por culpa tuya nos van a matar a todos”, agregó.

El 11 de junio, la compañía del Regimiento III debió enfrentarse al avance de los británicos, pero sus recuerdos de esos días se diluyen en la memoria.

“No me acuerdo si tiré un tiro o qué pasó. Lo único que me acuerdo es que a esa altura estaba quebrado psicológicamente. Cuando nos rendimos tenía un pie encarnado en un borceguí y principios de congelamiento en una de mis manos. Me embarcaron en el buque ARA Bahía Paraíso, que nos llevó al continente. Me hospitalizaron en Campo de Mayo y en los primeros días de julio volví a mi casa”, recordó.

El ex combatiente aseguró que contar todo lo que vivió en Malvinas le llevó muchos años, y que denunciar “estos hechos es una forma de superar un pasado doloroso”.

“Los veteranos de guerra mantuvimos mucho silencio y cada uno procesó lo que vivió como pudo. Recién pude contar lo que me pasó en 2009, y dos años después a mi familia”, subrayó.

Con respecto a Flores, Silvio aseveró que tras ser denunciado, prácticamente se retiró de la vida pública, cerró sus redes sociales y es muy difícil encontrarlo.

“Quiero que brinde explicaciones ante la Justicia por todo lo que me hizo. Esperemos que la CIDH y el Estado nos den esa oportunidad. Si no logramos que esta causa avance, iré yo a buscar a este personaje. No para ejercer violencia sobre él, pero necesito que me diga por qué me hizo lo que me hizo y que también se lo cuente a sus hijos”, advirtió